En la vida casi nada ocurre porque sí. Todo tiene un porqué. Y de eso saben bastante en Salinas de Hortales, la finca en la que Lola Domecq y su esposo Tomás León mantienen muy viva la simiente que dejó sembrada don Salvador Domecq y que un hombre como Manolo Serván cuida con ese amor que de generación en generación transmite la gente del campo. Si el toro de esta casa gaditana es lo que es se debe a todos ellos por la raza que demuestran en el día a día de este manantial de bravura que son los toros de El Torero.
– “La corrida de Madrid es cinqueña y hay toros con muy buenas hechuras. En esta ganadería, que es muy baja y sin mucha caja, si queremos lidiar en plazas de primera tiene que ser así porque de lo contrario te sales de tipo y ya no es lo tuyo”
– “Me encanta el cartel del Domingo de Resurrección en Las Ventas, son tres chavales nuevos y eso hace mucha falta ahora mismo, que haya chavales que arreen y salgan en Madrid a por todas”
– “Si los dos cónyuges tienen mucho temperamento, mala cosa porque acaban separándose. En esto pasa igual. Hay que casar bien los sementales con las hembras para que liguen bien. Eso no es fácil”
– “Tenemos trescientas vacas y no nos damos ningún tipo de coba. Estamos incluso quitando de las de por detrás cuando las nuevas superan en nota a las otras. Fíjese que de la partición no quedan ya vacas viejas”
– “Cuando hay un toro que da bien nos gusta tener cuatro hijos en reserva porque te pasa cualquier cosa con ese animal y te quedas desarbolado, de esa manera siempre hay donde tirar”
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