REPORTAJE

Aquella Semana Santa de siempre

Antonio Girol
martes 16 de abril de 2019

Semana Santa y Tauromaquia. Dos tradiciones estrechamente cosidas con las puntadas imponentes de la historia que se dan la mano. Quizás por eso, en Sevilla el mundo taurino siempre ha estado tan íntimamente ligado al mundo cofrade. Precisamente porque en ambos reina lo íntimo. Y lo íntimo siempre es pureza. Este año, sin embargo, la ciudad que más sabe de silencios no podrá celebrar su festividad más solemne.

La devoción de Las Penas

Las Penas de la parroquia de San Vicente es un clásico del Lunes Santo. Como clásico es el toreo de Pablo Aguado. Hermano de esta cofradía que destaca por la religiosidad de sus devotos, tal como de ella dijese el ilustre escritor Santiago Montoto de Sedas. Escuchando al diestro sevillano se entiende mejor el porqué de esta afirmación: “A mí la fe me gusta vivirla todo el año y no solo durante una semana. Entiendo que esta debe ser algo íntimo y no tanto como un acto cultural que es de la manera que me parece que ahora la vive alguna gente”. Su relación con esta Hermandad le viene de cuna: “Toda mi familia ha tenido tradición con Las Penas de la que mi abuelo y mi tío fueron Hermanos mayores”.

TRIANA, TAN GENUINA EN EL TOREO COMO EN SUS PASOS

Al igual que en el toreo, Triana también tiene su propia escuela si de Cofradías hablamos. Y se traduce en lo que se ha dado en llamar andar trianero. O lo que es lo mismo: andar con cambios. Es lo que se conoce en el argot de las cuadrillas de costaleros como el izquierdo por delante. Si se me permite la comparativa taurina sería como lancear a la verónica con esa gracia que siempre tuvieron los toreros de la Cava.

De Triana es La Estrella a quien acompaña cada domingo de Ramos cubriendo su rostro con terciopelo azul Sebastián Castella. El torero francés afincado a este lado del Guadalquivir abre cartel cada Semana Santa en lo que a toreros nazarenos se refiere.

Si hablamos de familias vinculadas a Hermandades trianeras una de las más representativas, si no las más, es la de los Ordóñez con su Esperanza de Triana. Cofradía a la que también perteneció Francisco Rivera “Paquirri” al que emuló su hijo Francisco como costalero del Señor de las Tres Caídas habiendo formado también parte de la Junta de Gobierno de esta Hermandad. Cayetano, al igual que hiciera su abuelo Antonio Ordóñez, que ocupó el cargo de Hermano Mayor, cada madrugá ciñe su túnica de terciopelo morado para ser uno más de los 2.500 nazarenos que hacen estación de penitencia tras un Cristo caído a quien un centurión a caballo le indica el camino al Calvario.

No son los Rivera Ordóñez los únicos espadas que tienen vínculo con la Esperanza. A lo largo de los seiscientos años de historia de esta Cofradía tan arraigada a este barrio marinero otros diestros, como Emilio Muñoz, también han sido costaleros o cofrades.

Los Rivera Ordóñez.- La familia de los Ordóñez es una de las más representativas de la Esperanza de Triana. A esta cofradía perteneció Francisco Rivera “Paquirri”, y han seguido sus hijos Francisco y Cayetano.

Pero hablar de Triana es hablar de Juan Belmonte. Lo mismo que hablar de la margen occidental del río es hacerlo del Cachorro. La impresionante talla del Cristo de la Expiración de la que El Pasmo era maniguetero: uno de los cuatro hermanos que vestidos de nazarenos, con antifaz pero sin capirote, van junto a los brazos que sobresalen de las andas del paso. Un puesto de privilegio dada su cercanía a la imagen titular de la Hermandad.

Juan Belmonte.- De nazareno en la hermandad de El Cachorro.

Los gitanos y la Trinidad

En la madrugá sevillana otro nazareno recorre también las calles, se trata del Cristo de la Salud de la Hermandad de los Gitanos muy vinculada a la Casa Alba. Y de la que fueron Hermanos muchos de los toreros calé que esta raza dio a la Tauromaquia. Caso de Curro Puya o de la saga de Los Gitanillos. Curro Romero procesa gran fe a este Cristo. Actualmente el diestro Martín Núñez ejerce de capataz de la cuadrilla de treinta costaleros que portan la morena estampa del Señor por su estación de penitencia.

El Sábado Santo le llega el turno a La Trinidad. Otra Cofradía con entronque con la Tauromaquia. En este caso con la familia del diestro Manolo González. De la que fue hermano como lo son ahora sus hijos. En alguna ocasión, José María Manzanares, padre, lució la túnica blanca y la capa y antifaz negro de esta Hermandad, caminando al son de las marchas de palio de María Santísima de la Esperanza.

Maestro Manzanares.- En la hermandad Esperanza de la Trinidad y el Santísimo Cristo de las Cinco Llagas, con su esposa Yeyes, un pequeño Josemari e Icha de la Lastra, esposa de su entonces apoderado Manolo González.

