La Pincelada del Director

San Isidro 19, momento mágico

El fenómeno tiene cifras incontestables: más de veinte mil personas todos los días, durante treinta y cuatro días seguidos y otros muchos miles siguiéndolo expectantes detrás de las teles. Eso, sin ayudas mediáticas, sin subvenciones, a pelo, casi a hurtadillas y pagando, es para un cuerpo mayor
José Luis Benlloch
martes 04 de junio de 2019

Y de momento no se baja. Toquemos madera. Al toreo me refiero, que a su paso por San Isidro parece haber cogido la ola buena y surfea poderoso sobre un paisaje social adverso y de rara, rarísima sensibilidad, preocupante sensibilidad, en donde como muy bien ha dicho el maestro Camino a Zabala de la Serna, se aparca a los mayores y se adoptan a los perros… y se combate a los toros, añadiría yo. Pues aun así, cabalgamos. No digo que se aprecian brotes verdes porque todos sabemos los recuerdos que trae semejante alegoría y hasta el mal fario que le acompañó. Pero es algo patente. El fenómeno tiene cifras incontestables: más de veinte mil personas todos los días, durante treinta y cuatro días seguidos y otros muchos miles siguiéndolo expectantes detrás de las teles. Eso, sin ayudas mediáticas, sin subvenciones, a pelo, casi a hurtadillas y pagando, es para un cuerpo mayor. Hace falta tener mucho cuajo, mucha raíz, musha afisión para aguantarlo pero no solo se aguanta, ilusiona tanto que todos los días cuando dan las seis se inicia el rito camino de la plaza o del sofá ¡que comienza San Isidro! Y salvo una minoría -¡qué coñazos!-, se hace con buen humor, esperanzados.

Es la feria de muchos años a pesar de los escraches del 7 y demás, ya se sabe, para ellos cuanto peor, mejor… y a pesar de las arbitrariedades del palco, N.P.I., desaguisados como los suyos en el deporte hubiesen sido materia de consejos de ministros

Eso es el primer milagro, que seamos muchos e ilusionados. El segundo es el nivel de la feria, los triunfos tan frecuentes como no se recuerdan, el nivel artístico tan alto y la pasión con la que lo vive la mayoría, para algunos todo un descubrimiento ahítos como están de tanta mezquindad. Un tercer milagro es que Manuel Escribano ya esté pensando en torear, que Gonzalo esté en la calle, igual que Juan Leal, que anda como loco por echar el paseo en Nimes, que Román se escapase de los pitones aviesos, dos kalashnikov apuntándole a las femorales, de su primer adolfo que desde que salió llevaba el dedo en el gatillo, que el Adame chico se escapase y volviese a la carga con tanta entereza… Milagro es que embistan esos toros, torazos, moles enormes que rompen las teorías de cómo debe ser un toro de lidia. La de Adolfo fue todo un espectáculo. Y como milagro también debe contabilizarse que la gran mayoría de la plaza no acabe loca y desnortada con la presión, escrache puro, con la que los del 7 y algún brote más tratan de boicotear todas las tardes a todos los que les petan, que son muchos. Para ellos, ya se sabe, cuanto peor, mejor. ¿Quién iba a decir que los profesionales acabarían echando de menos los originales de la legendaria andanada del 8?… porque saber de toros, estos no saben una papa, de sentimientos menos, de oportunidad, ¿qué es eso?… de oportunidad y respeto rien de rien, res, una ful… Y milagro es que salgan las corridas adelante sin altercados con las arbitrariedades del palco, N.P.I. tienen algunos usías, con Ferrera se equivocó en el primero y volvió a equivocarse en el cuarto, un día se armará sin posible marcha atrás. El problema tiene su origen en la poca atención que le dedica la Administración, eso mismo, desaguisados así en el deporte hubiese sido materia de consejos de ministros…

Estamos en la buena ola. Otra vez. La esperanza nació en Valencia, continuó en Sevilla y ahora es en Madrid donde se confirma una bonanza que contrasta con la obsesión por arrinconar la tauromaquia

ANTÍDOTOS CONTRA DECADENCIA.- No digo que el nivelazo isidril sea nada definitivo, sería una invitación a sentarse y mirarse el ombligo, pero sí es fenómeno de lo más esperanzador. Y más que oportuno, diría que imprescindible. Se necesitaba para seguir respirando. La esperanza nació en Valencia y continuó en Sevilla, primeras ferias grandes de la temporada en las que hubo grandes triunfos, y ahora es en Madrid donde se confirma una bonanza que contrasta con el ambiente externo con el que tan insistentemente pretenden arrinconar la tauromaquia desde los mismos colegios en los que el profesorado de este país alecciona con mucha frecuencia a los niños en contra de los toros y hasta les afea su gusto. Dado que el apoyo institucional no acaba de llegar, en realidad nunca lo tuvo, su vigencia y su futuro depende de momentos como este, Momento San Isidro 19, de su capacidad de generar interés entre los aficionados y los que se muestran indiferentes y eso se consigue con triunfos y toreros que sumen, que atraigan y despierten curiosidad y ganen cuota de portada. Por todo ello, ese viento en popa que ya se levantó en el marzo fallero ha llegado cuando más imprescindible se hacía.

San Isidro se acerca a la excelencia a pesar de la ausencia de grandes figuras del momento. Saquen conclusiones los que no han querido estar, puede que el que se va a Sevilla… pues eso

LOS DATOS DEL MILAGRO.- Los datos son concluyentes. Apenas llegado al ecuador de la feria madrileña han salido en hombros cuatro matadores, Perera, Roca Rey, David de Miranda y Antonio “Mágico” Ferrera, y un rejoneador, Leonardo Hernández, ¡todos en pie!, y han cuajado tardes de gran nivel diestros como Pablo Aguado -no me canso de recordarle y por tanto de esperarle para el día del cerrojazo isidril-, Paco Ureña, Ginés Marín, Emilio de Justo, Juan Leal y Román, entre otros, a los que solo pequeños detalles les privaron de salir por la Puerta de Madrid. Un nivel que no se daba en las últimas décadas, con una circunstancia añadida que pone todo lo visto en más valor todavía, el haberse logrado a pesar de la ausencia de grandes figuras del momento como Morante, Talavante, Manzanares o Ponce que, aunque anunciado, no ha podido concurrir por estar herido. La cuestión es para que saquen conclusiones los que no han querido estar, el que se va a Sevilla, eso, que puede que pierda su silla; para que tomen nota los que tienen la obligación de rebuscar nuevos valores y que por interés o por conformismo no lo hacen; para que los pesimistas comprueben que esto tiene vida, que mientras haya un rescoldo se puede reavivar el fuego; y para destaparles las vergüenzas a los políticos y demás especies de dirigentes que ante el ruido mediático que anuncia que esto del toro tiene fecha de caducidad se han bajado precipitadamente del caballo sobre el que antes lucían palmito. Y se equivocan, no se acaba, asómense a Las Ventas. No digo que lo de San Isidro sea exportable ni definitivo pero sí marca el camino. Y si cuando no funcionaba como todos queríamos se señalaba a Simón, cuando funciona hay que darle lo suyo. La fórmula: curro, imaginación y fe.

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