TEMPORADA GRANDE

Puerta grande para un inspirado Antonio Ferrera en La México

Sentida faena del extremeño frente a Abuelo, un toro de Santa Bárbara al que le cortó las dos orejas y que fue premiado con el arrastre lento; Jerónimo y Juan Pablo Sánchez, que completaban el cartel, de vacío
Redacción APLAUSOS
domingo 09 de diciembre de 2018

Fotos: TADEO ALCINA

La faena de Antonio Ferrera al primero de la tarde fue pura delicia y rica en detalles toreros. Aunque justo de raza, el extremeño supo cuidar al toro, consentirlo y romperlo adelante, por lo que acabó embistiendo con calidad a la muleta del extremeño. Faena a más de un Ferrera inspirado y ensimismado, cuyos mejores momentos llegaron al final. Más acoplado el toreo al natural, sentido. Dejó la ayuda para torear sobre la diestra, muy relajado. Todo cuanto hizo tuvo torería, las salidas y entradas de la cara, la manera de caminarle… Mató de una estocada algo desprendida, por lo que se le esfumó el premio.

Inspirado se vio a Ferrera en el saludo al cuarto, verónicas sueltas pero con cadencia y temple, y un quite de tres chicuelinas y una arrebujada y preciosa media para quitar al toro del caballo derribado. Brindó al público en los medios y allí abrió una faena que siguió por el mismo camino de la inspiración, el sentimiento y el temple. El extremeño se abandonó toreando, unas veces con la ayuda, otras sin ella, pero siempre con el denominador común de la despaciosidad. Se rompió toreando en una labor abundante ante un toro fundamentalmente noble. Brotó el sentimiento de Ferrera, que remató de una estocada que coronó una actuación premiada con las dos orejas.

El segundo, un precioso berrendo, le tocó en suerte a Jerónimo, que no anduvo confiado ni seguro en ningún momento frente a un animal que no humilló nunca y que además no acabó de ir metido en la muleta. El espada azteca, desafortunado, no lo vio claro ni con la muleta ni con la espada, con la que anduvo mal. El quinto tuvo tanta calidad como falta de transmisión. Embistió muy a la mexicana a la muleta de un Jerónimo que, con su personal tauromaquia, lo llevó reunido, rota la figura, con una estética muy barroca. Pero la faena tuvo la frialdad que transmitió el toro. Mató de una buena estocada que hizo rodar al toro sin puntilla.

El tercero de la tarde fue destapando poco a poco sus virtudes, que comenzó a cantar en el capote aunque sin llegar a romper. Juan Pablo Sánchez captó pronto esa manera de tomar los engaños por abajo y los primeros compases de la muleta surgieron templados y muy largos. Le bajó la mano el diestro, que condujo la embestida con suavidad, aprovechando los buenos finales de un toro que no mantuvo ese buen nivel y acabó desentendido. No manejó bien los aceros, perdiendo un posible premio. No tuvo nada que hacer frente al que cerró plaza, un castaño cornipaso muy escaso de todo.

México D.F. (México), domingo 9 de diciembre de 2018. Temporada Grande. Seis toros de Santa Bárbara, bien aunque desigualmente presentados, nobles pero de escasa raza en general; el cuarto, con calidad, de nombre Abuelo, premiado con el arrastre lento. Antonio Ferrera, vuelta al ruedo y dos orejas y dos vueltas al ruedo; Jerónimo, pitos tras aviso y palmas; y Juan Pablo Sánchez, silencio y palmas. Entrada: Menos de un cuarto. Los tres toreros saludaron tras el paseíllo. Se desmonteró frente al 3º, Alejandro Prado.

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