REPORTAJE

La rastrojera, paraíso estival en El Carrizal

Juan Cristóbal García
martes 03 de diciembre de 2019

Fotos: ARANDA

En los meses de verano, cuando el calor más aprieta, los ganaderos buscan la fórmula de procurar a su ganado los tres pilares en los que se asienta su bienestar en los meses de la canícula: comida cuando el pasto más escasea, agua fresca y limpia para refrescar e hidratar a las reses, y un cobijo para refugiarse en las horas de calor más intenso.

En casa de Daniel Ruiz parece que han encontrado la fórmula perfecta. Han conseguido los tres objetivos de forma natural y a coste cero. Es la rastrojera, el paraíso estival de El Carrizal, una de las fincas que posee la ganadería en la localidad albaceteña de Alcaraz. Se trata de trescientas cincuenta hectáreas de labor que en invierno se siembran de cereal, con lo que también se ayuda a mejorar las cuentas de la explotación ganadera, y en verano, una vez se siega, se convierte en pasto para las vacas. El río de Alcaraz atraviesa la rastrojera. A su orilla crece la vegetación, árboles y pequeños arbustos que dibujan una línea verde entre el paisaje amarillo de la paja y rojizo de la tierra arcillosa de la zona. Si los rastrojos proporcionan comida, el río se encarga de los otros dos objetivos. Es el lugar donde resguardarse cuando el sol aprieta sobre las tierras manchegas y da agua, que corre siempre nueva, limpia y fresca, para saciar la sed y mitigar el calor.

No hay más que pasear por El Carrizal en estos días para ver los efectos de todo lo descrito. Las vacas atraviesan los cercados abiertos luciendo buen lustre y con los riñones cubiertos. Mulatas, castañas, coloradas, una jabonera coqueta que se cruza delante del objetivo… Más de 350 vacas, muchas de ellas apurando las últimas semanas antes de que estalle la vida en Alcaraz en la época de la paridera, disfrutan de su gozoso verano.

Cuando llegue el invierno, sobre el mes de noviembre, tendrán que abandonar estos predios para que vuelva a ponerse en marcha el milagro de El Carrizal. De nuevo habrá que sembrar cereal, y lo harán en una tierra sin rastrojos y con el abono natural que dejó la vacada durante su estancia, para que el próximo verano, en el mes de junio, vuelva a ser el destino de lujo para las vacas en periodo estival.

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