ENTREVISTA

Emilio de Justo, de revelación a realidad

“¿Codazos en la parte de arriba? Los hay, claro. Todos queremos comer de la tarta y hay veces que la tarta no es demasiado grande. Y para sentarse a comer ahí, hay que pegar codazos y si no los pegas, no te dejan sentarte”
José Ignacio Galcerá
lunes 09 de diciembre de 2019

Ha dejado el estatus de torero revelación, ahora llamado novedad, para convertirse en una sólida realidad del escalafón. En 2019, Emilio de Justo ha seguido con su escalada. Quiere codearse con los mejores, comer en la mesa de los grandes, y va camino de ello. El último año le ha puesto a prueba -dos serios percances en Vistalegre y Cáceres, tardes complejas, como aquella gesta en Dax con seis duros durísimos victorinos, y la exigencia de compañeros y público- y lo ha superado con nota. Su figura sigue creciendo y esa es su mejor arma para la temporada que se avecina.

-Hace unos pocos años nadie se podía imaginar que Emilio de Justo iba a terminar una temporada siendo uno de los triunfadores…

-No era fácil pensarlo porque atravesaba una situación muy complicada, sin ningún contrato a la vista. Me encontraba orillado. Verme ahora en la posición tan bonita en la que estoy, dentro de que todavía no he conseguido lo que quiero en el toreo, es muy reconfortante. Es un sueño lo que estoy viviendo.

-¿Insatisfecho entonces?

-Aspiro a más, mis metas y mi ambición en el toreo son mucho mayores que las que he alcanzado ya. Lo digo así porque creo que lo puedo hacer.

-¿Si no lo lograse sería una decepción?

-Para mí, sí. Soy una persona que cuando se propone algo, va a por ello y trato de conseguirlo. Si por circunstancias no fuese así, si no fuera capaz de conseguirlo, me sentiré orgulloso igualmente de todo lo que he logrado porque nadie me ha regalado nada.

-A empeño, a superar barreras, no le gana nadie…

-Bueno, hay algunos compañeros que han pasado por mi situación, han estado muchos años luchando en el ostracismo, sin amparo de nadie, sin que confíen en ellos, porque cuando se está abajo…

-¿Qué…?

-Que nadie se acuerda de ti. Yo escucho mucho una canción de Julio Iglesias que se titula “Vuela alto”, que dice que la gente tira a matar cuando volandas muy bajo; y eso es un poco lo que me ha ocurrido a mí. Antes era todo dureza y amarguras, sin embargo ahora, cuando todo viene de cara, el trato de la gente es mucho mejor. Hay que aceptar que la vida es así.

-¿El gran logro de su temporada ha sido que sigue creciendo, que sigue al alza?

-He sido capaz de afianzar mi nombre en muchas de las ferias grandes en las que he estado. En 2018 fui una novedad, una sorpresa, y cuando estás en ese punto tienes una inercia que te empuja, vas con el viento a favor. Pero en 2019 la exigencia ha subido de nivel y más con dos lesiones de por medio que me han tenido parado mucho tiempo. Ha sido un año de crecimiento importante.

-Ya nadie se puede llevar las manos a la cabeza al ver su nombre en las ferias.

-He hecho méritos delante del toro para ganarme ese sitio. También es cierto que me queda mucho camino por recorrer y muchos esfuerzos por hacer para seguir afianzando mi nombre. El público ha visto en mí a un torero que entrega todo cada tarde y si me he ganado un sitio ha sido por dar la cara delante del toro. Al fin y al cabo, se trata de dejar tu mensaje y yo cada tarde intento dejar el mío.

“Aspiro a más, mis metas y mi ambición en el toreo son mucho mayores que las que he alcanzado ya. Lo digo así porque creo que lo puedo hacer”

-Estando en la situación en la que está, entiendo que costarán menos los esfuerzos y el invierno se hará menos largo.

-He vivido las dos partes del toreo y no tiene nada que ver una con la otra. De todos modos, nadie nos obliga a ser toreros y a entrar en una profesión que de antemano sabemos que es complicada y muy sacrificada. También es cierto que por mucho que te cuenten, siempre es poco para la realidad que luego te encuentras y a la que hay que hacer frente. Pero repito, nadie nos obliga.

-¿Cómo calificaría su última temporada?

-De una superación tremenda.

-Le ha tocado remar a contracorriente.

-He tenido unas cuantas situaciones a la contra. Y no ha sido fácil remontarlas para hacer la temporada que he hecho. Mi mayor virtud ha sido no venirme abajo. No defraudar al público me motiva tanto o más que la satisfacción personal.

-¿Hay muchos codazos en la parte de arriba?

