El diestro de Gerena Daniel Luque ha logrado reafirmarse en Francia y cuajar un gran final de temporada en la que los éxitos en Bayona e Illescas con los toros de La Quinta y Pallarés parecen haberle dado ese plus extra de felicidad, ilusión y confianza que le costó encontrar cuando arrancaba su temporada española. Superadas las difíciles pruebas de Vistalegre, Sevilla y Madrid, el sevillano mira ya con optimismo y las ideas muy claras su próxima campaña, en la que anuncia que pisará ferias muy importantes y tiene puesta su confianza en recuperar el lugar que merece en el toreo.
– La madurez y dimensión que ha demostrado este año ¿cree que han sido fruto de los momentos difíciles que vivió en 2017?
– Creo que sí. Aparte del 2017, de un cúmulo de años y de experiencias. Poco a poco vas viviendo y consiguiendo cosas en las plazas que años atrás eran impensables.
– Con el final de temporada tan bueno que ha cuajado ¿están sentadas las bases para volver al circuito de las grandes ferias y recuperar su sitio en el toreo?
– No lo puedo asegurar, aunque sí es cierto que voy a pisar ferias muy importantes el año que viene y en Francia creo que he dejado un cartel bastante bueno. Lo he ido manteniendo todos estos años pero en 2018 he alcanzado un punto más. Creo que va a ser una temporada bonita y, más que los números, lo más importante van a ser las sensaciones y lo que yo sea capaz de dar en la plaza. Que el aficionado vea que uno avanza todos los días y todos los años. Es lo que más me importa porque lo demás se consigue poco a poco.
– ¿Su apoderado Roberto Piles ha supuesto un punto de inflexión en este primer año juntos?
– La relación es bastante buena. Cuando los toreros estamos así lo que necesitamos es una persona que nos dé un poco de moral, de cariño y seguridad en el sentido de que uno tenga un respaldo.
“He tenido la suerte de matar corridas con muy buenas hechuras y entipadas en sitios importantes, que es donde tenían que embestir”
– La temporada arrancó con los grandes retos de Vistalegre, Sevilla y Madrid. Se ganó el respeto en todas las plazas pero los encierros y la espada, en ocasiones, no ayudan. ¿Le perjudicó en el número de contrataciones?
– Me afectaron moralmente bastantes cosas personales, aunque profesionalmente llevaba un invierno espectacular y el resultado en América también había sido bastante bueno. Iba con las miras puestas en todas esas plazas pero algunos problemas que no podía evitar personalmente no es que me quitaran la seguridad, pero sí la moral y el estar feliz. Eso ya queda atrás. Ha sido un año bonito e importante y hay que mirar hacia delante porque ya no hay solución.
– ¿Cómo fue el reencuentro con la Maestranza?
– Aquella tarde con la corrida de Victorino fue muy importante y me sirvió de mucho pero se quedó en blanco por la espada. Me costó trabajo matar al primer toro y lo pinché muy arriba. La tarde tuvo mucho contenido y a ese toro, que tenía muchas complicaciones, le hice cosas importantes. Supe salir esa tarde con la cabeza alta.
– Victorino, Miura, Fuente Ymbro, La Quinta… ¿siente que con ese tipo de hierros hay que demostrar el doble?
– No es fácil y los compañeros que matan ese tipo de corridas tienen mucho mérito. Hay que saber valorar lo que se le hace a este tipo de toro. Yo he tenido la suerte, dentro de lo que cabe, de matar corridas con muy buenas hechuras y entipadas en sitios importantes, donde tenían que embestir.
– Bayona se ha convertido en todo un revulsivo en su temporada. ¿Qué sensaciones le dejó el gran toro de La Quinta?
– Con el toro de La Quinta viví cosas que hacía tiempo que no vivía. Sobre todo, ver emocionarse a gente que siente el toreo. El toro fue excepcional. Es una ganadería que me costó en un principio y no terminaba de acoplarme, pero este año he disfrutado tanto con lo de la Quinta como con lo de Pallarés. Creo que han sido las estrellas de esta temporada. Lo de Pallarés en Illescas también fue excepcional y no me gustaría perderlo de vista porque me gustó mucho y es una ganadería que me tiene ilusionado.
– ¿Qué otras tardes le han hecho recuperar la ilusión?
– Me sirvió mucho la tarde de Cuéllar, en la que le corté un rabo a un toro de Lagunajanda, porque me la cantaron mucho y a partir de ahí todo fueron triunfos y, sobre todo, sensaciones muy buenas. La gente espera que me embista un toro y tenga esa suerte en un sitio importante porque quiero demostrar lo que llevo dentro, que es mucho. Ojalá pueda expresarme pronto.
– ¿Por qué un torero como usted no ocupa el lugar que merece tras once años de alternativa? ¿Qué parte de culpa han tenido los despachos y que parte el propio torero?
– En el toro no culpo a nadie, al único que culpo es a mí. A lo mejor la vida te pone estos baches para llegar arriba y hay que pasarlos. Nunca acabas de aprender, de sufrir y de disfrutar. Lo más bonito es cuando uno tiene todavía muchas cosas que decir.
– ¿Volverá a apostar fuerte el próximo año?
– Apostaré fuerte por los sitios donde me llamen, sin salirme nunca de mi línea y siempre que se respeten las condiciones de un torero en mi situación. Aunque mate corridas de las denominadas duras, que yo no veo así porque son ganaderías con mucha categoría y mucho nombre que siempre han matado las figuras del toreo.
Un cariño especial por los victorinos
Dentro de las corridas duras, Daniel Luque no oculta el especial afecto que siente por el hierro de Victorino, con el que ha protagonizado éxitos destacados y ha vuelto a anunciarse este año en Vistalegre y en su vuelta a Sevilla. “Lo más importante -dice el diestro de Gerena- es que te guste la ganadería y tanto a Victorino como a su ganadería les tengo bastante cariño. Siempre me han tratado muy bien en su casa. Es muy buen ganadero y muy buen aficionado, me gusta mucho hablar de toros con él y pedirle bastantes consejos. Estamos muy en contacto por teléfono y le pregunto siempre cuando lidia. Me gusta mucho la embestida de ese toro y eso se nota cuando uno sale a la plaza. El año pasado fue redondo en las plazas en que me anuncié con ella y salí a hombros en todas ellas. Estoy muy contento”.
Fotos: ARJONA
