COLOMBIA

Exigente novillada de Armerías para abrir feria en Manizales

Andrés Bedoya, que recibe una fuerte cornada de 33 centímetros, pasea la única oreja en la apertura del abono
Paulo Andrés Sánchez Gil
lunes 06 de enero de 2020

Andrés Bedoya estuvo parco pero correcto frente a su primero. La estocada, que estuvo precedida por el dramatismo de la cornada, valió la oreja. El novillo tenía clase pero a los muletazos les faltó mando; sucedían al aire del toro, casi por la inercia del buen son del de Armerías. Intentaron tratar la herida en la enfermería de la plaza, pero la gravedad exigía procedimiento quirúrgico en centro hospitalario y el equipo médico decidió trasladarlo al Hospital Santa Sofía de la ciudad.

Confirmada la imposibilidad de que Andrés Bedoya lidiara el sexto, le correspondió a Gitanillo de América como director de lidia hacerse cargo del que cerró el festejo. En sus manos se diluyó la bravura de este sexto y la transmisión del cuarto. El inicio de Gitanillo con su primero fue promisorio, con más aplomo que otras tardes, y dos series con la derecha tuvieron hondura. Todo lo que hizo fue escaso, pero correcto y con verdad. El pinchazo le privó del triunfo y pareció conjuro para el mal devenir en los dos siguientes turnos. En el cuarto quedó prácticamente inédito ante un novillo tardo. Y en el sexto, de los mejores novillos del encierro de Armerías, su faena mezcló desaciertos ante la clase del novillo. Ni la portagayola ni la larga cambiada en el tercio para conjurar la tarde sirvieron para dar trascendencia a lo que ya estaba condenado al olvido.

Aunque la reseña hable de que se fue de vacío, lo del mexicano Diego San Román fue lo más destacado de la novillada. Al segundo lo toreó con temple de figura y la soltura de los que ostentan cartel en el circuito taurino internacional. La estocada que hizo guardia fue una anécdota que no borró lo bien que toreó antes. Una lástima, porque la oreja hubiera hecho justicia a la buena labor. Sucedió igual en el quinto bis, al que hubiera cortado una oreja de no ser porque de nuevo la espada asomó la punta. Antes del infeliz desenlace se había jugado la vida con estoicismo y una firmeza emocionante. El novillo, desafiante, no la puso fácil, pero delante tuvo un torero que impuso su sitio y su valentía, vendiendo caro el desafío hasta ser cogido, afortunadamente sin consecuencias. Todo el mérito fue de San Román, que en dos series sentenció su pacto con esta afición. Dio una clamorosa vuelta al ruedo que cambió por un triunfo importante.

Manizales (Colombia), domingo 5 de enero de 2020. Novillos de Armerías, encastados, exigentes y con poco fondo. Todos aplaudidos en el arrastre. El quinto fue devuelto inexplicablemente, pues dos volteretas tras clavar los pitones en la arena no pueden ser el argumento para devolver un toro y ordenar la salida del bis. Gitanillo de América, vuelta al ruedo protestada y no solicitada, leves pitos y silencio; Diego San Román, ovación con saludos y vuelta al ruedo; Andrés Bedoya, oreja en el único que lidió. Entrada: Tres cuartos de plaza.

PARTE MÉDICO DE ANDRÉS BEDOYA: “Herida en la parte posterior del muslo derecho con dos trayectorias de las que fue operado en el quirófano del Hospital Santa Sofía”.

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