Julio de la Puerta: estirpe ganadera

"Afortunadamente mantenemos una regularidad, pero esto no es fruto de lo que se hizo ayer, sino de muchos años de dedicación y sacrificio esperando los resultados", explica el ganadero
Antonio Girol
miércoles 24 de julio de 2019

A diferencia de en Juego de Tronos, la popular serie que eligió a Osuna como una de sus localizaciones predilectas para grabar varias de sus exitosas temporadas, en la ganadería de Julio de la Puerta no hay una lucha encarnizada entre las distintas casas señoriales por sentarse en el Trono de Hierro. Aquí, solo hay un reino, el que un buen día de 1974 edificase don Julio A. de la Puerta y Castro en las ursaonenses tierras de La Valdivia y Agregados con dos líneas de bravo: una en pureza de sangre vazqueña y otra de Parladé-Conde de la Corte vía Bernabé Cobaleda.

La semilla que plantase Julio A. de la Puerta no solo brotó con fuerza en el campo, también lo hizo en el hogar con unos hijos que han sabido transmitir el amor del abuelo por lo bravo en sus nietos. Señal de que enraizó bien. Hoy, con el recuerdo siempre vivo del padre ausente, son dos de sus vástagos, Julio y Pablo, quienes llevan las riendas de la ganadería. Palabra esta, rienda, que en esta casa cobra un significado muy especial por el gran amor que sienten también por el caballo. Mundo al que se dedica otro hermano. Pero aunque ellos sean las cabezas visibles están rodeados de ese poder insondable que dan las familias fuertemente avenidas como comprobamos ante el nutrido grupo de caballistas que a nuestra llegada nos salen al paso.

A Julio se le humedecen los ojos cuando recuerda a su progenitor: “Mi padre ante todo era un enamorado de su familia, de la ganadería y del campo. Era una persona sencilla, a la vez que muy grande, hablaba con todo el mundo, atendía a cualquiera que llegase a nuestra casa y nosotros seguimos manteniendo eso que nos enseñó de abrir las puertas del campo y recibir a todo aquel que venga a visitarnos para conocer nuestros toros”.

Agustín Arjona y un servidor damos fe de sus palabras con el trato recibido en esta visita. Y esperamos que usted, lector de Aplausos, también sienta ese cálido acogimiento cuando vea y lea este reportaje ganadero.

“Tanto mi hermano Pablo como yo estamos dedicados al cien por cien a la ganadería, vivimos en el campo y pasamos veinticuatro horas junto al toro y al caballo”, nos narra Julio.

Este, el de la dedicación exclusiva, es uno de los secretos del éxito de esta divisa sevillana y que se traduce en un buen puñado de toros indultados de manera consecutiva en los últimos tres años. Así como otro montón de vueltas al ruedo póstumas como homenaje y tributo a la bravura que temporada tras temporada parte de estos cerrados a las plazas. “Afortunadamente mantenemos una regularidad, pero esto no es fruto de lo que se hizo ayer sino de muchos años de dedicación y sacrificio esperando los resultados. Nosotros nos seguimos tomando la ganadería con el mismo afán que nos lo tomábamos en la época de mi padre y mantenemos ese interés en que la ganadería funcione”.

Y funciona. No hay más que ver la ristra de triunfos. Lo que a su vez se traduce en una mayor presión año tras año: “Cuando el listón se pone alto la presión aumenta, pero la responsabilidad es la misma. En nuestro caso no nos gusta defraudar a nadie y cuando apartamos una corrida de toros la tensión siempre es grande por la responsabilidad. Los resultados están siendo muy satisfactorios y eso hace que cuando vas a lidiar quieras estar a la altura de lo que tanto los toreros como el público esperan de la ganadería”, confiesa Julio.

Lo que esperan tanto unos como otros es un toro cada vez más definido partiendo de la alquimia entre bravura y nobleza: “Es a lo que aspiramos. En definitiva, eso se traduce en que el toro tenga esa clase que es el resultado de esa suma”, a lo que añade: “Procuramos criar un toro armónico, que sea bajo, y que tenga la seriedad que debe tener un toro bravo. Ahora mismo estamos buscando un poco más de cara. Hace años tuvimos unos animales con más cara y en eso estamos en este momento junto con lo que le decía de un animal bajo que con esa cara le dé expresividad y seriedad”.

A raíz de la conversación sale a colación el nombre de Riguroso. Ejemplar que concuerda con el tipo de animal que acaba de describir Julio. Un toro que salió al ruedo de Las Ventas en el San Isidro de 2016. Concretamente el 22 de mayo y correspondió en suerte a Fortes. Fue aplaudido al arrastre y entró en las principales quinielas de los premios que en la Villa y Corte se concede a los animales más bravos del ciclo seriado venteño. Su criador habla así de él: “Fue un toro bravo y serio como demanda el público de Madrid y a la vez tuvo mucha toreabilidad para el torero. Ese es un buen modelo del toro que buscamos, efectivamente”.

