Desde el Arenal

Toros y política

Carlos Crivell
domingo 27 de enero de 2019

En una columna anterior a las elecciones andaluzas mostraba mi preocupación por que los socialistas ganaran en las urnas y mantuvieran el poder con el apoyo de Izquierda Unida y Podemos, lo que supondría una amenaza muy seria para el mundo de los toros. Por fortuna, aunque ganaron los de la rosa y el puño, no pudieron sumar mayoría con esos grupos que de forma descarada quieren suprimir la Fiesta torera en España. La sorpresa es que los partidos de las derechas sí sumaron para alcanzar el poder. El vuelco en Andalucía ha sido brutal. Los socialistas han sido expulsados de los órganos de mando. Su tibieza ha tenido un castigo muy duro.

En cuestiones taurinas la situación ha cambiado de forma drástica. Ninguno de los tres partidos que han sumado tienen intención de atacar a la Fiesta; más bien todo lo contrario. Es más, en el pacto firmado por los populares con VOX se incluye un apartado en el que se prometen leyes de defensa de la tauromaquia. Nos hemos quitado un peso de encima. La amenaza de cercenar y desamparar a todo lo relacionado con los toros era más que real.

Sin embargo, una vez superado ese problema, no es oportuno ese apartado del acuerdo del partido de Abascal con el PP. El toreo está protegido por Ley a nivel nacional. Desde noviembre de 2013 la Ley obliga al Estado a proteger y promocionarlo. Otra cosa es que luego nos encontremos con guantazos al negar una Medalla de Oro de las Bellas Artes o al dedicarle una cifra ridícula en los presupuestos.

Pero hay otro aspecto que quiero resaltar. La política debe apartarse de la Fiesta. El toreo no tiene bandos. Se supone de forma absurda que el aficionado taurino es conservador, y, por tanto, de derechas. Eso no es verdad. Y todo este movimiento surgido tras las elecciones con algún partido político captando votos del toreo, así como las opiniones de algunos lidiadores, lo único que consigue es mantener esa falsa creencia de que si eres taurino no eres progresista. Hay que dudar de la atención que le prestan a la Fiesta algunos políticos. Es el mejor camino para liberarla de ataduras y de falsas adscripciones que no responden a la realidad. Me temo que algunos grupos políticos utilizan al toreo como simple reclamo electoral. Y eso no me gusta.

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