El diestro sevillano Pepe Moral ya tiene la mente puesta en la temporada de 2019 tras una brillante campaña -la más extensa de su trayectoria- en la que sus triunfos en la Maestranza, la emocionante faena al toro Chaparrito de Adolfo Martín en Las Ventas y su confirmación y cornada en la Feria de la Vendimia de Nimes marcaron la diferencia. No vuelve la cara a las corridas duras, y aunque su toreo, su sentimiento y su natural eterno no siempre encuentran en ellas el cauce idóneo para poder expresarse, promete seguir luchando por lo que quiere.
-Ha rematado la que es la temporada más completa de su trayectoria. ¿Siente que ya ha llegado la recompensa a tantos esfuerzos?
-Ha sido la temporada más extensa de todos estos años, con triunfos importantes en plazas de primera. He dado un paso adelante en mi carrera, las empresas han contado conmigo y todo el esfuerzo de años atrás se ha visto reflejado en las corridas y en la plaza.
-2018 ha sido un año de mucho movimiento en el escalafón, con toreros nuevos que piden el relevo y otros, como usted, con el reconocimiento después de años de lucha. ¿Se cumple eso de que el toro y el tiempo ponen a cada uno en su sitio?
-Totalmente. Y de hecho, a otros compañeros en mi misma situación se les han abierto puertas este año.
-Para abrir boca, inicia temporada el Domingo de Ramos con la corrida de Victorino en Las Ventas, donde también lidió en San Isidro las de Miura y Adolfo Martín. En su caso, ¿la espada fue peor enemigo que sus toros?
-Sí. Tuve una racha mala con la espada y pinché algunos toros importantes pero, afortunadamente, he acabado la temporada matándolos bien y espero seguir así.
-¿Qué sintió con Chaparrito, el toro de Adolfo Martín, en su última comparecencia en Las Ventas?
-Fue una de las tardes más importantes de mi vida. Ya con el capote vi que estaba embistiendo bien y cuando cogí la muleta y le pegué la primera tanda fue algo único ver cómo la gente rompió y escuchar el olé de Madrid con la plaza llena. Es lo que todo torero sueña y yo pude sentirlo y vivirlo. Quedará en la retina de todo el que estuvo en la plaza y en mi memoria.
-Es uno de los triunfadores de Sevilla. ¿Cómo le van a repercutir esas tres orejas?
-Sevilla es una gran plaza para mí y todos los años he puntuado en ella. Espero estar en las ferias y volver a mi plaza para seguir demostrando lo que más me gusta, que es torear.
-El final de temporada está marcado por la grave cornada que sufre en Nimes. Lo que prometía ser una tarde histórica, con triple confirmación, acabó siendo una tarde épica…
-Creo que ha sido una de las mejores tardes de este año porque fue muy emotiva. Hubo toreo por parte de los tres, hubo bravura y hubo sangre. Aunque la tendré marcada en mi cuerpo, la recordaré siempre porque me hizo feliz, pude vivirla y disfrutar del toreo.
“Ha sido mi temporada más extensa, con triunfos importantes en plazas de primera. He dado un paso adelante en mi carrera”
-¿Por qué tomó la decisión de encerrarse con cuatro toros de Partido de Resina en Villacarrillo un día antes de su confirmación en Nimes?
-Me quedé al cargo de la corrida. Estaba anunciado con Fortes pero se quitó el día antes y los compañeros que podían haber toreado no lo hicieron. Tanto el Ayuntamiento como el empresario confiaron en mí y yo me veía capaz de hacerlo. Fue una tarde dura pero la responsabilidad de un torero es tirar para adelante.
-Los toros de Benítez Cubero y Pedraza de Yeltes le dejaron también un gusto amargo en la corrida concurso de Zaragoza.
-Esperaba mucho más de esos dos toros porque antes había toreado una corrida de Benítez Cubero que embistió muchísimo. El primer toro fue noblón y se dejó pero no terminó de romper ni de tener profundidad. Confiaba mucho en la ganadería de Pedraza pero el toro no me dio opciones. Intenté hacer todo lo que sé y tengo en mi mano.
-¿El “Natural Eterno” siempre es posible con el tipo de corridas que mata?
-Siempre no. El Natural Eterno surgió de la mano de unos aficionados que me siguen y para mí es un orgullo, pero también una responsabilidad porque van a verlo. Es difícil hacer el toreo que todo el mundo quiere ver al tipo de toro que mato, aunque este año he conseguido torear muchas tardes como yo lo siento.
-En Illescas descubrió una placa en honor a Jarretero, de Victorino Martín. ¿Sigue presente aquel indulto?
-Jarretero es el toro que más me ha dado en mi carrera y el que ha marcado un antes y un después en mi vida. Descubrir la placa y saber que va a estar ahí para toda la vida me llena de orgullo porque he sido partícipe de ello.
-Otra fecha histórica este año es la del regreso de los miuras a Albacete, donde fue el triunfador de la corrida…
-Aparte de las orejas que corté a una ganadería que no es fácil, aquel día fue muy completo por lo que pude hacerle a los toros y lo que pude sentir con capote y muleta.
-Francia, España, Portugal, Perú… ¿Qué queda por delante?
-No tengo nada hecho en América y tras este último compromiso, que ha sido el de mi boda, comenzaré a preparar la temporada. Toca pensar en ella, trabajar y luchar por lo que quiero. Intentaré estar en las plazas importantes y si me toca lidiar con las corridas duras, tiraré para adelante. Nunca he dicho que no a nada y estaré siempre que se me respete como torero y como persona.
En un momento dulce
Pepe Moral pasa por un momento dulce, no sólo en lo profesional sino también en lo personal. El pasado 27 de octubre hacía el paseíllo más importante de su vida, en la Capilla Real de Nuestra Señora de los Reyes de la Catedral de Sevilla, para casarse con la empresaria iliturgitana María José Ballesteros. Una felicidad y una estabilidad que trasciende e influye en el mayor brillo del torero. Así lo afirma el diestro sevillano al asegurar que “el vestido de torear es transparente y cuando eres feliz, estás bien psicológicamente y a gusto con tu gente, se nota cuando toreas. Estoy pasando por una etapa de mi vida muy bonita e importante. En la plaza se refleja mucho y gracias a todo ello estoy feliz y contento”.
Fotos: ARJONA
