Juan del Álamo se destapó en 2017 abriendo la puerta grande de Madrid tras cortar dos orejas -que bien podrían haber sido tres- y rubricando, por fin, lo que tantas veces había apuntado en sus actuaciones anteriores. El triunfo venteño le abrió las puertas de las ferias en 2017, y en 2018 ha sumado un total de 28 paseíllos, cifra nada desdeñable tal y como está el panorama. Hablamos con el torero salmantino para analizar lo que ha sido su temporada.
– Recién finalizada la temporada llega el momento de hacer balance artístico y profesional de lo que ha sido el 2018 para un torero como Juan del Álamo. ¿Qué nos puede decir de ella?
– Ha sido una temporada importante en la que he estado a gran nivel en todas las ferias en las que he hecho el paseíllo. He toreado 28 corridas de toros y he ido a plazas de relevancia, de primera categoría como son Madrid, Pamplona, Arles, Dax… Creo que ha sido una temporada positiva, y sobre todo dando una gran dimensión en el concepto en el que baso mi tauromaquia, en el que creo que ha habido un claro crecimiento artístico.
– ¿Ese avance artístico al que se refiere lo ha logrado en algún aspecto en concreto?
– Los años me están dando ese poso, esa madurez, y concretamente esta temporada he dado más sentido a cada capotazo, a cada muletazo. Es una forma de torear más firme y más compacta, y sobre todo con una personalidad propia en todo lo que ha sido la temporada 2018.
– Su paso triunfal por Las Ventas del año pasado, con aquella salida por la puerta grande, no pudo refrendarlo esta temporada.
– La verdad es que no hubo suerte en Madrid. En cualquier caso, todos sabemos lo difícil que es triunfar en Madrid. No hacerlo es lo normal. Conseguir un día como el que yo viví el año pasado es un sueño para todo torero, pero eso pasa muy pocas veces en la vida. Aquella fue una tarde que no olvidaré porque fue muy completa, mostré mi dimensión como torero y toreé como yo soy y siento el toreo.
– ¿Cree que se podría o debería haber sacado más rendimiento a aquel triunfo?
– El triunfo del año pasado en Madrid tuvo su importancia y un eco especial, en lo personal y en lo profesional también. Estar en muchas de las plazas de primera, y entrar en algunos carteles estelares, sobre todo el año pasado, fue el pago por aquella salida a hombros de Madrid, que fue la culminación de un proceso que llevaba tiempo fraguándose. Y este año también he entrado en ferias muy importantes. Por supuesto que otro triunfo grande en Madrid habría ayudado a mantener una regularidad y quizás a haber entrado en carteles más rematados, pero estoy satisfecho. Esta temporada he toreado más, y toreando con continuidad es como se puede avanzar.
– ¿Se ha llevado muchos triunfos la espada?
– Sí, algunos. La temporada ha estado marcada, en lo negativo, por el mal uso de la espada en tardes muy importantes. Pero creo que la profesión que he elegido es una carrera de fondo, y todo suma para aprender de cara al futuro.
– ¿En qué tarde se ha podido ver al mejor Juan del Álamo?
– Ha habido tardes importantes en las que, como he apuntado antes, no maté a los toros, pero si tuviera que destacar una tarde quizá sería la de Salamanca. Fue una tarde muy emotiva en la que mostré el tipo de torero que soy… Puse de manifiesto ese arrojo, esa raza y esas ganas de ocupar un puesto de figura del toreo, como lo son Morante y Manzanares, con quienes compartí cartel. Di una dimensión de torero capaz y a tener en cuenta en las ferias importantes.
– ¿Hay alguna tarde o alguna plaza en la que se haya quedado con un regusto menos dulce?
– Alguna hay. Sobre todo mis actuaciones en Francia, un país que ha sido -y espero que siga siendo- muy importante en mi carrera. Ha sido una pena no haber podido rematar con la espada esos triunfos que sí he logrado otros años y que son necesarios para seguir sonando y dando que hablar. Me duelen especialmente las tardes de Arles y Dax; sobre todo Dax, porque estuve importante con una corrida de Ana Romero, y me fastidió pinchar. Solo puedo decir que lo sentí enormemente, porque me identifico mucho con Francia y su afición.
– Sin embargo, donde previsiblemente volverá en 2019 es a Pamplona, coso en el que consiguió arrancar una oreja a un toro de Cebada Gago.
– Así es. Pamplona tiene la magnífica costumbre de repetir a quienes triunfan en su ruedo. La de este año fue una actuación comprometida en una feria de máxima categoría, con un toro muy serio, exigente para el torero, y mostré la imagen y la dimensión de torero capaz dentro de mi personalidad. Espero volver el año que viene y muchos años más.
– ¿Tiene pensado hacer temporada americana?
– En principio no tengo nada en América. Ahora viene un tiempo para descansar, entrenar y, sobre todo, para preparar la temporada española del año que viene. Disfruto entrenando.
Aire sur l’Adour, un día especial
El 17 de junio de 2017 Juan del Álamo hizo el paseíllo en Aire Sur l’Adour junto a Thomas Dufau e Iván Fandiño, en lo que sería la última tarde del torero vasco. Por ese motivo, si hablamos de una tarde emotiva en la temporada de Juan del Álamo, hay que acordarse del coso galo, en el que volvió a actuar este año. “Por emotividad la tarde más especial del año, sin duda, fue la de Aire Sur l’Adour, por supuesto. Fue una tarde dura, difícil -asegura el diestro salmantino-, que nadie crea otra cosa. A la mente vinieron imágenes que no me hubiera gustado tener que recordar. Pero somos toreros y debíamos entregarnos, honrar nuestra profesión y, sobre todo, a Iván Fandiño en el ruedo que le vio caer. Y lo hice con lo que llevo dentro, con el máximo sentimiento y la máxima entrega, aunque no pudo haber triunfo porque la corrida no colaboró”.
Fotos: BMF/ANDRÉ VIARD
