La Revolera

¡Iglesias trabaja para Vox!

Paco Mora
jueves 04 de abril de 2019

Pablo Iglesias propone un referéndum “Toros sí o toros no”. Gracias le sean dadas. Ya era hora de que un político –es un decir- se inquietara por el único problema que realmente preocupa a los españoles. El líder podemita vive sin vivir en él por el sufrimiento de los toros de lidia, que mueren estoqueados por sus lidiadores a pleno sol de las tardes de verano. Resulta enternecedora la sensibilidad del coletudo ex amigo de Maduro. Sobre todo cuando él sabe que los terneros, los cochinillos, los pollos, los conejos y demás animales que le ponen bien condimentados sobre la mesa -¿o también nos ha salido vegetariano el menda?- los matan a besos en la oscuridad sanguinolenta de los mataderos. ¡Cómo deben disfrutar los animalitos con el cariño de sus matarifes!

Al menos doña Carmena ha acabado por entender que el toreo forma parte de nuestra cultura y dice que “no lo ve oportuno”. Lo del referéndum, digo. Pero el líder de la izquierda radical, que, en vez de crecerle los enanos, se le están marchando dejándolo más solo que la una, propiciándole una auténtica catástrofe electoral, dale que te pego con la fiesta de los toros que es una fuente de ingresos para el Estado, y que genera muchos puestos de trabajo a la vez que supone un reconocido equilibrio para los campos de Andalucía y de Salamanca.

Pero el hombre no puede resistir el sufrimiento -que hace suyo- de los pobres bicornes que se lidian en las plazas de toros. Pobrecitos toros. Es que no es lo mismo ver morir a un toro en el ruedo que desearle ser abofeteada a Mariló Montero, hasta que sangre por los ojos. ¿Verdad usted? Eso no es crueldad, eso es una gracia de su bondadoso carácter y de su profundo respeto a las mujeres. Hasta Carmena se ha dado cuenta de que la guerra contra el espectáculo taurino puede ser un desagüe de votos para quienes la planteen. Y, aunque otra cosa lleve muy por dentro, se ha desmarcado de la genialidad antitaurina de su otrora bastante más amigo que ahora. Sobre todo después de guindarle a Errejón.

¿Sabe usted, señor Iglesias, lo que está haciendo con su guerra contra la fiesta brava? Pues se lo voy a decir; regalándole votos a puñados a VOX. ¡Quién le iba a decir a Abascal que encontraría en usted un colaborador tan generoso!

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