El Baratillo, el barrio de los toreros

Hablar de Hermandades toreras es hacerlo también de la del Baratillo que nace en las mismas entrañas de La Maestranza, en pleno Arenal, donde reposan el Cristo de la Misericordia y la Virgen de la Caridad, patrona de la Vejez del Toreo. Los hermanos antes de formar en el albero que circunvala la plaza escuchan misa en el oratorio del coso maestrante. No me negarán que para todos aquellos que sean aficionados, y los hay a puñados, ese debe ser un momento de especial intimidad.
La devoción de los toreros por esta Hermandad se retrotrae a los tiempos de Pepe Hillo, que en 1774 mandó hacer y colocar una talla de San José en el Altar Mayor de la Capilla de La Piedad. En la actualidad toreros como Morante de la Puebla, Oliva Soto, El Cid, El Cordobés o David Silveti son algunos de los espadas que hacen estación de penitencia vistiendo el azul de su túnica.

SAN BERNARDO, BARRIO DE TOREROS

Si hay un barrio sevillano que puede apellidarse de los toreros ese es San Bernardo por su histórico entronque con aquel matadero de la Puerta de la Carne al que Fernando VII convirtió en Real Escuela de Tauromaquia en 1830. De ese barrio son titulares El Cristo de la Salud y la Virgen del Refugio a cuya Hermandad han pertenecido más de sesenta toreros. De entre ellos, El Tato fue Hermano Mayor en 1850. Y también lo fue Curro Cúchares, que descansa eternamente a los pies del Cristo titular.

Muchos, como decimos, han sido los toreros tanto de oro como de plata que han vestido la túnica morada y la capa y el antifaz negro de San Bernardo, pero de ninguna familia ha habido tantos como de la de los Vázquez, tan vinculada de siempre a este barrio sevillano. Pepe Luis, Rafael, Antonio y Manolo fueron cofrades. Manolo alcanzó el cargo de Hermano Mayor en la década de los sesenta.

Saya de la Esperanza de Triana realizada con el bordado de oro de un vestido de torear de Juan Belmonte.

También fue hermano de esta Cofradía Joaquín Rodríguez Costillares al igual que Pepete, Diego Puerta y los hermanos Manolo y Pepe Bienvenida y lo es en la actualidad Dávila Miura. La simbiosis del toreo con esta Hermandad es tan estrecha que cada Miércoles Santo el bamboleo de los faldones de los respiraderos del paso de Palio de la Virgen del Refugio se marca al son de los machos de vestidos de torear. No se puede andar por las calles de Sevilla con más arte.

Macarena, ¡torera!

No hay Virgen que tenga más tintes toreros que La Macarena. A ninguna otra se le gritan más oles que a la que está en San Gil cuando cruza el Arco en su salida. Hablar de esta dolorosa es hablar de Joselito. Ha pasado casi un siglo de la tragedia de Talavera y el nombre del menor de los Gallo sigue de actualidad cuando María Santísima aparece en las calles de Sevilla con las mariquillas de esmeralda que se agitan en su pecho con la respiración de las gargantas que oran al paso de la Virgen y el filo dorado de la pluma con la que el canónigo Muñoz y Pabón firmó la más enérgica defensa de quien se dejó la vida en las astas de Bailaor, de la viuda de Ortega.

Si Joselito ocupa el trono de los toreros macarenos, en altos estrados se sientan también su cuñado Ignacio Sánchez Mejías, los hermanos Martín Vázquez, Andrés Luque Gago y los ganaderos José Luis de Pablo Romero y Eduardo Miura, estos dos últimos ocuparon cargo de Hermanos Mayores. Heredero de esta tradición es su nieto, Eduardo Dávila Miura, que en la actualidad forma parte de la Junta de Gobierno. Y entre los toreros en activo Rafa Serna es quien mejor representa los valores de esta Cofradía heredados de su padre, el llorado y recordado Rafael Serna, pregonero de esta Semana Santa sevillana, que este año acompañará a Joselito desde el balcón del cielo arrojando flores en la petalada que reciba la Virgen a su regreso con las claritas del alba.

Joselito.- Vestido de nazareno en la hermandad de La Macarena.

Saya de la Esperanza Macarena realizada con el bordado de oro de un vestido de torear regalado por Joselito.

El Gran Poder, señor de Sevilla

El Señor de Sevilla por antonomasia es el Moreno de San Lorenzo. Y como tal es venerado por toda la ciudadanía. Es normal que sean legión los toreros que se encomiendan a su cara morena tanto en la plaza como cuando ven su talla al paso de los treinta y cinco costaleros que la portan por las calles sevillanas. Entre esos diestros a lo largo de la historia fueron hermanos El Gordito, Rafael Ortega “Gallito”, Chicuelo, Luis Fuentes Bejarano y Manolo Vázquez que estuvo en la Junta de Gobierno. En relación con Manolo Vázquez cabe destacar una anécdota que nos narra su nieto: “Mi abuelo portaba el Relicario del Beato Diego de Cádiz que actualmente lleva mi padre y yo voy a su lado con un farol junto a mi otro hermano. A esta comitiva formada por cinco nazarenos se le conoce desde entonces como la ‘cuadrilla de Manolo Vázquez’ y en los ochenta cuando su reaparición hubo un aficionado que al verle pasar, aunque iba ataviado con su túnica negra, le dijo en el silencio más absoluto de la madrugá: maestro, suerte para la corrida del domingo”.

Fotos: AYUNTAMIENTO DE SEVILLA, ARJONA y ARCHIVO

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