GANADERÍAS

Buenavista: el sueño de Clotilde Calvo

“Puedo decir que hoy cuento con el respeto de los toreros y de la afición. Si comercialmente no estoy en el top, sí lo estoy en el de satisfacción personal al ver que he llegado a donde quería llegar cuando comencé”, asegura la ganadera
Antonio Girol
jueves 04 de abril de 2019

No son pocas las mujeres que el mundo de las letras ha donado a la historia de España como pioneras. Ahí están los casos de María Moliner, lexicógrafa a la que debemos que nos guiase en el buen uso del español o el de otra María, en este caso Goyri, que rompió todos los cánones de su época al ser la primera mujer que cursó estudios de Filosofía y Letras en nuestro país. Sirvan estos dos ejemplos, por conexión profesional, para poner en valor a nuestra protagonista que también recibió la llamada de las letras, pero a la que le pudo más su amor al toro bravo a la hora de aparcar su Tesis Doctoral en Lingüística y dedicar toda su vida al ideal de bravura que soñaba cada tarde desde su asiento en la plaza de toros de La Ventas. Sí, Clotilde Calvo, también pasará a la historia como una pionera. En su caso en los métodos de cría del toro bravo.

“Aposté por una actividad, por una afición que nada tenía que ver con lo que yo era en ese momento. Tuve la suerte de que la gente creyese en mí. Supongo que porque me vieron siempre que tenía la fuerza que da la ilusión”, explica mientras una suave brisa acuna las ramas de las encinas de Buenavista. La dehesa de la que solo el amor incondicional a sus doce nietos es capaz de arrancarla de su regazo.

Cuando hacemos esta entrevista está a punto de emprender su regreso a Madrid, en donde tiene su casa aunque su verdadero hogar sea esta espléndida finca en la que cría toros como Lujoso, el fabuloso astado que el pasado año se negó a matar Sebastián Castella en Vinaroz y que aún provoca que se le quiebre la voz al recordar el extraordinario juego que dio en las muñecas del torero francés y la sinrazón de un palco que demostró exceso de autoridad y escasez de afición: “A mi un toro maravilloso, que se merecía la gloria de volver con vida a este campo. Me lo mataron de manera vil en los corrales”, dice con amargura.

“Creo que he llegado a tener lo que soñaba: una dehesa y criar el toro que quería criar con el reconocimiento de muchos toreros”

Los hechos sucedieron el día de San Juan en el citado coso castellonense. Lujoso mostró ante todos los presentes las cualidades que Clotilde Calvo lleva buscando durante tres décadas. “El director de la banda de música se negaba a acatar la orden del presidente para que tocase el tercer aviso. Fue algo que no se ha visto. Me acerqué al palco a pedirles que por favor indultasen al toro por respeto a la afición, al torero y a mí como ganadera”. Respira hondo y prosigue: “Pero lo peor vino luego cuando me reuní con los veterinarios para pedirles que me dejasen llevar el toro a mi casa y se negaron. Cosas como estas son las sombras de la Fiesta”. Se queda en silencio. El verde de sus ojos fosforesce con el recuerdo y añade: “Sebastián Castella estuvo sensacional. Recuerdo que me hicieron una pequeña entrevista a la finalización de la faena y estaba tan desesperada con lo que había ocurrido que no pude darle las gracias públicas que merecía por la obra de arte que había creado con mi toro y por las declaraciones tan valientes que hizo”.

Lejos de amilanarse con el contratiempo que sufrió ese día, ni siquiera de guardar rencor hacia aquellos que perpetraron tal atropello, Clotilde mira hacia adelante como ha hecho de manera invariable a lo largo de su vida de ganadera. Una vida de la que afirma: “Siempre he sentido el reconocimiento a mi trabajo. Puedo decir que hoy cuento con el respeto de los toreros y de la afición. Y si comercialmente no estoy en el top, sí lo estoy en el de satisfacción personal al ver que he llegado a donde quería llegar cuando comencé con esta aventura de criar el toro que he conseguido, que es un animal bravo y noble, que da emoción y crea una magia a donde va. Y ahí están las pruebas de peticiones de indultos y de indultos mismos que son el mejor reconocimiento de la afición y de los toreros”. A pesar de tardes como la mencionada, añadimos.

“Este año ha sido la culminación, he encontrado el toro que buscaba. Lo importante en una ganadería es tener regularidad y yo la he encontrado”

Volvemos al principio, a su génesis ganadera. A esa época en la que demostró ser una pionera en el manejo. “En un primer momento tomé referencia de lo que hacían los ganaderos tradicionales con cercas de alambres, la siembra de avena…Y acudí a la Administración Pública para pedir información a personas que tenían mucha valía en sanidad animal, en cuidados veterinarios, en nutrición. Allí encontré un ingeniero llamado Salvador Rego, que venía de Australia y traía la idea de poner cerca eléctrica para que los toros la respetaran. Ningún ganadero tradicional le hacía caso en esto, y como yo era nueva y no tenía ningún prejuicio, me convenció y lo hice”.

