Con motivo de su actuación en solitario en la plaza de toros de Manizales el próximo 11 de enero, en la que será su primera encerrona en plazas americanas, El Juli ha hecho pública una carta a la afición manizalita en la que bajo el título: “El calor de Manizales cura todo”, explica las sensaciones personales y las motivaciones que le han llevado a tomar tal decisión. El contenido íntegro de la carta es el siguiente:
“El calor de Manizales cura todo”
Había cumplido 16 años unas pocas semanas atrás cuando me presenté en la plaza de toros de Manizales. Venía con el afán de responder a la expectación creada con mi irrupción en el toreo y cada vez que hacía el paseíllo desmonterado en una nueva plaza era decididamente a darlo todo. Por eso me eché el capote a la espalda con un toro de la ganadería de Rocha que sabía que me podía coger. Las consecuencias de la voltereta fueron dos costillas rotas y un dolor insoportable. Aguanté hasta concluir mi faena y me dirigí a la enfermería. Y creo que fue entonces cuando comenzó mi idilio con Manizales al escuchar de vuestras gargantas el grito de “torero, torero”.
A pesar que nadie quería que cumpliese mi segunda tarde en la feria apenas tres días después del percance, yo estaba empecinado en regresar y poder triunfar. Tras salir del hospital, me encerré en un hotel de las montañas, y mi determinación y el calor de sus aguas termales hicieron posible que pudiera volver a vestirme el traje de luces. Sufrí otra voltereta sin más consecuencias que el intenso dolor por mis maltrechas costillas. Pero tenía 16 años, estaba en Manizales por primera vez y nada me iba a impedir lograr mi objetivo. Corté tres orejas y a pesar de tener que marcharme en el cuarto toro para llegar a otra corrida al día siguiente me sacasteis en hombros por primera vez.
Por diversas circunstancias, hasta el año 2007 sólo toree una vez más en Manizales. Pero desde hace 13 temporadas he acudido puntual a mi cita anual con esta bonita plaza. El calor de sus gentes me ha empujado siempre a sacar lo mejor de mí, y de este modo he disfrutado cada vez que he hecho el paseíllo.
Me comentan que he indultado tres toros de Ernesto Gutiérrez y que he logrado en siete ocasiones la preciada Catedral de Oro. Estos datos y reconocimientos son muy importantes, pero entiendo que por encima de todo están las emociones. Como las que he sentido cada vez que he actuado en el clásico festival taurino o cuando en plena faena el toro, el público y yo conectamos en una gran emoción, única, la de torear.
Por eso, creo que elegir Manizales como la primera plaza de América en la que voy a lidiar seis toros en solitario tiene todo el sentido, y volver a sentir el calor de esta tierra única, el calor que cura todo”.
