La Revolera

Corrida para espectadores heroicos

Paco Mora
jueves 13 de junio de 2019

Una gran pancarta en la que con grandes caracteres podía leerse: “D. Fernando Cuadri. Gracias por todo”, destacaba en los tendidos de sombra esta tarde. Fernando Cuadri, que se retira y deja la ganadería en manos de sus sobrinos, se ha levantado de su asiento con la modestia que lo caracteriza, para agradecer el detalle con los ojos humedecidos por la emoción. Es de suponer que en el agradecimiento de la pancarta no entraba la corrida de esta tarde.

Los “cuadri” se han lidiado y se siguen lidiando como toros de “Hijos de D. Celestino Cuadri”, para honrar al creador del hierro. Pero es muy posible que el abuelo, desde ese rincón del Edén donde habitan eternamente los hombres cabales que se nos fueron, no debe estar muy contento de lo que han hecho sus deudos con aquella ganadería que él fundó y acreditó, encastada en Santa Coloma, brava, entipada, seria y sin exageraciones, que se hizo un sitio en el vademécum ganadero. Porque los ejemplares que han salido hoy en Las Ventas se parecían más a una manada de bisontes de la pradera del oeste americano que a lo que siempre se ha tenido por toros bravos. Todos bordeaban los seiscientos kilos y alguno los sobrepasaba, y no hablemos de cuerna porque en ese aspecto parecían, más que toros bravos, un grupo de ciervos sobrealimentados.

Del sexteto, solo el quinto ha embestido como un toro bravo y a éste, el tantos años desaparecido de Las Ventas, Domingo López Chaves, le ha hecho una faena de torero del siglo XXI, porque a los otros se les ha tenido que lidiar echando mano de los recursos propios del siglo XIX. Parados y pensativos, han sido cinco alimañas a la espera del descuido de sus presuntos matadores…”Esto es una mierda”, se ha oído con claridad que decía Rafaelillo cuando se dirigía a coger la espada para tratar de quitarse de en medio a su segundo. Pero se equivocaba el breve y valiente torero murciano, ya que las “m……” han sido cinco, incluidos los dos suyos. Que se lo pregunten sino a Octavio Chacón, que con su valentía y capacidad para la lidia de poder a poder de todo lo que sale por los chiqueros, hoy sus esfuerzos han sido baldíos.

Picarlos, una aventura, banderillearlos, un quinario, torearlos, un milagro, y aguantar los seis, uno detrás de otro, como espectador, una heroicidad…

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