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Feliz año, pero no a todos

Carlos Ruiz Villasuso
sábado 05 de enero de 2019

Ser un tonto no es peyorativo. En la España sana, la España tolerante y menos idiota que la de ahora, se hacía un humor inteligente en el que el vasco salía de sobrado, el maño de tozudo, el andaluz de poco dado a currar, chulapo el madrileño, pesimista el gallego, el catalán un tacaño… Y, que yo sepa, ninguna comunidad o región se alzaba en armas reivindicativas, acusando al resto de sectarismo o discriminación por razón de geografía naciente. Era humor. España ha tenido dos grandes virtudes, una, enterrar bien a sus muertos, blanqueando a un cabrón para hacerlo buena gente si hace falta. Y, otra, saber reírse de uno mismo.

Como no soy ni voy a ser ni quiero ser políticamente correcto, a los idiotas y a la demagogia les deseo el año más cabrón de la historia. Al resto, la inmensa mayoría que sabía reírse de uno mismo sin provocar una trinchera, feliz año

Porque no se trataba de reírse de, sino entre. Entre nosotros, porque todos éramos uno. No hacía falta que la política nos dijera quién es cada cual de una zona, éramos españoles con nuestras cosas diferentes y una risa común. Era humor de la gente inteligente y tolerante, cosa que va a desaparecer. Hacer hoy un chiste en Madrid de un catalán es susceptible de sectarismo y frentismo. No es políticamente correcto. Mejor que no se cuente el chiste, ni ese, ni otro que desde Madrid trate de gallegos o de andaluces. Además, todos tenemos al tonto oficial, que es el de Lepe. No sé la razón histórica, pero así como todo pueblo ha de tener su tonto, un país ha de tener un tonto para su chiste, y este es de Lepe. Era.

Lo era hasta que Joaquín Moeckel, abogado de neurona, se metió por medio cuando el Ayuntamiento de una ciudad importante, Palma de Mallorca, desnudó su verdad: que son muy tontos. No tontos. Muy tontos. Miren: para tratar de joder a la Tauromaquia y a la Infanta Elena (que llevó a los toros a su hija, entonces menor de edad) denunciaron a la empresa por haber dejado entrar a menores a los toros. Y en la denuncia, además de confundir de forma grotesca la vía penal con la administrativa, mandan a la empresa de toros el escrito correspondiente, en lengua catalana. Advierte el letrado al Ayuntamiento que eso no es de ley, y éste la vuelve a mandar traducida al castellano o español.

Recibido el texto traducido, llega al despacho de Moeckel un texto califragilístico repleto de faltas de ortografía, con palabas entre catalanizadas y españolizadas entre el cero y el muy deficiente en un examen de párvulos. El abogado, paciente y listo, se lo hace saber al Ayuntamiento: oiga, mire usted, que esto está regular. Y el Ayuntamiento le manda un escrito en donde reconoce que sí, que hay innumerables faltas y mal uso del castellano, pero que es fruto de la aplicación que usan para traducir los textos desde el catalán. Y prometen mandarla correctamente.

No es un chiste de Lepe. Es una realidad. Un Ayuntamiento de una ciudad española relevante desconoce el idioma español y ha de traducirlo desde una aplicación. Una administración española traduciendo a su idioma oficial desde una aplicación web. Esto es España hoy, señores, un chiste. Pero un chiste caro. ¿Cuánto dinero cuesta mantener todo este conflicto y retraso y demoras en las idas y vueltas? ¿Cuánto dinero deja de ingresar esta administración por esta gilipollez? ¿Cómo es posible que en España se permita esta actitud entre cubanocastrista y de república bananera?

Palma se lleva ya la palma del tonto y sustituye a Lepe. Porque hay que ser tontos e indecentes. Pero lo peor es que eso pase inadvertido. Menos a la visión de ese monstruo que es Moeckel, que tantas ampollas levanta dentro de lo taurino, pero que, de lejos y gratis et amore, aporta al toreo el cerebro que otros no tienen. Este caso es un caso de portada de diario. Una situación grotesca, rocambolesca, histriónica, pero, sobre todo, ejemplo de la degradación de un país en donde ha llegado al poder gente tan irresponsable.

Mal formada, deformada, inculta, grosera, sectaria, gilipollas, imbécil, palurda, cateta, soez, sucia, fea, absurda, demagógica, acémila, asnal, imbécil, tonta, subnormal, anormal, boba, mema, deficiente, retrasada, estúpida, simple, cretina, atontada, babieca, besuga, mastuerza, mentecata, mostrenca, necia, pasmada, sandia, simple, ignorante, torpe, zopenca, majadera, engreída, presuntuosa, petulante, fantasma y más. Ellos y ellas. Y salvo a estos ellos y ellas, feliz año para el resto. Para la inmensa mayoría que sabía reírse de uno mismo sin provocar una trinchera. Como no soy ni voy a ser ni quiero ser políticamente correcto, a los idiotas y a la demagogia les deseo el año más cabrón de la historia.

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