A los de Adolfo tampoco les sobró casta. Ni peligrosidad. La corrida del sobrinísimo fue un bosque de puntiagudos pitones mirando hacia el planeta Marte. Algunos de ellos llevaban una caja de bombas dentro.
A los de Adolfo tampoco les sobró casta. Ni les faltó peligrosidad. La corrida del sobrinísimo fue un bosque de puntiagudos pitones mirando hacia el planeta Marte. Algunos de ellos llevaban una caja de bombas dentro.Pese a todo, corrida para héroes. Modelos de Armani abstenerse, que con estos se puede desfilar en hombros pero camino de la enfermería. Como pudo salir el pequeño gran héroe de la tarde, pero prefirió matar al toro que lo hirió y entrar en el taller de reparaciones por su pie, sangrando y con una oreja en la mano. Hablamos de Alberto Aguilar. Que sabe muy bien lo que debe jugarse para hacerse rico.
Tomás Sánchez se ganó en su primero, junto con el apéndice auditivo, el derecho a la confirmación de alternativa en Madrid. En su segundo confirmó de momento que el trofeo del anterior no había sido casualidad. Rafaelillo, pechó con lo más difícil del encierro, sin que ello quiera decir que hubo algún pupilo de Adolfo Martin fácil. En definitiva, traca final de la Feria de Fallas 2011. Traca en todos los sentidos, porque también lo de Adolfo se ha sumado a la operación “Indiana Jones en busca de la casta perdida”. Y en el recuerdo, la corrida de Fuente Ymbro, Manzanares y El Juli. Y algunas cosillas más, pero sobre todo eso…
