ENCUENTROS CON JOSÉ LUIS BENLLOCH.- DIEGO URDIALES

Las cosas del toreo, las cosas del sentir

“No puedo ser un torero de una regularidad tremenda. Eso es evidente. En toda la historia del toreo todos sabemos la clase de torero que es cada cual y cuando uno quiere torear de una manera especial es más fácil que se cuajen faenas y que la regularidad sea más complicada”, asegura el torero en una amplia entrevista
José Luis Benlloch
martes 05 de marzo de 2019

-Acabó la temporada 2018 y vistas las consecuencias supongo que te habrás dicho: “¡Aquí quería llegar!”.

-Bueno, sí. Es un buen sitio, un buen momento, pero te tengo que decir que donde quería llegar ya lo había logrado hace tiempo.

-¿Dónde era eso?

-Yo quería, necesitaba, hacer ver a la gente la clase de torero que soy. Eso era lo más importante para mí porque no estaba considerado ni tratado en la medida en que yo consideraba que debía estarlo y tenía que mostrar quién era, y eso, que para mí era muy, muy importante, lo había conseguido ya.

-¿El mostrarte?

-Sí.

-¿Y lo veían, lo apreciaban los demás?

-Ahí estábamos.

-¿Quién se resistía a verlo?

-Todo el mundo. Los de dentro del toro sobre todo, pero sucede que ellos contagian a los de fuera, lo transmiten. Por eso hacer ver y dejar claro la clase de torero que soy ha sido difícil y a la vez muy importante para mí.

-¿Y lo has conseguido ya?

-Sí, en parte sí.

-¿En parte?

-Digamos que el torero que siento y creo que puedo ser, todavía no, porque aún tengo la ilusión de seguir creciendo y evolucionando, pero sí me he explicado y he podido mostrar lo que soy y ha tenido efecto; por eso estamos aquí.

“¿La satisfacción mayor que me he llevado en este tiempo…? lo que he sido capaz de hacerle al toro y lo que he transmitido a la gente con mi toreo; y la peor, sentirme incomprendido”

-¿Y a partir de ahora qué?

-Ahora estoy en el camino que me marqué. En ese proceso de avanzar, muchas veces a uno le asaltan las dudas, por sus propios sentimientos o porque las cosas no salen como quieres, pero sí creo que he cogido el camino correcto y ya es difícil que me salga de él.

-Tu paso por Madrid y Bilbao puso las cosas del reconocimiento en un momento álgido, diría que donde no lo habías tenido nunca. Ahora mismo debe de ser una sensación de felicidad total.

-La vida son momentos y el toreo aún más. En unos tienes esa sensación de felicidad total y en otros no tanto. El toreo es de sensaciones y no en todo momento uno lo pasa bien y salen las cosas como quiere, pero que siga así, como hasta ahora. Que todo fuese lineal, saber o prever lo que va a pasar, me parecería bastante aburrido.

-Hasta ahora habías tenido más sensaciones positivas en la plaza que en los despachos.

-Indudablemente. Lo que he hecho delante del toro y lo que he sentido es incomparable con ninguna otra sensación, en realidad con nada. Y no hace falta que yo lo diga, es evidente y lo sabe todo el mundo que conoce el toreo y la profesión, que el toreo no ha estado a mi altura.

-Te referirás al mundo del toro, al sistema.

-Sí, claro.

-¿La satisfacción mayor que te has llevado en este tiempo?

-Lo que he sido capaz de hacerle al toro y lo que he transmitido a la gente con mi toreo.

-¿Y la peor?

-Sentirme incomprendido.

-Entiendo que en estos momentos te sentirás en el paraíso.

-No sé siquiera si existe el paraíso en el toreo. El único paraíso que adivino es cuando siento el toreo, pero como te dije antes, son momentos. Y hay muchas variaciones, muchos cambios.

-Las del año pasado mismamente son de las más radicales.

-Imagina, de estar fuera de todas las primeras ferias y ponerse la temporada como se puso pasé en seis tardes a cuajar varias faenas de las más importantes de mi vida. Ante situaciones así el cuerpo siente algo especial, no sé si es el paraíso como dices o lo que es, pero sí es algo muy especial. Sí son sensaciones difíciles de lograr en cualquier otra profesión.

