El palco

El reglamento, a debate

Rafael Comino Delgado
sábado 28 de diciembre de 2019

Recientemente, varios ganaderos de prestigio se han quejado del reglamento taurino, argumentando básicamente que:

a) Es muy intervencionista. “Un toro necesita más papeles que una persona”;

b) La autoridad, a veces, rechaza toros sin fundamento;

c) Hay demasiados reglamentos en España (el nacional y cinco autonómicos). Algún ganadero ha dicho que habría que quitar el reglamento, si bien no se en que sentido lo ha querido decir, porque reglamento hace falta alguno, lo contrario sería el caos.

Todo en esta vida es relativo y depende de color del cristal con que se mire, o del lado en que se esté, pero tratando de ser lo más objetivos posible nosotros, como aficionados, pensamos que tienen bastante razón, al menos en algunos aspectos. Analicemos detenidamente cada uno de los puntos señalados.

a) Es cierto que el toro, desde que nace, lleva un control exhaustivo en todos los aspectos, y necesita multitud de documentos hasta el momento en que abandona la dehesa para ir a la plaza y ser lidiado, documentos que le acompañan. Esto conlleva sobrecarga de burocracia y coste económico para el ganadero, pero si ello es en beneficio de la Fiesta lo damos por bueno. Para nosotros no es este el aspecto más negativo del reglamento.

b) A veces se rechazan toros con argumentos de poco peso, lo cual origina un importante trastorno al ganadero y al empresario. Pensamos que en este punto llevan razón, por lo menos en muchos casos.

Ver al toro es muy difícil, pues es uno en el campo, otro en los corrales y otro en la plaza. Incluso los veedores profesionales, que llevan toda su vida dedicándose a ello, a veces se equivocan, pues imagínense Uds. lo que se equivocaran personas que tienen en ello poca o ninguna práctica. La autoridad (presidente de la corrida, veterinarios y delegado gubernativo) generalmente reconoce los toros, el día antes de la corrida (y otro reconocimiento el mismo día), en los corrales, primero uno a uno, tal como se van desembarcando, y luego todos juntos en un corral. Puede ocurrir que se vea un toro de una manera, a primera vista, y luego cuando se ve al lado de los demás nos de distinta impresión. Igual puede pasar cuando sale a la plaza, en que ya se estira, se engalla y trasmite otra cosa. La impresión que nos dé, un determinado toro, puede estar muy influenciada por el peso que nos hayan dicho, y seguro que también por la ganadería a la que pertenezca. Si es un juanpedro habrá tendencia a decir que le falta esto o aquello, y si es de Miura, parecerá bien. Pero es que, además, cada encaste tiene unas características zootécnicas diferentes. Un santacoloma siempre tendrá menos tamaño que un miura, y ello debe ser tenido en cuenta, pero el gran público no lo sabe. También cada plaza de toros tiene una tradición y exige un toro determinado. En Madrid, Pamplona, Bilbao, por ejemplo, se piden toros muy grandes. ¿Se imaginan un toro con 460 Kgs, que entra dentro de lo exigido por el reglamento, en Madrid?; salvo que tuviese una cara descomunal seria rechazado por el público. En cambio, en Sevilla, Córdoba, Valencia, Málaga, El Puerto de Santa María, gusta un toro no tan grande, pero armónico. Por ello algún ganadero ha dicho que debería quitarse la tablilla, ya que una cosa es el peso y otra el trapío. Y es verdad, pero el concepto trapío es muy difícil de entender, como ya expusimos, en pasado artículo publicado en este medio. ¿Qué porcentaje de los asistentes a una corrida entiende lo que es el trapío y sabe interpretarlo? Seguro que bajísimo.

En general pensamos que el ganadero y el empresario tratan de llevar a cada plaza el toro que gusta, aunque también sabemos que a veces puede que ello no sea así, pero no prejuzguemos a todos por igual, y pensemos que siempre tratan de engañar, cosa que se hace con demasiada frecuencia, sin fundamento. En todos los colectivos hay ovejas negras, pero pienso que el mundo el toreo, en general, es bastante honrado, y lo digo porque lo conozco, y también conozco otros colectivos, que ya quisieran siquiera acercarse a lo que es el del toreo. De entrada, en el mundo del toreo se muere de verdad. Cuando se queda solo el torero con el toro en el ruedo no valen recomendaciones, ni enchufes. Y el toro más pequeño puede matar al torero en un segundo. ¡Torear es dificilísimo! Eso no es dar un mitin, mintiendo en casi todo, diciendo algo que se sabe es mentira a personas que se sabe se lo van a creer, o emitir una sentencia, que de antemano viene dictada por el político de turno, por poner dos ejemplos frecuentes.

En definitiva, la autoridad creo que debería pensárselo bien antes de rechazar un toro, o una corrida entera, argumentarlo muy bien, y siempre pensando en dar al aficionado, que paga, lo que merece y demanda.

c) Por supuesto que estamos totalmente de acuerdo en que solo debería haber un reglamento taurino para toda España, lo contrario es un sinsentido, expresión del deseo de protagonismo de los gobiernos autonómicos. Es manifestación del ego personal del político de turno, pero no tiene ventaja alguna. Demandamos un reglamento único, en el que se corrijan las muchas deficiencias que tienen los actuales, valido para toda España. Está tan claro, que creemos sinceramente no merece más discusión este aspecto.

Es lo que pensamos sobre el tema; habrá quien este acuerdo y quien no lo esté. Para ambos nuestro respeto.

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