BENLLOCH EN LAS PROVINCIAS
Algemesí, sábado 28 de septiembre de 2019Algemesí, sábado 28 de septiembre de 2019

Un susto, un triunfo y una revelación

Triunfó Polope, creció Miguelito y desató la zozobra un toro escapado de la plaza que tuvo que ser abatido a tiros
José Luis Benlloch
domingo 29 de septiembre de 2019

Un susto, grande, salvado con tres heridos, nada para lo que pudo ser cuando el tercero de la tarde rompió un pestillo y se escapó por las calles de la ciudad; un gran triunfo de Miguel Polope, que confirmó todo lo bueno que se venía contando de él y más; y una revelación, la de Miguelito, que a sus buenas maneras ya conocidas, le sumó una disposición, digan valor, que le permitió superar el clima de desconcierto que se había apoderado de la plaza. Todo sucedió en la novillada más esperada de la Setmana de Algemesí.

El momento que marcó la tarde y la feria sucedió con el mentado tercero, Gordo de nombre, del hierro de Alejandro Talavante como todos los lidiados, colorado y apretado de carnes. Desde que apareció por la puerta de toriles, la misma por la que acabó huyendo, dio claras muestras de estar reparado de la vista, arrollaba a los banderilleros y no atendía los engaños -blanco y en botella… en este caso cegato dicho coloquialmente- sin que la presidencia se decidiese a devolverlo. Cuando lo hizo ya le había pegado una cornada al banderillero Sergio Pérez y zarandeado a un monosabio. A partir de ahí, zafarrancho en la plaza, el toro comenzó a arremeter contra los cabestros de una forma tremendamente agresiva y cuando por fin tomó la puerta de toriles, arrancó un pestillo, ganó la calle y comenzaron momentos de gran incertidumbre, pura angustia. Se pedía a la gente por megafonía que no abandonasen los cadafals y avisasen a los familiares que no saliesen a la calle. Minutos después, no más de quince aunque parecieron una eternidad, la alcaldesa anunciaba que la situación estaba controlada gracias a la pericia de la policía local. Fue el aviso más aplaudido de muchas ferias. Un descanso. El toro había sido abatido por la policía para evitar males mayores tras dejar tras de sí momentos de pánico en los viandantes. No hubo heridos por asta de toro.

En lo estrictamente taurino, Miguel Polope hizo faena de puro lujo, con la capa y la muleta, al segundo de la tarde. Con imaginación, creativo en los faroles de recibo, muy templado en los lances y en la media que le salen ni bordadas. Lo mismo con la muleta. Con perfecto dominio del escenario, construyó una faena de las que dan crédito y futuro: hubo ligazón y templanza sobre ambas manos, verticalidad, series abrochadas con los de pecho al hombro contrario y remates torerísimos. Cortó dos orejas, las hubiese cortado en cualquier plaza de las de ringo rango y al novillo se le dio la vuelta a ruedo. Mantuvo el mismo nivel y los mismos planteamientos en su segundo, solo que éste se rajó pronto y no le dio las mismas opciones.

Miguelito creció mucho. Toreó de pie y de rodillas, con el buen gusto que se le conocía, se fue a portagayola en el toro del desastre y en el sobrero, no se afligió cuando le cogió el primero y superó con entereza los acontecimientos que hubiesen desarbolado a cualquiera. Solo el mal uso de la espada afeó una excelente actuación. Y finalmente una frase al buen hacer y al valor del banderillero Donaire, que hizo frente al toro del lío. Por mucho que desde la presidencia le dijesen que no se quejase, tenía razón cuando advertía con gestos del problema de vista del toro. Acabada la novillada, siguió la fiesta ¡Hay Dios!

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