-¿Tienes la sensación de haber derribado un muro o de haber asaltado una trinchera?

-He demostrado la clase de torero que soy, en ese aspecto he dejado pocas dudas, y eso de alguna manera sí supone derribar muros, el de la incomprensión de mucha gente, por ejemplo. Pero no hay rencor.

-¿Cómo llevabas esa sensación de incomprensión, cómo la superaste?

-Tengo que decir que no era nada nuevo para mí y que siempre lo conseguí superar. Llevo bastante tiempo en el toreo y en estas diez últimas temporadas siempre tuve muchos momentos de esos, en los que no me sentía en el sitio que merecía. Por circunstancias el trato no era el que debiera y siempre me agarré al toreo para salir adelante. Cuando me quedaba en casa, me levantaba, cogía un capote o una muleta…

-Y respirabas.

-Se puede decir así, sí. Lo que me hace sentir el toreo puede con todo lo que puede haber alrededor, que son circunstancias e intereses que desgraciadamente muchas veces van en contra de lo que es este arte que, al final, está por encima de todo eso.

-¿Alguna vez no te has preguntado “por qué coño a mí”?

-Claro que me lo preguntaba. No hay que ser muy listo para ver el trato que se le da a unos y a otros, y no hablo solo por mi caso sino por otros muchos, y en esos momentos te preguntas por qué.

-Eso, ¿por qué crees?

-Porque las circunstancias de cada uno en la vida son diferentes desde que naces. Qué culpa tiene un niño de haber nacido en África y no tener para comer, fíjate si se preguntarán por qué yo, por qué a mí o por qué aquí. Pues en el toreo, siendo incomparable con esas tragedias, sucede lo mismo, las circunstancias, el dónde naces, en realidad muchos detalles hacen que cada cual tenga y conviva con sus circunstancias y las mías son las que me han tocado.

Lector de sicología

Se considera un buen lector aunque le gustaría poder leer más. “Lo que más me gusta es la sicología”… ¿Sicología?… “Sí, sicología”. ¿Qué lees?… “Leo a Luis Rojas Marcos, a Bucay…”. ¿De dónde te vienen esas preferencias?… “No sé pero me apasiona observar a la gente y sentir lo que me dicen con la mirada y para eso la lectura aporta conocimiento y me hace sentir bien. En esas lecturas hay muchas enseñanzas que me ayudan”.

SERLO Y PARECERLO

Viene de torear en el campo. Le gusta -me asegura- aunque no es de mucho trajín, solo lo justo, incluso tiene que administrarse porque “me gusta hacerlo con intensidad y sintiéndolo” y a ese ritmo hacerlo muy seguido le podría llevar digamos que a una insana rutina artística.

-Eso pienso, sí.

Un poco lo que pasa en la plaza cuando llega la temporada, que si toreas muy seguido puede que el espíritu al que ha hecho múltiples referencias en la charla se le rebele…

-Tampoco lo puedo asegurar porque la temporada que más he toreado han sido veinte corridas de toros, pero sí creo que el cuerpo no puede estar bien para torear todos los días así que… debe ser como dices, yo también lo pienso así.

Así que… mejor darle al espíritu lo que pida el espíritu, sin que nada de lo que estamos diciendo suponga negar su gusto por el campo y la conveniencia de acudir a los tentaderos, al contrario.

-El campo ayuda para estar en contacto con los animales y coger ritmo, solo que hacerlo muy seguido puede llevar a lo que comentamos… En ocasiones prefiero más torear de salón. Me sirve más para mi espíritu y para podérselo hacer luego al toro.

En cualquier caso, comprobar que todo el mundo quiera que vayas a tentar a su casa tiene que suponer una satisfacción grande. Son las cosas del toreo, la magia del triunfo, de pronto es como si sobrase de todo lo que faltaba y eso, el que todos quieran que vayas, comparado con otros momentos debe saber muy a gloria.

-Es una satisfacción, sí. Que los ganaderos quieran verte torear y que vayas a su casa es muy de agradecer.