Acertó. Hasta el punto de que su valentía en la apuesta obtuvo después el reconocimiento de otros compañeros que viendo el éxito le pidieron asesoramiento: “Se puede decir que en eso fui pionera y luego vino a verme mucha gente, incluso de Portugal o Francia, y presté mis conocimientos en la materia para ayudar a esas personas”.

Las novedosas ideas en materia de manejo animal no quedaron solo en el tema del pastor eléctrico. También las llevó al campo del abrevadero rompiendo cánones: “En el tema del agua, en lugar de bebederos grandes, nosotros hicimos una instalación de una red de bebederos pequeños que en un principio fue muy criticada. Nos decían: se te va a morir de sed el ganado. Sin embargo no solo no se murieron, sino que hacen cola en verano y todos beben. Además de que de esa manera puedes tratar a los animales mucho mejor. Salvador me instruyó también en una manera práctica de plantación de pradera. Me enseñó a cuidar y amar la dehesa y a potenciar su belleza. Fui su discípula fiel”, comenta con orgullo que se trasluce en el verde de su mirada al evocar el recuerdo de su mentor.

Discípula no solo fiel sino aventajada como ha demostrado a lo largo de una trayectoria en la que ha logrado plasmar en realidad su sueño, tal y como reconoce: “Lo he conseguido. Este año ha sido la culminación de que he encontrado el toro que buscaba. Lo importante en una ganadería es tener regularidad y yo la he encontrado desde hace varias temporadas. Eso no quita que en algunos momentos haya altibajos. Sobre todo por problemas derivados de sanidad animal que tanto daño hacen en las ganaderías al tener que eliminar vacas y sementales que dan muy bueno. Hace unos días, viendo a Javier Conde torear una vaca aquí en casa, pensaba que ya no se puede pedir más o, por ejemplo, el pasado año en Vinaroz con la faena de Castella a Lujoso. Viendo esto he llegado a la conclusión de que he encontrado el toro que buscaba -reitera-. Ahora lo que me queda es mantener la regularidad en lo que he conseguido”.

“En la actualidad todo se ha circunscrito a un reducido número de ganaderías y no se abre el abanico. Esto va en detrimento de la Fiesta”

Se emociona con los recuerdos. Tanto con los pasados como con los recientes. Concretamente con los vividos en el día anterior a esta entrevista: “Ayer viví un momento de magia que compensa las dificultades que tiene la crianza de un toro, el trabajo de campo, la comercialización del producto que es algo duro y arduo, pero al momento actual estoy muy satisfecha y no me arrepiento de nada. Es un proyecto que me sigue emocionando como el primer día. Realmente disfruto, me apasiona la dehesa. He tenido la oportunidad de conocer gente maravillosa que honran las tradiciones con un gran respeto por la liturgia de este sector. Todo eso me sigue motivando”.

Ponemos el acento en la evolución que ha vivido en estos años y con la sinceridad que le abandera comenta: “En este tiempo tuve la suerte de lidiar en plazas en las que el empresario salía a saludarte. Había un trato entre señores que te respetaban y consideraban. Esa elegancia en el trato hoy se ha perdido. Que te considerasen la persona gracias a la que se podía dar un festejo -matiza-. Ahora, el empresariado se ha quedado en manos muy reducidas y si no entras en ese sistema, te quedas fuera. Y a mí me cuesta entrar si con ello tengo que hacer cosas que mi ética no me las permite. Por eso estoy fuera, a pesar de tener los toros que tengo y que los aficionados y toreros vengan a mi casa y salgan encantados. En la actualidad todo se ha circunscrito a un reducido número de ganaderías y no se abre el abanico. Esto va en detrimento de la Fiesta”.

Como también lo es la ausencia de vueltas al ruedo a toros que han sido bravos en la plaza. Afortunadamente quedan palcos con esa sensibilidad. Ahí está el de Torrejón de Ardoz, en donde el pasado año se concedieron honores en el arrastre de dos toros de Buenavista. Para uno de ellos tras habérsele pedido con insistencia el indulto. Este hecho, el del premio póstumo, en opinión de nuestra protagonista, es de vital importancia como destaca: “Ese es el momento de gloria para el toro y hay que reconocérselo. Y qué mejor manera que con esas vueltas al ruedo que se están perdiendo. Supone, además, un reconocimiento al ganadero por todo lo que luchamos”.

A pesar de esos sinsabores con los que, a buen seguro, Clotilde Calvo podría escribir un tratado que añadir a su extensa y prolija biblioteca taurina, su ilusión permanece intacta. Señal inequívoca del amor que siente por la ganadería: “Creo que he llegado a tener lo que soñaba: una dehesa y criar el toro que quería criar con el reconocimiento de muchos toreros”. Aunque lamenta: “Lo que sí me gustaría es tener más reconocimiento hacia mi persona por parte de algunos empresarios y toreros para que se dieran cuenta de que si tengo un toro bueno ¿por qué no lo pueden llevar a las plazas para que lo vean las aficiones?”, se pregunta en voz alta.