-Los hay y el que diga lo contrario, miente. Todos queremos comer de la tarta y hay veces que la tarta no es demasiado grande. Y para sentarse a comer ahí, hay que pegar codazos y si no los pegas, no te dejan sentarte. Hay que ser realista y saber cómo está el toreo. Los que han conseguido llegar a ser figuras lo han hecho por méritos propios, de ahí mi tremenda admiración hacia ellos. Para llegar a conseguir eso hay que pasar por muchas tardes de responsabilidad primero. Luego, como todo en la vida, hay cambios generacionales y épocas pero para que lleguen, los toreros que venimos por detrás tenemos que ser conscientes de que tenemos que seguir apretando.

-¿A usted, el momento le ha llegado ahora?

-Sí, creo que sí. He llegado a un punto en el que tengo que explotar como torero, lo tengo que conseguir. Tengo que dar ese paso al frente para mostrar el torero que quiero ser. Lo noto en la importancia de lo que le hago al toro.

-¿Le afectaron los dos percances que sufrió en febrero y mayo?

-El ánimo quedó un poco tocado, tenía mucha ilusión en varios compromisos importantes y me los perdí. Me vine un pelín abajo pero no perdí las ganas de torear, además, tenía claro que iba a conseguir volver al nivel que quería. Me recuperé al cien por cien, no volví con secuelas y nadie puede decir de mí que se me hayan notado delante del toro los dos percances.

-En 2019 partía de una posición buena, la mejor de su carrera hasta ahora, pero a la vez la más exigente. ¿Dónde ha notado la mayor responsabilidad: compañeros, en el toro, en el público, en la obligación de triunfar a diario…?

-En todo, en todo. Tenía la obligación de triunfar todos los días y de competir con unos compañeros que tienen un gran nivel. Ambas situaciones no son sencillas. Lidiar con esa presión tarde tras tarde motiva pero exige mucho a la vez. Además, en los sitios importantes, nadie regala nada, ni el toro ni los compañeros.

-¿Cómo se gobierna, cómo se le hace frente a todas esas situaciones?

-Mentalidad, mentalidad fuerte, la mente es la clave de todo en el toreo. Es muy importante el entrenamiento físico, el toreo de salón, la preparación, tener el toreo metido en la cabeza, pero la mentalidad de querer y querer es fundamental. Durante las temporadas, hay tardes muy difíciles que te pueden vencer en cualquier momento, por tanto, tener una mentalidad de hierro para afrontar situaciones de compromiso es clave para afianzarse.

-¿Mentalidad es convencimiento?

-Es convencimiento, es fe, es creencia, es valor. Hay que partir de la base de que si no tienes valor para hacer un esfuerzo delante del toro, estás perdido.

-¿El objetivo es ser el torero más completo que pueda ser?

-El objetivo es ser un torero importante de verdad, ser reconocido por todo el mundo, ser algún día el torero que quiero ser y sueño. Ser figura del toreo parecen palabras prohibidas pero es la ilusión que yo tengo. Las digo en voz baja pero tengo esa ilusión. Si dijera lo contrario estaría mintiendo.

-Lo que dice es incluso más de lo que yo le estaba planteando.

-Jajaja… es lo que siento.

-¿A cuánto está de poder alcanzarlo?

-Todavía me queda bastante, mucho, diría. Quedan muchas plazas por conquistar, muchas tardes en las que dar la talla, queda mucho pero poco a poco se va haciendo camino sin perder la ilusión de lograrlo.

-Va por el buen camino…

-Bueno, no lo sé, agradezco que piense eso, pero en mi interior siento que queda mucho. Lo bonito es que los pasos que estoy dando son firmes.

-¿Es más importante adaptarse a las condiciones de un toro o imponer lo que quiere?

-Ambas van unidas, acoplarse e imponerse. Puede sonar parecido pero no lo es. Y las dos son claves para estar delante de un toro. Una cosa es lo que tú propongas y otra tener la capacidad de hacérselo a un porcentaje grande de toros.

-En su caso todo parte desde el clasicismo.

-Siento esa manera de torear y es la que quiero imponer, el toreo clásico de toda la vida. Buscar la profundidad teniendo la capacidad para imponerme a toros que no me den facilidades pero sin salirme de mi concepto.

-Catorce toros de Victorino Martín esta temporada. Da la sensación de ser una ganadería hecha a su medida.

-Nunca he cambiado mi concepto por matar este tipo de corridas. Se tiende a pensar que ante este tipo de toro, al ser tan duro y exigente, el concepto del toreo tiene que ser a la defensiva, cuando creo que debe ser al contrario. El toro de Victorino cuanto más sutileza, mejor colocación, suavidad y precisión, mejor. Es cierto que cuesta mucho hacer el toreo profundo a este toro porque no regala nada y no permite ningún error. Pero cuando se consigue, tiene mucha importancia porque no muchos son capaces de hacerlo.