Diego se declara partidario radical de la liturgia y le gusta vestir el cargo en el campo. Lo hace sin estridencias. Se puede comprobar en las fotos de este reportaje: zahones repujados con discreción y gusto, botos de buena y lustrada piel, camisa blanca, chaleco…

-Sí, sí. Siempre lo he intentado. Para mí es sagrado que un torero parezca torero y se sienta torero. Yo me siento así.

Y procura no esconderlo. Es herencia educacional. Lo que le enseñó su maestro Rafael, me cuenta, que siempre le inculcó que no bajase la guardia, que un torero debía parecerlo siempre.

-Yo lo siento así también.

LA JUSTICIA DEL TORO

-En ocasiones habrás escuchado aquello de que el toro pone a cada cual en su sitio, que el toro es justo… y conociendo tu fe en ti mismo te habrás dicho: “¡Joder, sí…!”.

-Sí me lo he dicho, sí. Y no estoy de acuerdo en eso. Fíjate que en este momento podría decir lo contrario, decir que sí es justo, que he tenido cojones para ponerme en mi sitio… pero no, no es justo, hay toreros…

-¿Qué?

-Mira, cada uno tiene unas condiciones. Hacen falta tantas para ser torero que ninguno tiene todas, ninguno. Unos tienen unas y otros otras, pero en el camino ha habido toreros que han tenido muchas y por cómo les han puesto las cosas no han podido superarlas y ha habido otros que con menos condiciones han toreado mucho y han funcionado.

-¿Por cierto cuáles tienes tú?

-Tengo una afición infinita, eso seguro… Tengo una personalidad acusada… y algo que creo que es lo más destacado en mí, un sentido del toreo muy personal. Esas han sido mis armas.

-¿Cuáles te faltaron?

-A lo peor alguna vez me he visto superado por las circunstancias. Lo bueno es que he sido capaz de rehacerme y recargar las ilusiones.

-¿Cómo traes a esta etapa la tarjeta de la ambición?

-Cargada al cien por cien.

-Este año estrenas estatus. Que estés a estas alturas de la temporada con esta consideración y con este ambiente, con tantas ferias por delante y en los carteles más deseables es una novedad en tu currículo.

-Estar en algunas ferias como estoy colocado es algo que nunca había logrado. Es un sitio especial que ha venido ahora pero que debería haber llegado antes.

“Para torear bien tienes que recoger los codos, recoger las muñecas, soltar los hombros y el cuerpo…”

-¿Qué es lo que más ilusión te hace ahora mismo?

-El toreo, seguro, convencerme a mí. Me encanta Valencia, me encanta Sevilla, me encantan todas las ferias importantes y uno se viste de torero para poder expresarse en esas plazas… Todas me hacen ilusión pero lo que me preocupa y lo que más me ilusiona soy yo. Tengo que ser capaz de estar a la altura de mí mismo, que es a quien quiero convencer. Lo demás me da igual.

-¿Traes alguna facturilla?

-¡Uf!… Han sido tantas que como me ponga a pensar me descentro.

Lo ha dicho de tirón, acompañado de una risa abierta y sin esa pausa silabeada con la que viene respondiendo todas las preguntas. “¡Son tantas las facturillas, como dices, que he podido presentar!…”, lo ha repetido y ha soltado una carcajada de nuevo.

-¿Y el carácter?… ¿Te ha agriado el carácter esta situación, te ha generado eso que los taurinos llaman gatos?

-No, no. Quizá haya aprendido a convivir con todo eso y afortunadamente en este tiempo lo que he ido viviendo, la experiencia, me ha empujado a preocuparme solo por torear y que todo lo otro pasase a un segundo plano. Aprendí que el sufrimiento constante me provocaba una amargura que hacía que mi toreo no evolucionase y no pudiese expresarme ni sentir, y por tanto tampoco hacer sentir lo que creo que llevo dentro.

-¿El enemigo es el empresario?

-¡Hombre, enemigo!… el empresario tiene que intentar estar a favor del toreo. De la misma forma el ganadero lucha por hacer embestir bien un toro para que los toreros puedan expresarse y la Fiesta tire hacia arriba… el problema es que no todos tiramos siempre en la misma dirección y en ese caso el perjudicado es el toreo.

