La página de Manolo Molés

Fueron claves en la evolución de la Fiesta

Manolo Molés
lunes 23 de diciembre de 2019

Me gusta mucho hablar con los taurinos que fueron clave en la evolución de la Fiesta. Gente como José Antonio Martínez Uranga (rama Chopera). Regentaban plazas clave, apoderaban a figuras (hasta cinco de las grandes al mismo tiempo). Manolo Chopera era más vasco, grande, fuerte, voz de trueno, currante, indiano, que hizo fortuna por todos los países americanos. Hizo fortuna pero trabajaba de sol a sol. Y cuando acabó su largo tiempo mandando en los despachos tuvo el gesto, y el sentimiento, del emigrante y levantó un palacio taurino en las montañas que guardan una ciudad tan bella como San Sebastián. Tierra de veraneo de ricos, de nobles y de gente con buen gusto. El propio Manolete enviaba a su madre, doña Angustias, a veranear a Donosti. Imágenes en blanco y negro que forman parte de la historia.

Algún día contaré aquí o en la radio o donde sea la verdadera historia y mérito de la familia Lozano, que, cuando el aceite familiar entró en crisis, dos de los hermanos, José Luis por delante y Eduardo para llevar las cuentas, se exiliaron a Colombia un montón de años y dieron toros hasta en las corralejas, en pueblos y en capitales incluida la plaza grande, la Santamaría de Bogotá. Y no sé cómo lo hicieron pero llegaron a dar en la capital hasta veinte festejos. Y ahí se recuperaron. Pero la historia completa, con un guiño que ya se puede contar en tiempos del narco, es fascinante y meritoria. Palomo fue también un buen reclamo en esta aventura.

Hay más. El último domingo en la radio llamé a José Antonio Chopera, el dandi de la familia, el que viajaba con Paco Camino con un deportivo que no existió más que ese en España. José Antonio vivió en la casa más bella que daba sus balcones a la Concha. Tenía cuadra de caballos de carreras, tenía toreros y plazas. Era en el buen sentido de la palabra un gentleman (el diccionario lo explica como “hombre de aspecto elegante y cuidado, modales distinguidos y exquisita educación”). Y hay un ejemplo añejo y letal para definir a este tipo de hombres: “Se ajustó el nudo de la corbata con la sublimada distinción del gentleman, sin una arruga en el traje impecable y ni un pliegue en la camisa hecha a medida”.

LA LARGA ESTANCIA DE JARDÓN EN EL TOREO NO FUE NADA POSITIVA

En esas calendas de grandes empresarios tenía su reino en Madrid desde su construcción José María Jardón. Un taurino raro, diferente a los Chopera. Pero puso pasta en la construcción de Las Ventas y tuvo su derecho a 50 años como empresario de Madrid. No fue un buen taurino y eso sí: tuvo la visión de contratar a don Livinio Stuyck, un personaje con buenas ideas que quiso contratar antes el mítico Bernabéu para el Real Madrid. Llegué a conocer la plaza de El Chofre. Tengo una foto allí del inolvidable fotógrafo valenciano Cerdà (que fue torero antes que gráfico y qué torero, ojo, en el Parque de los Príncipes de París).

José Antonio Chopera era el dandi de la familia, el que viajaba con Paco Camino con un deportivo que no existió más que ese en España. Vivió en la casa más bella que daba sus balcones a la Concha. Tenía cuadra de caballos de carreras, tenía toreros y plazas. Era, en el buen sentido de la palabra, un gentleman

No fue nada positiva la larga estancia de Jardón en el toreo. A más de Madrid, amplió sus dominios con Valencia, otras plazas y El Chofre de San Sebastián. Se lo quitó al viejo don Pablo Chopera con malas artes y lo vendió y lo derribó con artes peores dejando, por muchos, demasiados años, sin toros a la “Bella Easo”, que así se conocía también a San Sebastián, porque históricamente en esos terrenos se encontraba la ciudad romana denominada “Diasso o Easo”. Pues con raras artes, Jardón la vendió. Y en la última feria no tuvo el valor de acudir a San Sebastián y se fue a contar los millones a la melancólica Venecia.

El toreo ha dado empresarios de todos los pelajes. Pero este, para mí, fue el peor para la Fiesta. Fue bueno para el maestro Antonio Ordóñez, que era su debilidad. Pero fue también el ejecutor de los toros en la Bella Easo.

RECUPERAD LAS PLAZAS DE SEGUNDA Y TERCERA

Es verdad que los tiempos han cambiado, y como siempre, unas veces para bien y otras para mal. Pero deberíamos recuperar plazas importantes de segunda y de tercera que durante muchos años sirvieron para que las corridas fueran el acto básico de las ferias de ciudades y pueblos grandes. Yo no quiero las 120 corridas de los años de Jesulín (que aunque hizo muchas bobadas no fue un mal torero. Y sabía el oficio. Y tenía algo más: temple). Pero sí quiero que los números no sean tan raquíticos como los que estamos viviendo. Hay grandes toreros pero hay números demasiado bajos. El líder con cuarenta y tres corridas en un año entre Francia y España. Cuarenta y dos segundo y tercero; cuarenta el quinto o veintinueve el duodécimo. Treinta y dos el primer novillero y de ahí, baja demasiado. Hemos cerrado plazas de segunda y más de tercera que eran vida y soporte. Ferias en donde iba un Antoñete por delante, un Jaime Ostos y uno del pueblo. Ferias de tercera pero que eran también la raíz de la Fiesta. Y perdimos los pueblos. Y esta es y era una Fiesta popular. Sobre todo. Cuando leas esta página estaré ya en esa América taurina que también necesita apoyo y emociones. Esa Colombia que ha perdido Medellín y ha recuperado Bogotá (el 35 %, una burrada, se lo llevará el Ayuntamiento nada taurino). La salud está en Cali, que tuvo muchos años de vino y rosas, y que aguanta. Manizales, la que tiene más salud y más llenos; hemos perdido algunas como Cartagena de Indias, aquel paraíso español que han dejado niquelado y como nuevo los grandes narcos colombianos antes de que los enchiqueraran en Estados Unidos. Yo siempre me he preguntado una cosa. Cuando hay tráfico ilegal está el que vende y, claro, el que compra. Los dos deben pagar. Los narcos colombianos están guardados en cárceles de Estados Unidos. Pero, ¿dónde están los narcos que recibieron la coca y la distribuyen, y se hacen súper ricos? Colombia es taurina. Pero hemos perdido Armenia, Bucaramanga, Cartagena de Indias, Cúcuta, Florencia, Ibagué, Medellín, Popayán (tan española), Sogamoso, Duitama… Claro que queda futuro pero hemos perdido pasado. Y eso acorta el futuro. En el país: el más parecido a España. Lleno de apellidos españoles. Urge una reconquista taurina.

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