Yo no soy partidario de las despedidas, y, sin embargo, siento un gran afecto por el adiós. La despedida, del latín ex petere, es pedir permiso para partir. Un “adiós” es palabra que resume un “con Dios”, eso que te decía el del bar del pueblo cuando salías por la puerta después de haber tomado el cafelito. En algún bar del camino de la Ruta del Toro he escuchado ese “ea, zeñore, quedarze con Dio”. Un vaya usted con Dios, que era la mejor compañía, aunque uno viajara solo. Como creo que Manuel Jesús “El Cid” es creyente, aquí va mi adiós. Mi “condió, Manué”.
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