-¿El empresario crees que tiene alma… -alma de aficionado se entiende-?

-Sí la tienen. Lo que ocurre frecuentemente es que algunos están sujetos a tantos intereses que ni siquiera pueden sacar sus sentimientos.

-¿Has tenido empresarios amigos?

-Amigos, amigos, no, pero empresarios de buen trato, que es algo que me da gusto, sí. Uno puede hablar las cosas y puede llegar a un entendimiento o no y si no te entiendes ahora ya te entenderás… lo bonito es poder hablar y defender tus intereses sin mayores consecuencias, pero muchas veces prima la mala educación y la falta de respeto y eso sí me duele mucho.

Aquellos toreros

Tiene predilección por los toreros antiguos y procura empaparse de ellos en los documentos que existen: “Me apasiona verles, me hacen sentir una enormidad. Los actuales no digo que no me interesen pero los tienes más en la mano y los puedes ver en cualquier momento”. Y aunque dice que siempre se ha resistido a dar un cartel por los muchos que podría nombrar, le sale rápido el nombre de Martín Vázquez: “Ese es el que más me impactó y me sigue impactando. También Rafael Ortega, El Viti, Romero, Paula, Camino… Ha habido muchos buenos toreros”.

UNA VIDA EN UNA TARDE

-Si dijese Urdiales capital Madrid, te gustaría, supongo.

-Suena bien. Madrid es la capital del toreo. Yo me siento muy afortunado. Desde que debuté con picadores ya pude abrir la puerta grande, solo que la espada no quiso entrar, pero desde ese momento sentí que Madrid quería verme torear, me sentí respetado, también admirado y logré torear toros como a mí me gusta. Esa sensación siempre me ayudó, me daba mucha moral. Saber que podía hacerlo en Madrid significaba que podía hacerlo en cualquier lado.

-La tarde de Otoño es la culminación de toda tu carrera.

-Es el resumen de toda una vida en una tarde. Esa es la verdad.

-Estuviste bien en los dos, significa que no te conformaste con el triunfo del primero, que tuvo especial mérito por no ser un toro fácil.

-La corrida fue una gran corrida de toros. El primero fue exigente y las circunstancias hicieron que todo se pusiera más difícil todavía porque cuando un toro es así, cuando tiene ese carácter, tienes que estar muy preciso y el viento lo complicaba todo aún más. Cuando acabé tenía una sensación de haberle podido a aquello y haberme sobrepuesto a las circunstancias.

“De estar fuera de todas las primeras ferias y ponerse la temporada como se puso de mal, pasé en seis tardes a cuajar varias faenas de las más importantes de mi vida. Ante situaciones así el cuerpo siente algo especial, no sé si es el paraíso como dices o lo que es, pero sí es algo muy especial”

-Fue bonito.

-Mucho. Cortar una oreja en Madrid, sentir que otra vez tienes a la gente de tu lado y han podido disfrutar contigo es maravilloso.

-Y salió tu segundo, un torazo. A ese le cortaste dos.

-Tuvo muchas virtudes ese toro. Tuvo un brío extraordinario y una velocidad que para dominarla queriendo torear bien, no era fácil. Conseguirlo para mí fue una satisfacción tremenda, por todo eso la faena tuvo la transmisión que tuvo. Hubo mucha conexión.

-Era enorme el toro.

-Eso añadía dificultad. Para torear bien uno tiene que recoger los codos, recoger las muñecas, soltar los hombros y el cuerpo y tener que hacerlo frente a un toro de seiscientos kilos no es fácil.

-No es fácil, seguro.

-Superar todo eso es lo que me hace pensar que fue como el resumen de mi carrera, que no ha sido nada fácil pero he podido acabar expresándome y siendo el torero que soy.

-¿Cómo decimos que eres?

-Como acabé ese día, desnudo, totalmente natural, roto.

-Por cierto, yo pensaba que ibas a volver con una de Fuente Ymbro en este San Isidro.

-¿Y por qué piensas que no lo voy a hacer?

-Yo no pienso, pregunto. Y sería un detalle muy torero.

-Pues espero que se agradezca porque he pedido la corrida.

