FERIA DE SAN ISIDRO

Puerta grande para David de Miranda ante un gran juampedro

El onubense se entendió con un excelente toro que debió ser premiado con la vuelta al ruedo; oreja para Paco Ureña
Gonzalo I. Bienvenida
viernes 24 de mayo de 2019

Fotos: JAVIER ARROYO

David de Miranda abrió la puerta grande de Madrid al cortarle dos orejas a un gran toro de Juan Pedro Domecq. El serio toro, con alzada y cuajo, no se entregó de salida. Por tijerillas lo recibió el onubense que no escatimó en ganas en ningún momento. El quite por ajustadísimas chicuelinas calentó el ambiente. David de Miranda se dio cuenta de las condiciones del toro y empezó la faena con el pase cambiado por la espalda en los medios. El toro se arrancó como un rayo, De Miranda combatió el ímpetu a base de serenidad. El toro iba a más, las tandas cortas pero intensas. Al natural costó el acople pero también llegó. Madrid vibraba con la frágil exposición del onubense. El bravo toro de Juan Pedro quiso todo por abajo y De Miranda se lo dio. Las bernadinas finales, tan apuradas, terminaron de levantar al público del asiento. El estoicismo de De Miranda había calado en Madrid. La estocada cayó en lo alto y las dos orejas compensaron el calvario vivido al ser cogido en Toro (Zamora) en 2017.

El aire condicionó la lidia del primer toro. Hondo y serio ejemplar de Juan Pedro Domecq que careció de fuerza. David de Miranda confirmó su alternativa y también el valor que le caracteriza. Quitó por saltilleras. Brindó al rey Juan Carlos que se encontraba en una barrera junto a Enrique Ponce y a Juan Pedro Domecq. Empezó por estatuarios en los medios. No pudo dominar la muleta por el vendaval. El toro se quedó corto por su falta de fuerza. Un pinchazo acabó con el toro.

Madrid tiene memoria. Del mismo modo que encumbra toreros, sabe reconocer sus heroicidades. Una ovación sacó a saludar a Paco Ureña que regresaba a ‘su’ plaza tras el percance de Albacete.

El tercero, hecho cuesta arriba, cargado por delante. Obedeció de salida con buena intención. Buenas verónicas de Paco Ureña que brindó al público y se fue al refugio del 5, donde descansaban los papelillos. Su faena fue un pulso con el toro y con el aire. Se lo pasó muy cerca con la mano derecha en dos tandas con su asentado sello. Al natural encontró el acople en su versión más vertical. Los pases de pecho mirando al tendido tuvieron efecto en el tendido. A la faena le faltó un punto de conjunción, el toro no se terminó de entregar a la pureza de Ureña. Buena estocada tras pinchazo.

Paco Ureña cortó una oreja por su esfuerzo. El colorado que hizo quinto fue un toro con cuello y longitud de pitón. Un toro serio pero al mismo tiempo con buena expresión. Se cambió el tercio sin a penas haberlo podido parar. El abanto colorado se fue centrando en la lidia. Brindó al rey emérito: “Le pido disculpas por no haberle brindado el primer toro, pero se lo debía a Madrid”, vino a decir. La faena fue laboriosa. La primera parte más de meterle en la muleta, sobarle y poderle. Se dobló con torería. El toro poco a poco fue entregándose. Ureña firmó naturales excelentes, de fino trazo y encajada expresión. Hubo muletazos despacio, el toro respondió con temple aunque sin continuidad. La estocada también se ejecutó despacio.

Apareció el segundo y no cesaba el viento. Su vareado remate se tapaba por la astifina cara. Imposible resultó el manejo de las telas. Tanto que no se pudo ver la condición real del toro. El Juli lo paró con oficio. Quitó por gaoneras Paco Ureña, resultó tropezado en una de ellas afortunadamente sin consecuencias. Respondió El Juli con dos chicuelinas y una desmayada media. Brindó al rey emérito. El Juli no pudo ni ponerse por el viento y los derrotes a destiempo tampoco ayudaron nada.

El cuarto, serio y con buena condición, fue devuelto en el tercio final al lesionarse de la mano derecha. El Juli forzó con cuatro miradas al presidente la devolución del toro mientras lo muleteaba mostrando su cojera. Ilegalmente, Trinidad López-Pastor accedió a la presión ejercida por la figura y por el público menos entendido. Salió un sobrero de Luis Algarra con dos perchas muy de la casa y honda hechura de la casa. El Juli lo toreó a su forma con el capote y remató con su personal lánguida media. Se fue al pie del tendido seis entre protestas. Sentó mal la falta de elegancia a la hora de pedir la devolución del toro anterior. Y Juli lo pagó: el de Algarra tuvo movilidad y nobleza dentro de su falta de transmisión. El Juli le dio muchos pases, en una faena acelerada, sin poso ni temple. Paró al toro a base de latigazos. Trincherillas y desdenes trataron de maquillar la vulgaridad reinante. Lo mató de forma indecorosa.

Madrid, viernes 24 de mayo de 2019. Feria de San Isidro. Cinco toros de Juan Pedro Domecq, bien presentados y de manejable juego. Extraordinario el 6º; y uno de Luis Algarra (4º bis), manejable. El Juli, silencio y pitos; Paco Ureña, vuelta al ruedo tras leve petición y oreja tras aviso; David de Miranda, que corfirma la alternativa, silencio y dos orejas. Entrada: Lleno de “No hay billetes”.

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