Tras una temporada 2017 que supuso el cénit en su carrera como matador, la de 2018 se esperaba como la de su consagración definitiva. Con ese compromiso y esa determinación la preparó el torero dinástico durante el invierno. Sin embargo, las lesiones óseas, primero en los escafoides y después en las costillas, lo impidieron al cien por cien. Aun así a Cayetano le dio tiempo de reivindicar de nuevo su momento de madurez en plazas de tanta responsabilidad como Las Ventas o Pamplona y deja en lo más alto la expectación por volverle a ver en 2019 en feudos donde dio un golpe fuerte hace apenas un año.
– Inoportunas lesiones le hicieron arrancar tarde y le frenaron en seco justo cuando la temporada se caldea haciendo que el número de festejos en los que hizo el paseíllo fuese bastante menor del que tenía en mente
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