-Seguro que se valorará, ahora estás en la ola buena, ahora toca que lo valoren todo.

Despistado y conocido

-¿No sales de casa sin qué?…

-Sin cualquier cosa. Cuando me voy de viaje me tengo que hacer una lista la víspera. Cuando estoy por casa no importa tanto, porque malo será que no me pueda tomar un café en cualquier lado pero puedo salir sin un duro en el bolsillo.

-Te invitarán, “¡Hombre Maestro!”… “¡Joder si es Urdiales, está usted invitado…!”.

-¿Y si estoy en algún sitio que no me conocen? Me tendría que quedar sin café.

-Eso más allá de las ferias de Sevilla o Madrid debe estar resuelto, todos deben estar deseando invitarte.

-Espero. La verdad es que cada día me conocen más. En Méjico me ha sorprendido lo mucho que me reconocían. No me acostumbraba.

FAENAS Y TEMPORADAS

-¿Preferirías ser torero de grandes faenas o de temporadas?…

-A ver…

-Hay que elegir. No vale decir de grandes faenas toda la temporada.

-Pues era lo que te iba a decir… -y vuelve a reír abiertamente en la entrevista, es la segunda vez que lo hace en esta charla, pienso que está feliz-.

-Elige.

-Estoy convencido de que no puedo ser un torero de una regularidad tremenda. Eso es evidente. En toda la historia del toreo todos sabemos la clase de torero que es cada cual y cuando uno quiere torear de una manera especial es más fácil que se cuajen faenas y que la regularidad sea más complicada. Aun así, últimamente se ha conseguido una regularidad grande en toreros de una aire digamos que diferente.

-Consolémonos por si hiciese falta. La regularidad va contra el misterio.

-Totalmente.

-Y el toreo es misterio.

-Totalmente de acuerdo también. Fíjate, si en seis corridas que he toreado este año he cuajado dos faenas y se han transmitido de esa forma tan especial, se demuestra que existe ese misterio.

-Supongo que te gustará lo imprevisible.

-Y tanto. Como aficionado no iría a los toros si fuesen previsibles.

-Lo que no significa que haya que buscar ser imprevisible. Hoy que me esperan pego un petardo, dicho sea por llevarlo al extremo.

-Eso no hay que buscarlo, eso surge. Tú quieres estar bien siempre y unas veces puedes y otras no. Yo como aficionado -y soy muy aficionado, tanto como el que más- voy a la plaza en busca de ese momento, de cosas que me hagan sentir algo especial, algo que no esperes, por supuesto algo bueno.

-¿Le das mucha importancia al estado anímico?

-Toda. Para que el alma se exprese el estado de ánimo debe estar en muy buen estado, dicho para que se entienda.

“Estar en algunas ferias como estoy colocado es algo que nunca había logrado. Es un sitio especial que ha venido ahora pero que debería haber llegado antes”

-Se entiende. ¿Qué te afecta más?

-Que interiormente no esté bien. Aunque no sepa el porqué, que no me encuentre bien lo llevo fatal. Por eso te decía que el que me preocupa soy yo, que lo demás me da igual. Si yo estoy bien, estoy convencido de que voy a ser capaz de expresarme y de que voy a ser yo y entonces no hay problema. Cuando no es así…

-¿Y echarle un vistazo a la cuenta corriente te anima, te hunde, jode, directamente no la miras…?

-Hombre, jode si no está bien… Ja, ja, ja… Y al contrario.

-Pensaba que a lo mejor no le dabas importancia, que el romanticismo y todo eso dejaba de lado la pasta.

-Todos necesitamos el dinero para vivir, eso es evidente, decir lo contrario es de gili… pero por encima de la pasta hay otras cosas. De hecho ha habido ofrecimientos económicos que consideré no aceptarlos porque no estaban a la altura en otros aspectos.

-¿Eres gastoso o amarrategui?

-Ninguna de las dos cosas.

-Pues los toreros clásicos, los románticos… Ya sabes, la bohemia en el toro es gastosa.

-No me gusta ser como los demás, ya sabes, si lo eres estás imitando. En ese aspecto que dices me considero normal. Mi gente te puede decir que no soy amarrategui. Más allá de cómo son los toreros románticos, sé de dónde vengo, cómo me crié y el valor que le doy a las cosas y a la vida.

