Desde que Finlandia es el país más feliz del mundo, según la ONU, y que una sociedad con leyes de bienestar avanzado equivale a un país más progresista y justo, todo vale. Son dos ejemplos de las “mentiras de Estado” que, lástima, no han sido rebatidas por partido alguno en sus lardos discursos electorales. Al respecto, decir que los debates de los candidatos democráticos se parecieron más a una bronca de taberna que a un duelo de talentos. A las broncas de taberna les van bien las “fakes”, las mentiras tomadas como verdad que nadie pone en duda, pero que son mentira.
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