Es su segunda temporada completa como matador de toros y Luis David ya ha cogido la directa. De las 23 corridas que este año le sitúan en el puesto número 20 del escalafón, tiene muchas cosas que contar: 27 orejas, un rabo, una cornada, tres tardes en La Monumental madrileña… Una temporada llena de sorpresas, sin duda. Pero no se va a conformar con eso. La carrera por situarse en los primeros puestos de la clasificación empieza ahora. Terminada la temporada europea, toca ponerse manos a la obra en América. Si el ritmo continúa como hasta ahora, la historia de 2019 puede deparar grandes momentos.
-En términos numéricos, esta temporada se han duplicado las cifras respecto al año anterior.
-Sí, así es. Este año, como bien dices, hemos contado con un inicio de temporada mejor y se han multiplicado los festejos. Y también procuramos todos los años que los trofeos vayan acorde con las corridas.
-¿Ha sido la temporada como esperaba?
-Sí. Siempre te llevas sorpresas. A lo mejor sueñas con que te salga todo redondo y sin embargo no responden los toros, pero este año he tenido tardes muy importantes y en las plazas de máxima importancia he podido triunfar.
-¿Hay algo que le haya faltado por hacer?
-Siempre me quedan espinitas clavadas en cuanto a plazas en las que me hubiera gustado torear. Pero aspiro a estar algún día en aquellas con las que sueño.
-¿Como cuál?
-Te puedo decir una, que es Sevilla. Por sí sola se caracteriza y no le voy a poner yo adjetivos calificativos. Por el simple hecho de no haber toreado nunca en Sevilla me hace mucha ilusión.
-Hace unos meses hablábamos con usted en estas páginas en vistas a su debut en Bilbao como matador de toros. ¿Cómo recuerda ese día?
-Fue un debut muy bonito. A lo mejor es una de las plazas que resaltaría: Madrid y Bilbao. Fue algo espléndido, algo que intentas soñar y planificar, pero que sabes que nunca va a salir así. En este caso me llevé una gran sorpresa porque logré hacer una faena a un toro muy importante. Me sentí pleno y el resultado fue una oreja. Me llevo la sensación que tuve en la plaza. Obviamente la oreja también me sirvió mucho.
“En la corrida de Istres, con las tres orejas que corté y la cornada, se pudieron ver las dos caras de la Tauromaquia”
-¿Qué impacto tuvo?
-Te repercute dándote mucha moral, mucha confianza en ti mismo. En ese momento las ferias ya están cerradas y repercute poco en ese aspecto, pero en el tema personal incide mucho.
-La de Istres entiendo que fue una tarde con muchos picos: por un lado las tres orejas y por otro lado la cornada.
-En este caso se pudieron ver las dos caras de la tauromaquia. En general, fue una tarde muy bonita y con un buen cartel.
-Estoy pensando también en las dos orejas de Las Navas del Marqués, las cuatro y el rabo de Cantalejo o las dos orejas de Las Rozas.
-Resaltaría Cantalejo. El toro del rabo me transmitió mucho. Me estaba encontrando con un toro difícil de torear pero con el que podía realizar una gran faena. El momento delante de él fue muy bueno y pude cortarle el rabo con mucha felicidad. También puedo decir que fue mi primer rabo como matador de toros. Una de las mejores tardes de mi temporada en Europa fue la de Las Rozas, en la que pude cuajar un toro y cortarle las orejas.
-¿Cómo afronta ahora la temporada en América?
-Ahora he tenido tardes muy bonitas, como la de Aguascalientes y la de La México, en las que desafortunadamente por el mal uso de los aceros me quedé sin trofeo, pero han sido tardes en las que me he encontrado profundamente en mi toreo; en Aguascalientes pudo haber sido una tarde de mucha satisfacción y en La México no es fácil estar en ese tipo de carteles ni en el gusto de la afición, por lo que me sentí un privilegiado por haber estado en ese cartel, por pillarle el gusto de la afición y arrancarle los olés que se pueden arrancar en La México.
-¿Qué impresiona más: torear en Las Ventas o torear en La México?
-A mí, sinceramente, me causó más impresión torear en La México. Siempre lo grande, a esa magnitud, te va a marcar mucho. Fue en un cartel muy rematado y lo vi además casi lleno, por lo que me impresionó todavía más. Las Ventas, sin embargo, fue diferente. Es una plaza en la que tienes que estar también de novillero para abrirte tus puertas.
-¿Ha logrado transmitir su toreo como le gustaría?
-Me gustaría decirte que en la mayoría de las tardes se puede conseguir lo que uno busca, pero el toreo es así: es difícil plasmar lo que tienes planeado para una tarde. Siempre nos lo buscamos: al toro que salga por chiqueros, hay que ir a hacerle lo que quiere y lo que necesita para poder hacer una faena y poder cortarle las orejas.
-¿Qué tiene en mente para la temporada que viene?
-Es un poco pronto decir lo que hay para el próximo año porque estoy a medias en la temporada y lo que queda es concluirla, así que primero será lo de aquí y luego lo de allí. Pero lo que te puedo ofrecer y lo que está en mí es demostrar cada día lo que quiero ser y el momento en el que estoy.
Madrid, destino estrella
Este año, la de la capital española ha sido una cita para recordar. Y no será difícil, pues ha viajado a Madrid hasta en cuatro ocasiones. Tres de ellas, en Las Ventas: “Fueron dos en San Isidro y una en Otoño -explica-. Ha sido un año muy bonito en el que me gustaría resaltar eso, estar en Las Ventas, que es un sueño hecho realidad. Para muchos toreros llegar a Las Ventas es un gran objetivo, pero para mí fue como sentirme en lo más pleno”.
En la Corrida de las Seis Naciones el resultado se saldó con la vuelta al ruedo, pero fue en la del 17 de mayo, con toros de Juan Pedro Domecq, en la que se pudo ver la plenitud de Luis David: “En la primera tarde de Las Ventas, en la Feria de San Isidro, pude cortar una oreja a un toro y en la segunda hubo petición. Hubo un triunfo muy importante en Madrid”, concluye.
Fotos: JAVIER ARROYO
