Me gusta mucho hablar con los taurinos que fueron clave en la evolución de la Fiesta. Gente como José Antonio Martínez Uranga (rama Chopera). Regentaban plazas clave, apoderaban a figuras (hasta cinco de las grandes al mismo tiempo). Manolo Chopera era más vasco, grande, fuerte, voz de trueno, currante, indiano, que hizo fortuna por todos los países americanos. Hizo fortuna pero trabajaba de sol a sol. Y cuando acabó su largo tiempo mandando en los despachos tuvo el gesto, y el sentimiento, del emigrante y levantó un palacio taurino en las montañas que guardan una ciudad tan bella como San Sebastián. Tierra de veraneo de ricos, de nobles y de gente con buen gusto. El propio Manolete enviaba a su madre, doña Angustias, a veranear a Donosti. Imágenes en blanco y negro que forman parte de la historia.
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