Al nombre de Riguroso se suman otros tantos de astados que en el último trienio han sembrado de premios y satisfacciones a este hierro. Sin ir más lejos el del 25-Marcocinado, que el pasado 7 de julio se ganó el derecho a vivir en el ruedo de Estepona.

“Para mi gusto quizás tuvo un poco más de profundidad en las embestidas de la que tuvieron sus anteriores hermanos indultados”. Julio observa nuestra cara de asombro al escucharle hablar de hermanos indultados y añade: “Sí, este es el tercer hijo indultado de Anegado, que aún vive. Un toro que indultó El Fandi en Baeza en 2008. Como le decía, este Marcocinado de Estepona ha tenido más profundidad y duración, y mucha más humillación y ritmo que los otros”, rememora Julio.

Transitamos por el campo en compañía de tan amplia comitiva. Se podría decir que cuando a los rigores habituales del verano en esta parte de Andalucía se une una primavera tardía y de escasa pluviosidad los problemas se multiplican. Afortunadamente, en La Valdivia hay suficientes reservas hidrológicas en forma de pozos y pantanetas como nos comenta el ganadero: “En otoño y en invierno sí llovió mucho y los pozos pudieron coger agua, pero es verdad que la primavera ha sido mala porque vino muy tardía. En marzo no llovió nada y cuando lo hizo fue en abril. Al menos nos salvó en lo que a agua se refiere de cara al verano”, y añade con esa resignada paciencia tan propia de quienes miran constantemente al cielo: “Los ganaderos tenemos que estar preparados para estas vicisitudes que da el clima. A veces hay años que son muy buenos y otros como este en que hay que gastar más para dar a los animales de comer”.

Los cascos de los caballos forman remolinos de polvo en el acarreo del ganado. La manada de toros acostumbrada a la presencia de los cuadrúpedos es conducida a una de las pantanetas para que se refresque. “Nosotros a estas charcas les llamamos perezosos. En esta finca habrá como cuarenta repartidas en los diferentes cercados. No duran todo el verano, pero hasta finales de este mes sí que podemos tirar de ellas. Además hay tres o cuatro pozos con bastante profundidad que junto con estos perezosos hacen que no le falte agua al ganado”, explica Julio mientras monta a su caballo de labores de campo.

¿Sirven a los toros para refrescarse y beber a la vez?, preguntamos intrigados a nuestro protagonista. “Aunque tengan al lado un pilar con agua limpia, a los animales lo que les gusta es meter sus remos en el agua para beber”, nos aclara antes de partir de nuevo al trote para continuar con la faena.

Entre el hato de toros negros, mulatos y castaños destacan los jaboneros tan característicos de la sangre vazqueña. Don Julio sentía verdadera pasión por el encaste que Vicente José Vázquez perfeccionase a partir de la herencia recibida y que con el correr de los siglos, y no menos vicisitudes reales, acabase en manos de Curro Chica, en lo que a la rama veragüeña por vía portuguesa se refiere.

“Esto de Veragua fue lo primero que tuvo nuestro padre y le tenía mucho cariño porque era un enamorado de sus vacas jaboneras. Por eso lo hemos seguido manteniendo con idéntico cariño aunque él ya no esté”, explica el hijo, que añade: “Es una ganadería más corta porque de ese encaste hay poco y debemos tener líneas abiertas. El número de vacas es bastante reducido, en concreto cincuenta madres con tres o cuatro sementales. Lo justo para mantenerlo porque esto tiene menos tirón a la hora de lidiarse. En corrida de toros lidiamos algún toro. En la temporada no llega a tres o cuatro toros. Lo hacemos más de erales y utreros”.

A aquella primera adquisición se sumó posteriormente una nueva compra. En este caso de pura sangre de la que criaba el Conde de la Corte en la finca Los Bolsicos de Jerez de los Caballeros, en la provincia de Badajoz. La que ha sido la base sobre la que sedimentar esta divisa en el mundo taurino. Aunque hace años que estas tierras ursaonenses daban cobijo a un número alto de cabezas, la familia De la Puerta redujo vientres y parideras hasta quedarse en el que estiman como número apropiado: “Nosotros llegamos a tener quinientas vacas de vientre que reducimos a ciento cincuenta. El ideal para ser ganadero es tener unas ciento ochenta vacas y en esa cifra estamos y nos mantenemos. A las que se unen las de encaste vazqueño hasta hacer un total de doscientas treinta cabezas. Ese es el número que venimos manteniendo cada año. Más de eso nos costaría luego lidiarlo. Con tener entre seis y ocho corridas de toros tenemos suficiente”, matiza.

Lidiada la primera en el día de San Fermín, pero en lugar de en Pamplona en Estepona y con el resultado de un nuevo indulto, observamos que en el campo queda un buen puñado de toros que en breve saldrán rumbo a mostrar su casta. “Este año la camada es más corta. Teníamos siete corridas y ya hemos lidiado dos. Después nos quedan otras cinco. Hay cositas hechas como Motril y alguna más que no está del todo cerrada, pero esperamos que al final de temporada se haya lidiado todo y con el éxito que venimos manteniendo en años anteriores”.

