Desde El Arenal

Los Goya

Carlos Crivell
domingo 24 de febrero de 2019

Me imagino que vieron la ceremonia de la entrega de los Goya del cine español. Si no completa, por su metraje excesivo, al menos algunos momentos. Seguro que conocieron la tremenda difusión que el Ayuntamiento de Sevilla y la televisión pública prestaron al encuentro. Todo un despliegue de propaganda, lujo y boato en torno al cine español. Nada que objetar. Se lo han ganado a pulso con su unidad y su trabajo. El cine es una de las actividades de ocio preferidas de muchos españoles. Otra cosa es cómo es el cine español o el sectarismo que impera en muchos de sus protagonistas. Todo este preámbulo viene a cuento para recordar que el cine tiene sus Goya y el mundo de los toros no tiene nada. Parece una obviedad recordar que ese cine español recibe subvenciones de más de 100 millones de euros al año, contra los cacareados 65.000 euros para la Tauromaquia. Todo es más sangriento cuando las arcas del estado reciben ocho veces más dinero por el IVA taurino que el que genera el cine. Es decir, recibimos una limosna y generamos un dineral, pero los Goya son un evento en el que el Estado tira la casa por la ventana. Y a los toros, protegidos por ley, que los parta un rayo. ¿Se imaginan una gran fiesta del toreo para entregar sus premios anuales como sucede con los Goya? Y con las calles de la ciudad elegida llena de mensajes sobre la importancia económica y cultural del toreo. Y la televisión que pagamos todos con nuestros impuestos ofreciendo el acontecimiento para todos en un horario de primera categoría. Es una quimera. Ni siquiera televisan en directo una corrida al año. Además de la falta de unidad entre los protagonistas que deberían impulsar estos Goya taurinos (podrían ser los Pedro Romero, por ejemplo), la falta de un órgano que concentre a todos los protagonistas está jugando en contra de nuestro maravilloso espectáculo. Lo de los Goya ha sido un ejemplo de cómo se promociona un arte. El cine lo ha conseguido. Los toros, que generan más y reciben una miseria, no llegarán nunca a ese nivel mientras no haya unidad y afición de verdad. Lo que pasa es que aquí cada uno barre para su casa y así estamos. No tengo envidia sana, lo que tengo es rabia. El ejemplo del cine debería llevar a una reflexión a los taurinos.

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