Sueños y pesadillas

Reconoce soñar y hasta tener pesadillas y matiza rápidamente “pero dormido, quede claro, despierto procuro ser muy realista”. Entre las pesadillas la más recurrente que le ha acompañado desde casi siempre está la de llegar tarde a la plaza, siempre la misma plaza, la antigua de Arnedo y además sin acabar de vestirse. “Me agobia mucho. Veo que no termino de vestirme, que no tengo tiempo, seguramente porque me he dormido y no me han despertado y llego a la plaza tarde. Es horrible. Escucho que suena el clarín y nada, no llego. Y luego, ya en la plaza, sigo todavía abrochándome los machos en el callejón, sin chaquetilla y nadie para la corrida. Es angustioso”.

Y SI HUBIESES SIDO DEL SUR

-¿Y si hubiésemos sido del sur, qué?

-Me lo han preguntado muchas veces pero no sé qué contestar.

-¿Despeñaperros ha sido una frontera para ti?

-Frontera no sé pero sí es un poco raro que con mi concepto todavía haya diez, doce plazas importantes en Andalucía donde no haya siquiera debutado. Un poco sí llama la atención.

-También puede que llame la atención que un tío toree como tú habiendo nacido en La Rioja.

-También, lo acepto. Yo soy el octavo matador de toros de la historia de La Rioja, es evidente que no es tierra de dar toreros.

“No puedo ser un torero de una regularidad tremenda. Eso es evidente. En toda la historia del toreo todos sabemos la clase de torero que es cada cual y cuando uno quiere torear de una manera especial es más fácil que se cuajen faenas y que la regularidad sea más complicada”

-Y de ese estilo tuyo tampoco.

-No he conocido a todos.

-Vale. Diplomático.

-Digamos que hemos sido diferentes.

-Si te preguntase: ¿Urdiales, qué es el sistema?

-Te contestaría rápido, un aburrimiento.

-¿Sabes que despiertas pasiones para bien y para lo contrario, que hay muy partidarios y muy de los otros?

-Qué bonito, ¿no? Me alegro. Será que no soy aburrido.

-¿Alguna vez calculaste el precio de la independencia?

-No lo he calculado pero a lo mejor saldría beneficiado.

-¿Habría que calcularlo en temporada o cuando llega el invierno?

-Mejor calcularlo a lo largo de una vida. Siendo como soy estoy donde estoy, de la otra manera a lo mejor no estaría ni aquí.

-¿Has tenido ofertas de las reconocidas como tentadoras?

-Sí ha habido ofertas de esas que se dicen tentadoras, pero si no las he aceptado es porque no debieron ser tan tentadoras como se entiende, al menos para mi entender.

-Habrás añorado algún paraguas, alguna de esas casas grandes de las que mandan.

-Alguna vez lo habré pensado pero se me pasó pronto. Es que estoy bien como estoy.

“BOMBOADICTO”

-Te podría decir que eres un “bomboadicto”.

-Cuando he considerado que debía hacerlo lo he hecho. Fui el primero de la historia en apuntarse en la primera vez que se hizo. Las circunstancias me llevaron a ello y ahora también he considerado que debía apuntarme. A lo mejor en otro momento las condiciones o las circunstancias no son las que considero y no me apunto.

-En ese caso te podrían decir interesado.

-No sería justo. Esta feria podría haber dicho que no aceptaba y acepté.

-¿En estos años en qué ha cambiado Urdiales?

-En que soy mejor torero, que es lo que me propuse siempre.

-¿Eso qué significa, más capacidad?

-A mayores conocimientos más capacidad, sí.

-¿Te faltó técnica en algún momento?

-Yo siento que ha sido todo lo contrario. Lo que pasa es que es difícil de entender. Saber de las cosas es muy complicado y que estén a la altura de lo que tú estás haciendo es difícil. No sé si me has entendido.

“No soy gastoso ni amarrategui. Más allá de cómo sean los toreros románticos sé de dónde vengo, cómo me crié y el valor que le doy a las cosas y a la vida”

-No mucho.

