La Pincelada del Director

A tomar viento el invierno

Desde ya, la temporada comienza a oler a pan nuevo como cantasen Lole y Manuel. La proliferación de nombres emergentes en Fallas es como injertarle vida al toreo. Todos los años se hace necesario un chute de novedades, cuantas más mejor y que germinen las que tengan/puedan germinar
José Luis Benlloch
martes 29 de enero de 2019

Escampó. Mejor dicho, comenzó a escampar el cielo del toreo. Después de tanto pedrisco, de tantas heladas, de tanta inclemencia de esas que te dejan congelada el alma de aficionado, llovió esperanza. Se agradece. Ver a Victorino aposentado en la tribuna del Senado defendiendo la causa con argumentos y método, ¡quién dijo qué de la cultura y el civismo de los taurinos!… verle y escucharle allí, además de un logro de su FTL es un orgullo para nosotros los amantes de la Tauromaquia y supongo que una lección para los que sean capaces de entender razones en lugar de embestir. Más. Ver en los medios, sin que los desmientan, los primeros carteles de Fallas, es una esperanza cargada de realismo, un paso hacia la normalidad. Te dices, ya es primavera aunque todavía se escuchen las canales. A muchos empresarios no les agrada ese juego previo de las quinielas y las especulaciones, fulano viene, mengano ha pedido esto, aquel otro se queda fuera… y tratan de taparlas, se puede entender como defensa de sus intereses y estrategias de negociación pero no deja de crear expectación. En otros espectáculos no solo lo permiten sino que lo fomentan, en el nuestro sería bueno que se entendiese como normal, el timbrazo que pone los cuerpos expectantes y alertas, pero no, el nuestro es otro mundo. El caso es que desde ya, la temporada comienza a oler a pan nuevo como cantasen Lole y Manuel, lo digo por los propios carteles y por muchos de los nombres jóvenes, jóvenes y novedades, que harán el paseíllo en Valencia, la primera de primera, no me cansaré de subrayarlo. La proliferación de nombres emergentes en la feria es como injertarle vida al toreo. Todos los años se hace necesario un chute de novedades, cuantas más mejor y que germinen las que tengan/puedan germinar.

Cumplida la recomendación en los carteles que se avecinan -se oficializarán el día 4-, ahora solo queda que esa juventud se aplique y aproveche. Ya se sabe que estar bien una tarde es cosa de buenos toreros y la mayoría de ellos lo son y lo han demostrado, no una tarde, muchas, pero lo importante, lo que les contará a partir de ahora, es estar bien la tarde clave, la de Valencia lo es, como luego lo serán la de Sevilla, la de Madrid… y todo seguido deberán aguantar, es obligado, el zarandeo de una temporada, el zarandeo del toro, de las plazas sin palcos como decían los mayores, de la vida… Superar eso ya no es solo de buen torero, eso es de figura del toreo, que es lo que hace falta, lo que resuelve el futuro al toreo y a los toreros que lo logren. Así que estamos a la espera. No les será fácil, tampoco es imposible.

Victorino dijo lo que había que decir, donde había que decirlo, y quedó claro que la Tauromaquia, además de derechos y valores, tiene un discurso actual y gente de nivel. Gracias, gràcies, merci, obrigado…

Y en esa línea, uno espera expectante los exámenes de ingreso de los que son novedad en esta tierra: de Emilio de Justo, de Aguado, de Chover, de Chacón, de Toñete –sí, ya sé que unos lo tienen más fácil que otros, hasta ahí de acuerdo, sucede en el toro como sucede en la vida misma pero luego será el toro el que dictamine, y entonces hablamos, así que bienvenido- y hay que esperar, igualmente expectantes, las reválidas de Álvaro Lorenzo, Román, Marín, del chico de los Adame… y en esos retos de revalidar habría que incluir a Diego Urdiales, tan importante y tan torero en plazas como Madrid o Bilbao, casi nada, pero a la espera de poderlo ratificar en escenarios como este donde se comienza a ganar el crédito de la regularidad. La expectación me la generan ellos y mis principios de aficionado, siempre dije que a los toros hay que ir con ilusión y si no es mejor quedarse en casa. Y si eso es argumento que vale para una corrida, ya me dirán cuando se refiere al comienzo de una temporada. Así que ando en modo expectante e ilusionado, casi olvidao de un invierno tan desabrido como el que estamos echando fuera.

Si los mentados merecen la etiqueta verde de la esperanza, en los carteles falleros los hay con marchamo cinco estrellas, que asumen sobre sus hombros la responsabilidad de la feria, eso va con el cargo y forma parte de su gloria bien ganada. Ponce sobre todos, Juli, Manzanares, Roca Rey… ellos no se juegan el estatus, seguro, pero estar en lo más alto obliga. La feria además tiene un nombre muy especial, Paco Ureña -¡todos en pie!-, ejemplo de muchas virtudes personales e imprescindibles en el toreo, constancia, humildad, capacidad de resistencia… y otras digamos profesionales, es buen torero, muy buen torero, valiente, con leyenda, muy puro y ahora mismo con algo que cuesta mucho de encontrar, ha comenzado a trascender a lo estrictamente taurino y comienza a ser un personaje. Salud y suerte es lo que le hace falta para seguir elevándose.

Cierro la columna con otra referencia a Victorino Martín, personaje estelar de la semana en la Cámara Alta de la representación democrática de la nación, ya se sabe que en cualquier actividad del mundo mundial, salvo en los toros -¿para cuándo un cambio en la norma?…- las estrellas cierran los grandes eventos. Para él, pues, deben ser las últimas líneas de La Pincelada. Se acomodó en la tribuna y dijo lo que tenía que decir para que nadie aduzca desconocimiento. Lo hizo claro y alto, con excelente nivel argumental y expositivo, con argumentos de plena vigencia: habló de la ecología, con la que tanto se llenan la boca algunos desde las salitas de estar y la excursión dominguera; del aporte a la economía, que tantos quebraderos de cabeza trae a las familias de este país; desenmascaró el falso animalismo que nos invade y la perversión/reversión de sus fundamentos, de las consecuencias demoledoras a las que nos empuja esa línea de pensamiento cual piqueta de la especulación sobre nuestra cultura y nuestra economía, de los que nos dividen cuando se necesita lo contrario, vertebrar le llaman ahora, y no se olvidó de recomendarles que se salgan del asfalto y pisen/conozcan el campo. En realidad dijo lo que había que decir, donde había que decirlo, y quedó claro que la Tauromaquia, además de derechos y valores, tiene un discurso actual y gente de nivel. Gracias, gràcies, merci, obrigado…

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