Con un puesto alto en el escalafón como el suyo más de uno hubiera entrado, por lo menos, en alguna plaza de primera o segunda categoría en España. Sin embargo, no ha sido ese el caso de Ana Rita. Los números hablan por sí solos, pero al parecer no son argumento suficiente para que le abran las puertas de los grandes escenarios. Entra en un circuito cada vez más difícil en el que, para sobrevivir, hay que abrirse paso casi a codazos. “En las grandes plazas deberían dejar sitio a los nuevos rejoneadores”, denuncia la portuguesa. En su lucha, en la que para ella no hay enemigos, la impotencia es la mayor rival. Pero es solo una batalla tras la que encontrará, seguro, el sitio que merece.
– “He vuelto a demostrar que quiero dar el salto. A ver si en 2019 puedo entrar en ferias importantes”
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