Llueve, bendito sea Dios. La sequía apretaba hasta ahogar en muchas partes del campo bravo y esta lluvia es un alivio a los grandes sacrificados de esta ya eterna crisis, los ganaderos. Lo que no cesa es el pedrisco anti. Esta semana hemos sufrido lo que se entiende como fuego amigo. ¿O es que el Museo del Prado no es de todos?… Bueno, pues sale el Jefe de Conservación de Dibujos y Estampas del Museo del Prado y la Jefa de Conservación de Pintura del Siglo XVIII, y se suman a esa moda de reinventar o reescribir la historia y adaptarlas a los gustos personales de cada uno. Colón es catalán, por ejemplo. Lo dicen y se quedan tan anchos. Hernán Cortés, un desalmado, ahí queda la pedrada. Cervantes… vaya a saber a dónde le otorgan la partida de nacimiento a Cervantes… Lo último que nos lanzan a la cabeza es el antitaurinismo militante de Goya. Toda la vida, doscientos años, presumiendo de que el genio de Fuendetodos no solo era aficionado sino que había pintado esa maravilla de Tauromaquia, que además había intentado ser torero -lo que visto los resultados le resultó más difícil que asombrar al universo con sus pinceles-, una pila de años, justo desde que los anti comenzaron a tocarnos las narices, argumentando que si Goya era taurino y había pintado lo que había pintado de toros y no se podía descalificar el toreo, que sus valores tendrá… y ahora llega el Jefe de Conservación de Dibujos y Estampas y la Jefa de Conservación de Pintura del Siglo XVIII, José Manuel Matilla y Manuela Mena y dicen que no, que callen ustedes, que pintó lo que pintó, la Tauromaquia nada menos, para demostrar la crueldad del toreo y la hermosura del toro. Y a cualquiera que entre en El Prado le dan una audioguía en la que proclaman la soflama anti, porque a ellos no les gustan los toros, manca intelectual a la que tienen todo el derecho y que nosotros respetamos tanto como lo lamentamos por ellos dado nuestro amor al prójimo. Pobres, no les gustan los toros, todo no se puede tener y no creo que los sueldos millonarios que les pagamos todos los españoles les alcance para compensar tal infortunio. Pobres. Lo siento. Claro que si su sensibilidad no les da para ir más allá de la sangre, la casquería y la violencia que tanto lamentan tampoco echaran de menos los calambrazos del arte de Morante o el gozo de la lidia poderosa de Juli o la supremacía elegante de Ponce o la solemnidad del toreo de Manzanares o la verdad desgarrada de Ureña… o la escenificación del pulso entre la vida y la muerte tan real como la vida misma que se reproduce cada tarde de toros, seguramente porque ellos no saben de la vida más allá de la impotencia intelectual. Seguramente.
Si su sensibilidad no les da para ir más allá de la sangre, la casquería y la violencia tampoco echarán de menos los calambrazos del arte de Morante o el gozo de la lidia poderosa de El Juli o la supremacía elegante de Ponce o la solemnidad del toreo de Manzanares o la verdad desgarrada de Paco Ureña… pobres
Todo ello pasa porque desde su supuesto rango intelectual tratan de interpretar lo sucedido hace doscientos años con Goya o quinientos con Cortés… con una escala de valores actual. Pura necedad o intencionada maldad… A partir de esos planteamientos vaya usted a saber de qué pueden ser capaces con tal de acercar la historia a sus creencias ¿o son intereses?… en cualquier caso no se mantiene su argumentario o solo se mantienen esas posturas sectarias e irrespetuosas con el desprecio a un sector importante de la sociedad y la complicidad permisiva de una Administración que cada día pende más del cuanto peor, mejor. Pobres, pobres, pobres…. O manguis, manguis, manguis… -de ideas y patrimonio cultural por lo menos- o si lo prefieren ignorantes, ignorantes, ignorantes. Por cierto, ¿Goya no era un fiel reproductor de la realidad?… Pues sus grabados no son más que eso, la corrida entonces era así, muy dura, nada que ver con la actual, por tanto no cabe interpretar ningún mensaje subliminal oculto en su obra, pintó lo que había, que era exactamente lo que le gustaba y lo que hacía que se inclinase por Pedro Romero y Pepe-Hillo antes que por Costillares, aunque de todos ellos era íntimo según pruebas documentales. Y estos le reconocieron con brindis y deferencias. Hay que ser muy retorcido para rebuscar detrás de la evidencia un trasfondo que no existe con una lupa de estos tiempos. Insisto, manguis, pobres, ignorantes, interesados…
Y acabo con el granizo que todo lo arrasa, al menos lo intenta, con una referencia a Vicent Belenguer, el profesor (¿?) que celebró la muerte de Víctor Barrio y que ha sido absuelto por el Juzgado de lo Penal número 1 de Segovia. Solo de momento, porque el juez considera que la viuda y los padres fueron víctimas de un voraz episodio de odio y deja la puerta abierta a que reclamen por otra vía. Hay que insistir, actos así no pueden quedar impunes.