Simón Casas y Alberto García, tándem de lujo

Las últimas semanas, la administración de Emilio de Justo ha sufrido cambios significativos. Tras la salida de Luisito del equipo de apoderados, el torero extremeño ha incorporado a Simón Casas, quien formará junto a Alberto García un tándem excelente para gestionar su carrera. “La salida de Luisito se debe a una decisión mía, personal, porque creía que debía de cerrar una etapa y abrir otra nueva. En este momento he creído oportuno hacerlo. Estoy muy agradecido por el trabajo que ha hecho pero el momento de cerrar esa etapa era ahora, estaba convencido de ello”, asegura Emilio de Justo respecto a la salida del taurino francés. Precisamente otro taurino galo, en este caso Simón Casas, ocupará el lugar de Luisito. Al respecto, el espada de Torrejoncillo, comenta: “Estoy muy ilusionado con este nuevo proyecto. Tanto Alberto García como Simón Casas me pueden hacer crecer profesionalmente, que es lo que necesito en el punto en el que se encuentra mi carrera. La experiencia de Simón y la inquietud de Alberto, que apostó por mí hace dos años, me hacen estar muy ilusionado”.

-Dígame las tardes clave del año, ¿cuál pondría la primera?

-La de Dax. Fue un reto personal muy grande, matar seis toros de Victorino pesa mucho. Me faltó redondear con la espada para que hubiera sido un triunfo rotundo pero pasé con bastante buena nota y con el respeto de aficionados y público.

-Para ser amigo, Victorino no se lo puso nada fácil.

-La verdad es que no, sabía de antemano que no sería fácil, pero tan difícil tampoco.

-El gesto de Dax fue un agradecimiento a Francia.

-Fue por gratitud a una afición que cuando no era nadie me abrió las puertas de la forma más maravillosa y respetuosa posible.

-No hay que olvidar la faena en Bilbao al toro de Victorino. A más agresividad del toro, más entrega ponía usted.

-Es una de las tardes del año, de las que más me han marcado. Por las complicaciones del toro y por la forma con la que estuve delante de él. El público lo vio. Rayé a una altura buena en una plaza importante.

-Luego Valencia en la Feria de Julio, Jaén…

-…Y Albacete. De hacer el toreo que siento, de disfrutar delante del toro, diría la tarde de Albacete también. En una versión distinta a la de Bilbao, donde no podía haber relajo y disfrute, pero en Albacete y Jaén me abandoné, es la misma forma de sentir el toreo pero más redonda, completa y expresiva.

-¿Se arrepiente de algo, cambiaría alguna situación de este año?

-No, los triunfos y los aciertos valen para disfrutar como torero y para avanzar, y las tardes menos buenas te hacen aprender.

“Ser figura del toreo parecen palabras prohibidas pero es la ilusión que yo tengo. Las pronuncio en voz baja pero tengo ese sueño. Si dijera lo contrario, mentiría”

-¿Repetiría el planteamiento de Madrid, por ejemplo?

-Bueno…, fue un planteamiento que en su momento hice porque lo creía así, pero no quiere decir que vaya a tener siempre el mismo pensamiento ni la misma forma de actuar. En ese momento lo pensaba así pero a lo mejor el año que viene pienso de otra manera.

-La espada. ¿Le preocupa la falta de regularidad?

-Me ha faltado la regularidad que sí tuve el año pasado. He matado toros muy bien pero luego he pinchado toros de triunfo. Me preocupa y tengo que mejorar. Sé matar los toros pero necesito encontrar el secreto para tener regularidad.

-Hay estocadas suyas extraordinarias…

-Y otras muy malas…jaja. Creo en mí porque sé que puedo matar los toros muy bien. Tengo que buscar ese punto para que los toros que cuajo, no se escapen.

-¿El reto en 2020 es no bajar la guardia?

-Ese y seguir dando pasos adelante.

-El exceso de confianza puede ser peligroso.

-En el toreo no te puedes dormir nunca, mi ilusión es continuar con la línea que llevo tarde tras tarde para seguir apretando.

Camarón, una inspiración

De cara a su gesta con victorinos en Dax, Emilio de Justo quiso hacer un guiño a uno de sus ídolos: Camarón. El cartel de aquella tarde estaba inspirado en el legendario artista y fue presentado en La Venta de Vargas, donde Camarón fraguó sus primeros años como cantaor. “Nadie ha sido capaz de transmitir tantas emociones. En la vida, lo que nos hace felices, es emocionarnos, y yo, cada vez que lo escucho, me emociono. Cuando escucho su cante, me activa, me da alegría, lo llevo como muy dentro a Camarón. Es una fuente de inspiración. No sé si será el que mejor haya cantado, pero transmitir no hay nadie que haya transmitido como él. En el toreo a veces tratamos de buscar una perfección que es difícil de alcanzar y las faenas imperfectas han transmitido mucho más que las faenas perfectas. Emocionar es más importante”.

Texto: JOSÉ IGNACIO GALCERÁ // Fotos: ARJONA y ROLAND COSTEDOAT

Síguenos

ÚLTIMAS NOTICIAS

Cargando
Cargando
Cargando
Cargando
Cargando
Cargando
Cargando
Cargando