HABLANDO EN PLATA

Miguel Martín: “Sin ilusión no se pinta nada en el toreo”

"Esta profesión es de tirar para adelante en momentos difíciles. Para mí la eficacia es fundamental", asegura el banderillero
Gonzalo I. Bienvenida
martes 29 de enero de 2019

Habla con la humildad de los más grandes. Su toreo es un compendio de suavidad, poder, precisión y temple. Él lo llama suerte. Se lo rifan las figuras, José Tomás cuenta siempre con él, tanto en la plaza como en el campo. No quiere coba, pero su hoja de servicio ahí está: llena de tardes importantes, dificultades resueltas, ovaciones saludadas y agradecimientos silenciosos de sus jefes de fila

-¿Cómo llegó Miguel Martín al mundo del toro?

-Mi padre era amigo de Gregorio Sánchez. No tengo antecedentes taurinos pero me llamaba mucho la atención, me apunté a la Escuela y el maestro Gregorio Sánchez me apoyó mucho. Llegué a torear 49 novilladas sin caballos en el año 89 en el que corté tres orejas en Las Ventas.

-En aquellos inicios, fue fundamental la Escuela, ¿no?

-En la Escuela me enseñaron lo que ha sido mi vida… desde liarme el capote de paseo hasta banderillear. Tengo un gran recuerdo de aquella época. Además, cogí los palos en todas las etapas, de novillero y de matador. Siempre me ha gustado.

-¿Cómo vivió su época de novillero con picadores?

-Toreé 120 novilladas en los cinco años que estuve como novillero. Me presenté en Madrid el año de mi debut, en 1990, cortando una oreja a un novillo de Martín Peñato que me sirvió mucho para funcionar.

-El doctorado llegó en 1995.

-Tomé la alternativa en Toledo ya que soy de un pueblo de esta provincia: Cardiel de los Montes. Mi padrino fue Manuel Díaz “El Cordobés” y el testigo Pedrito de Portugal. Estuve ocho temporadas en el escalafón superior, era más difícil que de novillero porque no tenía tantas oportunidades. Confirmé en Madrid cortando una oreja a una corrida del Cura Valverde y abrí la puerta grande con toros de Joao Moura. La faena que mejor recuerdo fue a un toro de San Román.

-¿Cómo dio el duro paso del oro a la plata?

-Me retiré en 2002. Trabajé seis años en la obra, como albañil. Perdí la ilusión, sin ella no se pinta nada en el toreo. Después, decidí hacerme banderillero. Me alegro mucho de haber tomado esta decisión.

-Con su oficio, no le costaría mucho hacerse a la profesión.

-Son dos profesiones muy distintas. Especialmente por la colocación, me costó coger la ubicación en el ruedo.

-La lista de toreros con los que ha toreado es interminable, ¿con cuáles de ellos ha ido colocado?

-Miguel Abellán fue el primero que me apoyó, mi gran amigo, he toreado muchas tardes con él. Después estuve con Leandro y con Sebastián Palomo. Fueron los primeros que confiaron en mí. Estuve dos años en el grupo especial con Iván Fandiño, desde hace unos años estoy muy cerca de Joselito y Luis David Adame, que son como de mi familia. También he toreado con Gonzalo Caballero, Luis Bolívar y con Toñete.

“La de matador y la de banderillero son dos profesiones muy distintas. Especialmente por la colocación”

-Además también varias figuras han querido contar con usted.

-He toreado algunas tardes con El Juli, con Alejandro Talavante y sobre todo con José Tomás, que sigue contando conmigo. Que una figura de época como lo es José Tomás cuente con uno, es lo más importante que me ha pasado.

-¿Cuál es la clave para estar tan solicitado?

-He tenido mucha suerte.

-¿Qué secreto tiene su capote para lidiar a tantos y tantos toros de forma adecuada?

-No lo sé… Trato de hacer las cosas con naturalidad pero sin buscar ningún tipo de protagonismo. Busco hacer las cosas bien para el torero y aquello que mejor le venga al toro que tengo delante.

-¿Le gusta que le consideren eficaz?

-Esta profesión es de tirar para adelante en momentos difíciles. Resolver aquello. Para mí la eficacia es fundamental, me obsesiona. Tenemos que estar a la orden del matador.

Cuestionario

¿Quién ha sido su referente con el capote?

Me fijo en todos. Hay que beber de todas las fuentes. Del que menos crees aprendes algo.

¿Y su espejo con las banderillas?

Mi referente con las banderillas fue Joselito de la Cal. Me inculcó las formas de banderillear y de andar en torero.

Un toro clave en su carrera como subalterno.

Hubo un toro de José Luis Pereda en 2012 que me hizo pensar mucho. Me puso la cabeza en orden. Toreaba a las órdenes de Fandiño. Fue un toro muy exigente, muy duro, que me hizo ver que tenía que estar preparado. Resolví ante él pero por dentro pensé lo difícil que es esto.

Un consejo para la nueva hornada de toreros de plata.

Los consejos en esta profesión son complicados. Por mi experiencia les podría decir que el trabajo tiene recompensa y que esta profesión hay que respetarla siempre. Es la más bonita aunque también es dura.

¿Cuál sería la cuadrilla ideal que llevaría si mañana tuviera que torear una corrida de toros.

De picadores llevaría a Óscar y Manuel Bernal. Mi ídolo como banderillero es Juan José Trujillo, también llevaría a Carretero, Rafa González, Jarocho, Sergio Aguilar, Andrés Revuelta… De tercero, Alberto Zayas, Arruga, Fernando Sánchez. De mozo de espadas al Kiki.

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