El Palco

Sinceridad y sensatez vestidas de luces

Rafael Comino Delgado
jueves 27 de junio de 2019

Procuro ver todos los festejos taurinos que se dan por TV; naturalmente veo el Canal Toros de Movistar+, y tengo la impresión -conozco a muchos que también la tienen- de que algunos comentaristas -me refiero a profesionales del toreo- tienden a destacar en exceso los defectos del toro y a minimizar los del torero (lo cual, y hasta cierto punto, es comprensible por compañerismo), que también puede tenerlos, como cualquier ser humano.

Entendemos que los comentaristas están para narrar lo que allí está pasando, pero no para transmitir que los toros siempre, o casi siempre, son los culpables de que no haya una faena lucida. Para eso mejor quitar el volumen a la TV y limitarse a ver, como suele hacer a veces el maestro Paco Mora.

Por contra, recientemente he oído tres comentarios de otros tantos toreros en el callejón, que son la sensatez, la sinceridad y la honradez personificadas.

El primero se lo oí al maestro Sebastián Ritter, torero colombiano, que actuó en San Isidro el día 10 de junio. En el callejón le preguntaron cómo había visto a su toro, y dijo, entre otras cosas: “Siempre pedimos que el toro planee al embestir, pero también el torero tendrá que poner de su parte”. El segundo comentario fue hecho por el maestro Domingo López Chaves, que, dicho sea de paso, echó una tarde para el recuerdo el día 13 de junio en Las Ventas. Igualmente le preguntaron qué defectos le había visto a su toro, y contestó: “No me gusta hablar de los defectos del toro, ¡si ellos nos los pusiesen a nosotros ya veríamos!”. El tercero lo hizo el maestro Sebastián Castella durante su actuación en Madrid el día 15 de junio. Tras su último toro en la pasada Feria de San Isidro, el periodista le insinuó que los toros que le habían tocado este año no se prestaron al lucimiento, y él contestó: “No voy a poner excusas, no ha sido una feria brillante para mí, y la culpa es mía, no de los toros”.

No pudieron ser más sensatos, más sinceros, más honrados y tener más torería, pues para nosotros eso es torería auténtica.

El torero tiene que procurar siempre estar bien, sean los toros como sean, y culpar a los toros es poco torero. Ciertamente, a veces salen toros con los que es imposible crear una faena brillante, según hoy se exige, pero el torero puede lidiarlo y matarlo bien, de acuerdo a sus condiciones. Por lo tanto, ha estado bien. Los defectos al toro, que los pongan otros, no el torero.

Al toro siempre se le exige ser perfecto, mientras que al torero, salvo que sea muy modesto (a esos sí se les destacan sus errores), hay tendencia a disculparle. Es lo que ocurre a veces en TV. Creemos que por el bien de la Fiesta se debe decir la verdad, aunque sin herir, y si por ser profesional no se está dispuesto a comentar un error del compañero -torear es dificilísimo, y el torero es humano y puede tener un mal día- lo cual puedo entender, pues yo no lo comentaría en público, que no vaya a televisión como comentarista.

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