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Los jóvenes en los toros

Carlos Ruiz Villasuso
domingo 07 de julio de 2019

Los jóvenes sí van a los toros. A pesar de que son muy caras las entradas. A pesar de que otras ofertas de ocio son mucho más asequibles. A pesar de que puedan ser señalados por acudir a los toros. Los jóvenes van a los toros y cada año van más. Que los jóvenes no van a los toros y que solo van hombres y viejos es otra mentira oficial en tiempos de la posverdad, que se traduce en el calificativo de “caspa” del ministro en funciones Ábalos, al que rinden pleitesía miembros de la FTL. Rendir pleitesía a quien me llama caspa es como jurar la constitución siendo inconstitucionalista: la juran “por imperativo legal”. Se rinde pleitesía a Ábalos porque tiene poder. Creo que ha quedado claro que yo no. Lo digo porque aún andan algunos largando de lo que digo y pienso. Reitero un lugar común del sanchismo: no es no.

Los políticos ponen a los jóvenes, ellas y ellos, detrás de sus comparecencias como atrezo. Salen en la tele detrás de ellos con cara de atrezo. A ver: ¿quién se cree que están ahí si no es por atrezo, quién se cree que se habla a la gente dándoles la espalda? Observen: el político de turno en su atril hablando al frente, a la cámara, con jóvenes, ellos y ellas, detrás. Dándoles la espalda. De hecho, la frase caspa del casposo (Ábalos tiene voz de cazalla a las seis de la mañana en un bar de licencia dudosa y se viste con corbata y vaqueros, símbolo estético superlativo de la caspa) la dijo dando la espalda a “sus” jóvenes de relleno. Los jóvenes de los toros no son de relleno.

Hay una radical diferencia entre los actos “culturales” que hace la plaza de Las Ventas y la Comunidad durante la feria y las corridas de toros respecto a los jóvenes. A los primeros acude un público reiterado y de mucha edad, ningún joven. A la corrida, muchos de muy corta edad y de los dos sexos. Una observación de la que se deberían sacar conclusiones y remedios: los actos llamados “culturales” puede que sólo sean actos excluyentes. Lo excluyente no es cultura. Es caspa. Los actos culturales de la CAM muchas veces son como un discurso con timbre de aguardiente y matonismo de Ábalos en el que los jóvenes van obligados, pero como nadie obliga a ir a esos actos, no van. Pero Ábalos cae redondo en uno de esos actos, perfecto. Es una caspa displicente, macarra, chulesca, profundamente inculta.

Que los jóvenes no van a los toros y que solo van hombres y viejos es otra mentira oficial en tiempos de la posverdad, que se traduce en el calificativo de “caspa” del ministro en funciones Ábalos, al que rinden pleitesía miembros de la FTL. Rendir pleitesía a quien me llama caspa es como jurar la constitución siendo inconstitucionalista

Insisto, lo de los jóvenes dando la espalda al toreo es un fake. Pero se hace verdad. Se hace verdad porque de toros y tauromaquia sólo se habla cuando hay desastre, desgracia, conflicto o porque forma parte de la serpiente de verano anual del mal trato. Cuando el verano se meta de lleno en el calendario, volverá la polémica de cada año. Imaginen que los medios de comunicación hablaran de toros y tauromaquia con la naturalidad y la proporcionalidad de su relevancia social. El efecto “contagio” positivo sería tremendo. No salimos en las teles por una estrategia muy bien pensada. Y aun así, los jóvenes van a los toros. Imaginen cuántos más irían con el viento más favorable.

San Isidro ha sido una continuada riada de chicas y de chicos. Cuando llegue Pamplona se comprobará que el promedio de edad de los espectadores es bajo. Van. Y más donde las entradas no son tan caras. Hablaremos despacio de por qué van. Si vuelven. Qué les interesa. Porque no hay un estudio sobre lo que buscan, desean, sobre lo que les interesa y lo que les desagrada. Sería bueno darles lo que buscan. Y para ello hay que preguntarles primero. Otros sectores estarían haciendo encuestas de satisfacción.

Nosotros no. Nosotros nos hemos creído la mentira del enemigo sobre los jóvenes. Y tratamos de no hablar de ellos. Nos llama caspa un ministro y le pegamos una mamada. Siento que se moleste alguien cuando escribo lo que pienso, porque no es mi intención molestar. Mi intención es que un joven sepa que las mamadas, en su lugar y contexto. Que no se acude a los toros por obligación sino de forma libre, como van ellos. Que no se va a los toros escondido y de gañote, obligado, como Ábalos. Verlo al lado del Rey en el Palco Real para blanquear su desprecio, ignorancia y/o desafecto a todo lo que ese Palco Real simboliza, es otras de estas imágenes fake de un país donde la hipocresía provoca mamadas a destiempo. Pero los jóvenes, ni son tontos ni son cobardes. No encuentro otra razón por la que van, y mucho, a los toros.

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