Pero sí del aficionado, apuntamos en referencia a ese reconocimiento que añora, a lo que con rapidez ratifica: “Sí, del aficionado y de muchos toreros también. En mi casa se crea un ambiente muy bueno. He tenido la suerte de que por aquí hayan pasado figuras de la talla de Paco Ojeda, Pepe Luis Vázquez hijo, Rafael de Paula, Curro Romero… Eso para mí es un orgullo y un honor haberlo podido vivir en estos treinta años”. Ojalá lo siga siendo muchos más.

Antes de despedirnos visitamos los cercados donde los toros de la camada de 2019 esperan para seguir testificando en el ruedo el buen hacer de su criadora. La ganadera nos muestra los distintos lotes: “Hay una corrida para plaza de primera, otra de segunda y dos de tercera. Además de una novillada de erales y otra picada”. Astados que hasta la fecha no tienen destino seguro a excepción de los reseñados para el próximo día 27 de abril en el coso conquense de San Clemente “Por ahora es la única que está vendida”, precisa. Toros que lidiará una terna compuesta por Morenito de Aranda, Esaú Fernández y David Galván. En cuanto a los novillos que sestean en otro cercado, Clotilde nos comenta: “De erales no suelo lidiar, no me gusta. Aunque este año lo vaya a hacer. Pero prefiero que se lidien de utreros”.

A raíz del tema centra la conversación el tema de las novilladas, que es algo que le preocupa sobremanera. Clara muestra de su depurada afición: “Se tendrían que hacer más novilladas, pero mientras no se haga algo por ayudar a este tipo de festejos va a ser imposible que los que empiezan vayan cogiendo tablas. Solo se dan corridas y eso es malísimo. Es un mal que estamos sufriendo en la Fiesta. Es verdad que tienen menos tirón de público que las corridas, pero son muy necesarias”. Palabra de aficionada. Palabra de ganadera.

Corredero, la idea de una visionaria

Cuando Clotilde Calvo pensó en ejercitar a sus toros muchos lo tomaron por una extravagancia. En cambio, a ella, como ya hiciese en otros aspectos del manejo y la alimentación, aquello no le amilanó el ánimo. Al contrario, pensó de la manera más pragmática posible: “Yo a mis hijos los he criado motivándoles para que hagan ejercicio, coman bien y sano… Entonces eso mismo lo quería para mis toros. Para que un rumiante sea un atleta y dure en el ruedo entregando su bravura tiene que estar bien alimentado y ejercitado. Súmele a eso la belleza que supone ver a un toro bien musculado, en el que se le vea el morrillo formado”. Por eso los empezó a mover: “Al principio los corríamos por un camino para arriba y para abajo. Después ya hice un corredero circular. Nos gusta moverlos para que vayan a su ritmo, sin obligarlos más que lo necesario cuando hay algún repecho. Este entrenamiento les mejora en todos los sentidos”, argumenta con el convencimiento de quien ha contrastado de manera empírica su idea.

Una gran biblioteca

Si hay algo que a Clotilde Calvo le seduce tanto como sus toros, eso son los libros. “Tengo una carrera de Letras que me apasiona y soy lingüista, mi marido en cumpleaños y santos siempre me regalaba volúmenes taurinos”. ¿Qué mejor entonces que unir ambas pasiones? Por eso cuando se le presentó la oportunidad de hacerse con una de las mejores bibliotecas taurinas que existía no lo dudó un instante: “Por mediación de mi amiga Pilar Urquijo tuve la oportunidad de tener acceso a la biblioteca de su familia que a diferencia de otras, como la del Conde de Colombí, se había mantenido sin dispersarse. Pilar me puso en contacto con su padre y me fui a verle. Cogí unas cajas de fruta y con el encargado de la finca y unas becarias documentalistas de Sevilla me planté en Los Palacios y empecé a puntear los libros y me los llevé a casa”, comenta orgullosa. Carlos Urquijo sabía que su colección iba a estar en buenas manos, por eso accedió a la transacción. Tan en buenas manos está que Clotilde la ubicó en lugar de preferencia en Buenavista: “Construí una habitación para que la albergara y es un entorno en el que me encanta estar. Allí hacemos tertulias preciosas mientras escuchamos flamenco, que es algo que también me apasiona. Mismamente, tuvimos a Estrella Morente, que vino con su marido, Javier Conde, que estuvo tentando, y fue un lujo impresionante”. Como buena lingüista y apasionada de la literatura su colección está siempre en continua expansión: “Lo último que me han regalado es una biografía de Guerrita, un volumen precioso en el que ves que las tradiciones en los toros siguen siendo las mismas de entonces”. La misma tradición que ella conserva a la hora de documentarse: “Me encanta sentarme en este lugar, con la chimenea encendida mientras hojeo los libros. Es un lujo y un privilegio que cuando lo disfruto no me cambio por nadie”. Damos fe de ello en tan idílica estancia.

Fotos: ARJONA

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