La Pincelada del Director

Capar gatos y capar libertades (Señora, hágaselo ver)

Una señora del ayuntamiento de Valencia, Gloria Tello se llama, una vez acomodada en el machito aplica el sectarismo radical y los métodos más dictatoriales que están al alcance de su mentalidad, los de censurar, prohibir, discriminar, gobernar para su coleto, que se jorobe el resto, es mi gusto… y llegado el momento se da el gustazo
José Luis Benlloch
viernes 15 de noviembre de 2019

La semana tuvo su punto de amargura. No debe extrañar ya, va con la condición de aficionado. Esta vez ha salido del ayuntamiento de Valencia, así que tampoco debe extrañar. En nombre de la democracia, quiero decir que por esa vía ocupa el cargo que ocupa o eso creo, una señora que una vez acomodada en el machito aplica el sectarismo radical y los métodos más dictatoriales que están al alcance de su mentalidad, los de censurar, prohibir, discriminar, gobernar para su coleto, que se jorobe el resto, es mi gusto… y llegado el momento se da el gustazo. Glòria Tello se llama, lo último ha sido prohibir la publicación de un libro que recoge la “ephemera” valenciana, es decir, representaciones y materiales escritos e impresos de corta duración que no son producidos para que se mantengan en el tiempo y describen la Valencia, gustos y costumbres de entre 1850 y 1950, entre los cuales había unas treinta imágenes taurinas, apenas ocho páginas de las cuatrocientas que componen la obra. Pocas me parecen si tenemos en cuenta lo que significaron los toros durante ese periodo de tiempo en cuestión de espectáculos y la tradición cartelista de la ciudad, pero a la señora no es que le parezcan muchos o pocos, es que quiere borrarlo con un brochazo de ignominia democrática, ¡o los quitáis o no sale el libro! Y no salió, a tomar viento la memoria social, si la sociedad valenciana gustaba de los toros se entierra en cualquier estantería, no hay memoria hasta que la memoria me guste.

La señora en cuestión -ella y también sus compañeros de consistorio- es una máquina de autoritarismo, lo mismo prohíbe a una concesionaria del ayuntamiento quejarse a la prensa, que a un historiador recordar que en Valencia gustaban los toros como es el caso que nos ocupa, que ella, tan animalista, levanta la polémica por habilitar una partida presupuestaria para capar gatos. Visto lo visto capar gatos, capar gustos que le son ajenos y capar libertades es lo suyo. Que se lo haga ver.

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