El baile de corrales de la plaza de toros de Valencia es una epidemia que dura ya demasiados años sin que quienes tienen competencia sobre el espectáculo taurino hagan nada por ponerle remedio. Nos podemos remontar muchos años atrás, cuando era empresario de dicha plaza Javier Martínez Uranga (QEPD), periodo en el que el tráfago de toros yendo de la plaza al campo y viceversa ya era el pan nuestro de cada día. En ocasiones se “veían” más de veinte toros para poder seleccionar los seis que habían de lidiarse por la tarde. Incluso recuerdo un día en que hubo que suspender la corrida porque a la hora de comenzar todavía no había llegado el camión con los toros de la última “razzia”. Era vergonzoso e indignante tener que sufrir cada día las extravagancias de los veterinarios en busca de notoriedad.
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