Los aficionados de Xàtiva, otra vez los aficionados, honor a ellos, siguen laborando a favor de la recuperación de la plaza que este año se ha convertido en centenaria sin fastos que lo celebrase y sin que ni siquiera haya podido abrir las puertas para ofrecer aquello para lo que fue construida. Una pena que hay que revertir y contra la que vale la pena luchar. Al argumento de que se trata del coso de mayor raigambre taurina de la provincia, por el que han pasado los más importantes toreros de la historia en su famosa Fira d’Agost, hay que añadir que se trata de un edificio con un claro interés arquitectónico pese a las poco afortunadas reformas que se le aplicaron, que no merece el oprobioso ostracismo al que lo han sometido. Los intereses de los partidos, las idelogías extremas y el que hayan convertido la reforma de la plaza en un referente de las malas praxis administrativas, la han llevado a la situación actual de la que se deberá salir apenas los responsables políticos entiendan que se tiene que gobernar con equidad y respeto a todas las sensibilidades. En las últimas semanas me cuentan, que desde el Ayuntamiento, el PSOE, que en otras comarcas de la Comunidad y en la autonomía vecina ve los toros con respeto, ha abierto rendijas de esperanza para que Xàtiva, aunque con retraso, celebre el centenario el próximo año con toros y siga siendo capital taurina de La Costera. Nunca es tarde para esas cuestiones. Entidades locales como la Penya Socarrats, el Club Taurino Punteret y la Associació Cultural Che Qué Bou, que han mantenido durante estos años de ostracismo la llama de la esperanza, tienen mucho que ver con esa posibilidad. Hay que insistir en la reivindicación, es un derecho.
LA MEDIA
