André Lagravere “El Galo” dejó una buena impresión en la tarde de su confirmación de alternativa en la México y pudo cortar una oreja si el presidente hubiese atendido a la petición mayoritaria del público tras su faena al octavo de la tarde. El Galo, que toreaba su primera corrida tras la alternativa, estuvo a buena altura en los tres tercios con el que cerraba plaza. Variado con el capote, puso tres pares de banderillas y toreó con buen son al de Xajay hasta que se vino a menos el toro. Hubo empaque y expresión con la mano derecha y largura y buen trazo al natural. Mató de una buena estocada. También causó una grata imagen con su primero, con el que sorprendió por su temple. Se gustó por momentos el torero, que corrió muy bien la mano. Acertó en las distancias y alturas que requería un toro que no acabó de humillar, pero que tuvo mucha calidad y nobleza. La labor fue de más a menos y no acabó de redondear la faena de su confirmación.
Se dejó crudo Castella al segundo de la tarde, que llegó con transmisión a la muleta. Tuvo codicia y buen son el de Xajay, y el francés, con mucho valor y serenidad, le aplicó pulso, temple y autoridad. Repitió el toro y Castella ligó en un palmo, con el trazo largo y la mano baja. Al natural el toro no fue tan claro y protestó más, por lo que Sebastián apuró más el pitón derecho. Mantuvo el interés de una labor de largo metraje. Perdió el triunfo con la espada. El toro fue premiado con el arrastre lento. El quinto fue un toro ofensivo, tocado arriba, que embistió muy descolgado, barriendo los belfos sobre la arena. No terminó de haber conjunción con Castella, que apostó por los terrenos de cercanías, exigiendo al animal. Labor intermitente.
El tercero, ofensivo por delante, fue protestado por falta de remate en los cuartos traseros. Paco Ureña estuvo por encima de un toro nada fácil, reservón, que embestía a oleadas y con genio, que tuvo el defecto de escarbar. Con peligro sordo. Se justificó el murciano, que no tuvo opción de lucimiento. Mató de una estocada fulminante. Antes, había brindado su labor en el tercio a Arturo Macías. Paco Ureña hizo un verdadero esfuerzo frente al sexto de la tarde, un castaño al que le costó empujar hacia adelante. Todo lo hizo el murciano, muy esforzado en todo momento. Faena larga, de gran nivel técnico y mucha paciencia. No se aburrió el torero ni el público. Mató de buena estocada al segundo intento, pero se le atascó la cruceta.
Con un buen ramillete de verónicas muy expresivas y pegado a tablas saludó El Payo al cuarto de la tarde. Volvió a quitar después por el mismo palo y de igual nivel. Preciosas las medias de remate. Se entregó el de Querétaro ante un animal que, a media altura, tuvo cualidades y buen fondo. Inspirado el torero en una labor de mucha enjundia, sentida e improvisada. Entonada actuación malograda con los aceros. La sosería del séptimo de la tarde, un toro que dijo muy poco, deslució el trasteo de El Payo, que intentó sin fortuna el lucimiento. Dejó algunos detalles de su concepto, con la figura relajada y airosos remates, en un conjunto que no pasó de discreto. De nuevo no estuvo acertado con la tizona.
Plaza México. Domingo, 8 de diciembre de 2019. Toros de Xajay, bien presentados pero de juego desigual, destacando el 2º, premiado con el arrastre lento. Sebastián Castella, ovación tras aviso y silencio; Paco Ureña, silencio tras aviso y ovación tras dos avisos; Octavio García “El Payo”, ovación tras aviso y silencio, y André Lagravere “El Galo”, que confirma alternativa, palmas tras aviso y vuelta al ruedo tras petición. Entrada: Un cuarto. Hubo un minuto de aplausos en memoria del matador de toros mexicano Fernando de la Peña, fallecido recientemente. El Galo confirmó con Capitán, nº 12, de 519 kg.
