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García LorcaGarcía Lorca

Un ruego a Simón Casas

Carlos Ruiz Villasuso
domingo 13 de enero de 2019

Se van a cumplir cien años de la llegada de Federico García Lorca a Madrid, uno de los sucesos más transcendentales para la vida del genio y, por tanto, uno de los más transcendentes para el desarrollo e impulso del arte creativo en España y en el mundo. Porque Federico, además de ser artista por sí y para sí, forma parte de los escasos talentos que han intervenido e intervienen aún en las entrañas del desarrollo del arte y la creatividad. Su relevancia ha sido tan grande que no se concibe el arte moderno sin su influencia. La Comunidad de Madrid ha tenido el acierto de declarar 2019 como “El año de Lorca”. Pero es mentira.

El arte administrativo y sus gestores administrativos conocen del arte aquello de fácil transcripción y comestibilidad de cara a la práctica más común de todo político y administración: lo culturalmente correcto. Y eso se traduce, en el PP en Madrid y en “El año de Lorca” en un más de lo mismo cuyo mensaje es: “Nosotros también somos progres”. Nosotros también chanelamos sobre Lorca, sobre poesía, teatro, literatura, libertad, talento. Uno de Podemos o uno del PSOE habría hecho lo mismo con “El año de Lorca”. Por dos razones. Una, porque el nivel cultural de los administradores del arte es del nivel del llanto. En todos los partidos. Dos, porque se usa el arte para lo políticamente correcto. No se muestra o fomenta el arte y la cultura sino su uso más obsceno.

Ahora que a Pablo Casado le han dicho al oído que existe una cosa que da votos que se llama Tauromaquia, se lanza (y gracias, señor) a por el voto. Firmo este Quid pro quo. Pero lo firmo si sus huestes en Madrid, hablando de Lorca, hablan del Lorca genuino, completo, hablan sin sectarismos, sin particiones ni tópicos, sin un más de lo mismo. Lorca es el duende. Lo dijo Lorca, no yo. Y el duende, señores del PP de “Madrid, año de Lorca 2019”, es ciento por ciento esencia, asiduo, interior, causa y efecto de la creación artística de este genio. Y el duende, señor Casado y señores del PP de Madrid, es toreo. Lo dijo él, no yo. Lo dijo en el texto más breve pero uno de los más influyentes para el desarrollo internacional de las artes: “Teoría del juego y el duende”, texto que debería saberse de memoria cada español que hable de Lorca.

El toreo, duende y esencia misma de Lorca, no estará presente en los actos de Madrid, año de Lorca. De nuevo al genio lo mal usan, lo mal muestran y lo exponen troceado, partido, manoseado y sin que el ciudadano español sepa, de una vez por todas, que la Tauromaquia es a Lorca como el duende al arte

Lorca afirmó que la sensibilidad evolutiva de la creación del arte es el duende. El duende, en superioridad sensible e intelectual a la “musa”, a la llamada “inspiración” u otras vainas que sucedáneamente eran la base de las “artes” de otros lugares, no la de España. Y el duende “en los toros adquiere sus acentos más impresionantes, porque tiene que luchar, por un lado, con la muerte, que puede destruirlo, y por otro lado, con la geometría, con la medida, base fundamental de la Fiesta”.

“Lagartijo con su duende romano, Joselito con su duende judío, Belmonte con su duende barroco y Cagancho con su duende gitano, enseñan, desde el crepúsculo del anillo, a poetas, pintores y músicos, cuatro grandes caminos de la tradición española. España es el único país donde la muerte es el espectáculo nacional, donde la muerte toca largos clarines a la llegada de las primaveras, y su arte está siempre regido por un duende agudo que le ha dado su diferencia y su calidad de invención”.

Pero el toreo, su duende y esencia misma de Lorca, sus huesos y sus venas, no estarán presentes en los actos de Madrid, año de Lorca. De nuevo al genio lo mal usan, lo mal muestran y lo exponen troceado, partido, manoseado y sin que el ciudadano español sepa, de una vez por todas, que la Tauromaquia es a Lorca como el duende al arte. Otra vez excluyen de forma sectaria, esta vez los “supuestamente nuestros”, al toreo, al duende histórico artístico de Gallito y Belmonte. Raza de cobardes, secuestradores de arte. Especuladores de la creatividad. El toreo no es políticamente correcto en “Madrid, año de Lorca”. Papanatas. Bobos. Pusilánimes. Incultos.

Ruego a Simón Casas, francés y español, empresario de Las Ventas, que Lorca sea Las Ventas y Las Ventas sea Lorca en 2019. Le ruego que intente que el ciudadano español, icono de falso relativo de tolerancia sexual e ideológica, sea mostrado como tal. Pero afirmando a toda potencia de voz que su sensibilidad solo fue posible por el don que le fue concedido del duende. Y el duende está donde está. El arte superior de los seres superiores de sensibilidad superior a todas las artes. El toreo.

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