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No podemos quedar fuera de las elecciones

Carlos Ruiz Villasuso
domingo 04 de noviembre de 2018

Si las encuestas del CIS mienten poco, el panorama tras las próximas elecciones generales es oscuro. Hay una suma de partidos proclives a la desaparición del toreo que, insisto, si las encuestas mienten poco, podrán gobernar este país y, por tanto, quitar y poner. Y yo no tengo ninguna duda de que, en unos años, habrá un proceso creciente de prohibiciones del toreo. No tengo duda porque, como ya escribí hace fechas, una de las primeras reuniones que mantuvo el nuevo Gobierno de Pedro Sánchez fue con el PACMA, quien ha escrito el borrador de la llamada Ley Cero.

Esta es una ley que eliminaría de forma progresiva, caza, pesca, toros, circo… en nombre del llamado bienestar animal. No tengo duda alguna. Y no la tengo porque allí donde el color o colores políticos de quienes gobiernan es similar al que salga de las elecciones, si el CIS dice la verdad, hay una estrategia nada disimulada de impedir la celebración de las corridas de toros.

Y para ello hay muchas formas. No es necesario que escriban textualmente que se “prohíben los toros”. Los torpedos van allí donde el toreo está indefenso. Uno, en parte de ingresos. Otro, en sus conflictos con todas las normativas locales y/o autonómicas en materia de bienestar animal. Desde Valencia me dicen que el Ayuntamiento ha prohibido que los vehículos y zonas públicas de la EMT (Empresa Municipal de Transportes) inserten cualquier tipo de publicidad de corridas de toros o de circo.

El espacio público es allí donde se lanza o se presenta la oferta al público de lo que una marca o un empresario quiere vender. Si las ciudades nos expulsan de esa zona comunicativa ciudadana, habremos perdido, aún más, poder de comunicación. Y perder comunicación es un suicidio lento, pero irremediable. En Valencia, también, me dicen que el Ayuntamiento trata de aprobar una ley de serpiente, un caballo de Troya absolutamente antitaurino, pero sin mencionar la palabra toros. Y no es otra que la que prohíba en la ciudad la presencia de equinos en espectáculos públicos.

No es cuestión de risa. En Madrid la cabalgata de Reyes (y en otras ciudades) ya no saca animales. No hizo falta aprobar nada porque quienes deciden y organizan esas cabalgatas, los que mandan, simplemente le quitaron los camellos a los Reyes Magos y los caballos ni te cuento. Mula y buey, tampoco. Pero, como una plaza de toros está a expensas del contrato de explotación privada, en este caso, sí es necesario hacer norma nueva. En este caso, la que impida la presencia de un caballo de picar en Fallas.

A mí me da miedo la Ley Cero. Me lo da porque ya no se esconde, porque se vocea, se pregona y cuando se haga efectiva, comenzaremos a ser pasado. Pero aún tengo más y, lo siento, no es bueno. Hay un proyecto de ley para modificar la cuestión “cultural” del toreo que, de una parte, reconozca esa cultura, y, al mismo tiempo, se lleve a cabo la negativa a celebrar corridas. La Tauromaquia será reconocida en su cultura un hecho cultural hacia atrás y de forma expositiva.

Es decir, pasaremos a ser ese contenido de expresión cultural para museos y bibliotecas, en donde estarán nuestros Lorca, Picasso y compañía, pero como arte o cultura del pasado. Nos reconocerán que fuimos. Pero no reconocerán que lo seguiremos siendo. Fomentarán el conocimiento de obras de arte de la cultura o expresión artística que tomaron como referencia al toreo, pero no al toreo en sí. Creo que me he explicado bien.

Esta medida, salida de las filas del PSOE, trataría de ser ese con todos y con nadie, argumento para salvar la idea de cultura y la idea de bienestar animal. La acción o actividad dejará de ser cultura, pero podremos ir a un museo a ver un cuadro de toros. Seremos una pieza de museo. Yo creo que, del mismo modo que los radicales animalistas de PACMA (estimación de voto del 1,6%) y los partidos de todas las marcas de Podemos y los de la izquierda van a incluir en campaña y mítines el hecho animal/ecológico, los ganaderos deberían preparar su discurso ecológico y apoyarse en los partidos que, tras consulta, estén dispuestos a dar la cara por la Tauromaquia. Sea el grupo que sea. No podemos quedar fuera de las elecciones.

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