-Me gusta más hablar de conocimientos que de técnica, la técnica tal y como está utilizada en el toreo no soy partidario de ella. Y creo que esos conocimientos muchas veces me han jugado malas pasadas porque los demás no han estado a la altura de ellos.

-¿Ellos quiénes son?

-Empezando por la prensa. He hecho cosas a los toros que muchas veces son virtudes claras del torero, que han logrado mejorar la embestida del toro y lo han valorado equivocadamente.

-Han valorado la embestida del toro pero no tu contribución a ello. ¿Es eso?

-Efectivamente.

-Entendido, ahora sí. ¿A cada toro hay que hacerle lo mismo o a cada toro lo que convenga?… A Manolete, por ejemplo, le glosaban que les hacía su faena a todos los toros.

-Yo soy de la forma de pensar de que cada toro, cada ganadería, cada encaste, son diferentes, que hay muchos matices en el toreo que hay que conocer y eso exige conocimientos, cuantos más conocimientos mejor, más capacidad tendrás para imponer tu toreo. Yo estoy muy orgulloso de que mis mejores faenas no se parecen en nada unas a otras.

-También tiene su mérito y su emoción decir “a este le hago esto y se lo hago por encima de todo”.

-Claro, claro, pero eso no está reñido con lo que digo. En mi teoría también acabo haciéndole lo que quiero.

“El toreo hondo no está reñido con el bonito. Es más, considero que el bonito sin hondura no es toreo”

-¿Si te diese a elegir con qué te quedas, con el toreo bonito o con el toreo hondo y recio?

-Es que el toreo hondo no está reñido con el bonito. Es más, considero que el bonito sin hondura no es toreo.

-Pues Pepe Alameda dividió el toreo en dos conceptos, o graciosa huida o apasionada entrega.

-¡Hombre!, si hay huida no hay verdad. Es lo que creo.

-La gracia disimula muchas cosas.

-Pero entonces no hay verdad, no hay toreo. Salvo que alguno tenga verdad y además tenga gracia, que seguramente los habrá habido. No necesariamente la gracia debe ir emparejada con la huida.

-¿Eres optimista con el futuro del toreo?

-Si entre todos intentamos no maltratar la esencia del toreo no me da miedo el futuro. Si se maltrata como se está haciendo en muchas ocasiones sí se corre peligro porque sin esencia esto está acabado.

“Despeñaperros no sé si ha sido una frontera para mí pero sí es un poco raro que con mi concepto haya diez, doce plazas importantes en Andalucía donde no haya siquiera debutado. Un poco sí llama la atención”

-¿Igual todos los males se arreglarían con un torero?

-Claro. Cuando cuajas un toro y haces sentir a la gente, si consigues hacerles llorar y emocionarse, ¿tú crees que esa gente se va a querer ir o que no va a contárselo a mucha gente que querrá verlo también? El problema es que para que pase eso tenemos que tener mucho cuidado todos, tenemos que ayudar todos. No se puede convertir esto en una monotonía.

-¿Salvo riesgo de muerte por desinterés?

-Salvo riesgo de muerte por…

Las redes las carga el diablo

No se considera nada adicto a las redes. Dice no tenerlas aunque la realidad es que tiene quien se las lleve. “No me preocupo mucho o nada aunque cuando van a poner algo que sea comprometido sí me consultan, pero nada más”.

-No te noto muy partidario.

-Hubo un momento en que me llegaban los mensajes que hablaban de mí al teléfono. Solo podía verlos pero había veces que llegaban cientos favorables y uno malo y me jodía mucho, sobre todo si era sin sentido. En una ocasión le contesté por privado y le pedí el teléfono para explicarle pero no tuvo el valor de dármelo, no se atrevió a hablar conmigo. Y desde entonces entendí que no tenía que perder el tiempo ni disgustarme y pedí que me los quitasen del teléfono. Ahora mi gente me transmite solo lo que saben que me gusta, lo bueno.

-¿Estás contento con la prensa, te consideras torero con buena prensa?

-Sí, sí. Y guardo crónicas preciosas. Y no es fácil con lo aprisa que hay que escribir ahora.

Fotos: MIGUEL PÉREZ-ARADROS y JAVIER ARROYO

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