Entre esos éxitos están los que no hace tanto cosecharon en una plaza que cuando visitamos La Valdivia es noticia. Una noticia muy positiva. La Fiesta volverá a lucir todo su esplendor en Palma de Mallorca una vez solventadas las trabas que los mal llamados animalistas pusieron en su día con la ley Toros a la Balear que el Constitucional tumbó en sentencia de diciembre de 2018. Lo que supone motivo de regocijo para el sector, como expresa Julio al tratar el tema durante la conversación: “Nos ha dado una gran alegría y no solo porque hayamos lidiado allí durante muchos años con bastante éxito sino por lo que supone para esa afición que es muy buena”.

De regreso pasamos al lado del corredero que en esta casa es como decir sagrado. Tanto Julio como sus hermanos son unos consumados especialistas en la garrocha y lo ponen de manifiesto en cuanto tienen ocasión. Para ellos, además, la tienta a campo abierto es de vital importancia. Así lo destaca el ganadero: “Seguimos haciéndolo porque es una tradición de una belleza excepcional. A parte de eso también porque lo que vemos con esa faena campera es la tónica de bravura que hay en las camadas. Sobre todo en los hijos de cada uno de los sementales porque con arreglo de la bravura que tengan los animales en sí lo que vemos es la que transmiten los padres y eso es algo que se ve en este tipo de tentadero al comparar las notas”. Dicho queda.

“La ganadería es un lazo de unión familiar”

Diez hijos y una cuarentena de nietos es el legado de don Julio de la Puerta y su esposa. Una familia amplia que permanece íntimamente unida como se puede comprobar cuando uno cruza la portera de La Valdivia y se encuentra rodeado de todos esos jóvenes que disfrutan del verano a caballo en medio de los toros. “Para ellos es una experiencia preciosa y para nosotros una satisfacción y un orgullo que sigan nuestra afición”, comenta Julio mirando a hijos y sobrinos. “Son unos estudiantes fenomenales, pero cuando llega la época de vacaciones se vienen en su mayoría al campo y lo viven con una afición tremenda. Les encanta montar a caballo y se manejan perfectamente con los toros. Conocen el funcionamiento de la ganadería gracias a la mucha afición que tienen. En cuanto les dan las vacaciones, al día siguiente ya están por aquí y como en verano es época de mucha faena en el campo nos ayudan una barbaridad. De esa manera también van aprendiendo”, comenta con el orgullo propio de quien sabe que el legado está asegurado en tan buena estirpe. Además de los días de campo también acompañan a sus toros a las plazas. Lo hacen por medio de una curiosa técnica que nos narra Julio: “Lo echan a suerte y van de dos en dos a cada corrida”. Si usted repasa la imagen que se publicó en Aplausos el día del indulto de Marcocinado verá que a Miguel Ángel Perera le acompañan dos jóvenes que son: “Mi hijo Pablo y mi sobrino Manolo. Lo viven y se emocionan con esto. Tienen una gran afición que cada vez va a más y con mejor conocimiento. Si la afición es sólida en los momentos duros que hay en toda ganadería se supera mucho mejor. Por lo que creo que el futuro está más que asegurado en esta casa. Para nosotros la ganadería es un lazo de unión familiar muy grande”, apostilla.

Cinco indultos en tres años consecutivos

Cinco han sido los toros de Julio de la Puerta que han regresado con vida a La Valdivia en los últimos tres años. Los cinco viven a cuerpo de rey con su harén de vacas. Tres de ellos son hermanos de padre. Provienen del 150- Anegado. Indultado en agosto de 2008 por El Fandi en Baeza. Julio de la Puerta nos habla de ellos: “Los cinco están bien de salud, incluso Anegado sigue padreando a pesar de tener ya quince años, pero lo cuidamos como oro en paño. Le echamos un número de vaquitas contadas para que las pueda dejar preñadas”.

-PETROLERO: “Es hijo de Anegado. Por tanto hermano de Marcocinado, el toro indultado este año por Perera en Estepona. Lo indultó Padilla en Lucena en 2016. Fue un toro de mucha nobleza y movilidad”.

-PEPE LUIS: “También es hijo de Anegado. También lo indultó Padilla ese mismo año de 2016, en este caso en Osuna. Este fue un toro que tuvo una nobleza excepcional y mucha toreabilidad”.

-GABRIELO: “Este es de los que no son hermanos de Anegado. Es hijo de un toro 22. Lo indultó El Fandi en 2017 en Antequera. Fue un toro que tuvo mucha movilidad y fue a más durante la faena”.

-OSUNERO: “Se indultó el año pasado en Estepona. Hijo de un toro 38. Fue muy bravo en el capote de El Fandi y mantuvo esa bravura hasta el fi nal”.

Cinco toros de tres sementales distintos que pronto mostrarán su herencia genética. “Estamos a punto de ver productos de Pepe Luis y Petrolero, ambos indultados en 2016, que ya tienen algunas hijas que podremos ver en la plaza. Seguramente antes de que acabe el año”.

Fotos: ARJONA

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