El Palco
Sevilla, domingo 29 de septiembre de 2019Sevilla, domingo 29 de septiembre de 2019

¡Qué fácil es criticar…!

Rafael Comino Delgado
lunes 06 de enero de 2020

Estoy cansado, harto, muy harto, de oír críticas al mundo del toreo, recurriendo a esas frases tan poco originales, aunque muy conocidas, como “los enemigos están dentro”, “los antitaurinos son los propios taurinos” y otras de similar significado. Para ellos todo está mal, todos los componentes del mundo del toro son unos desaprensivos, y lo hacen muy mal.

¡Qué fácil es criticar, pero qué difícil es arreglar aquello que se critica!, incluso ¡qué difícil es no caer en aquello que se critica! Los humanos llevamos en nuestro ADN el criticar a los demás, y lo hacemos por todo, y por lo contrario. Y especialmente los españoles somos muy dados a ver la paja en el ojo ajeno y no la viga en el nuestro. La realidad es que cuanto más mediocre se es más facilidad se tiene para criticar a los demás. Si lo pensamos bien, comprenderemos que muchas veces solemos criticar a los demás aquello que nosotros hacemos usualmente.

En el año 1950 el maestro Domingo Ortega pronunció una conferencia en el Ateneo de Madrid bajo el título “El arte del toreo”, que después se publicó en la Revista de Occidente. Entre otras cosas dijo que, “entonces ya no se toreaba, no se cumplían las normas dadas por Pedro Romero, se daban pases, que el toro casi había desaparecido, salía el medio toro, que el toreo estaba en decadencia”.

Eso mismo, con otras palabras, o con las mismas, lo vengo oyendo desde que empecé a ver toros, precisamente en 1950, de aficionados, menos aficionados, gran público, a los que solo han ido una vez a los toros, a los que nunca han ido, pero también a algunos del mundo del toro. Se oye hablar y parece que todo lo pasado fue mucho mejor, que los de antes todo lo hacían bien y ahora todo son trucos y mentiras. Pero lo que yo veo es que el toreo sigue avanzando, perfeccionándose cada vez más en todos los aspectos.

Porque el mundo del toreo tendrá, como el mundo de cualquier otro colectivo, sus defectos, hará unas veces las cosas mejor y otras peor, pero en general no es menos inteligente y honrado que otros, al contrario, y esto lo enfatizo, es tan inteligente y honrado como el que más, como mínimo, y siempre trata de hacer las cosas bien. Prueba de ello es que siempre ha ido evolucionando para mejor, por lo menos desde que yo tengo uso de razón.

Por lo que se refiere a los ganaderos, el 95 % de los que les critican no tienen ni idea de cómo se cría un toro en la dehesa, de lo que cuesta criarlo, de las atenciones que recibe, y de la enorme evolución que han logrado haciendo que los toros ahora estén más sanos que nunca, mejor presentados que nunca han estado, sean más bravos que nunca han sido y embistan con más calidad que nunca han embestido. Eso es así quieran o no quieran, digan lo que digan. Hace no tantos años, a lo largo de la temporada veíamos condenar a banderillas negras a varios toros por mansos, y ahora eso jamás se ve.

El mérito de los ganaderos en este sentido nunca lo reconoceremos bastante, porque ello significa muchísimo trabajo, muchísima paciencia, mucha inteligencia y, a veces, pérdida de mucho dinero. Gracias a los ganaderos se ha conseguido un toro con el que los toreros pueden crear arte, crear faenas inimaginables hace solo varias décadas.

Es cierto que durante unos cuantos años los toros salían demasiadas veces faltos de casta, pero hemos observado que en los dos últimos años, especialmente en 2019, este aspecto se ha mejorado muchísimo, sobre todo en plazas de primera y muchas de segunda. Los ganaderos están recuperando la casta tan necesaria para crear emoción que es principio básico en el toreo, si bien es verdad que hay que insistir más en este punto.

Los toreros tienen un mérito enorme; nadie debería criticarles tan a la ligera como algunos lo hacen, sin saber, la mayoría de las ocasiones, lo que están diciendo. Por supuesto sin haberse puesto delante, aunque haya sido de una vaquilla, alguna vez, pues torear es dificilísimo. Entiendo que el que paga una entrada tiene derecho a exigir y tiene derecho a emitir su opinión sobre lo que está viendo o ha visto, pero esa opinión, creemos que muchas veces no está bien fundamentada, sino justo lo contrario.

Nunca, en toda la historia del toreo, los toreros se han arrimado tanto, han expuesto tanto y les han hecho a los toros las cosas que hoy les hacen. En 2019 no ha habido varias muertes, porque las cogidas más graves han tenido lugar en plazas con enfermerías y médicos de primerísimo nivel.

Hoy en día se les exige a los toreros prácticamente la perfección. Si en una muy buena faena el toro engancha la muleta un par de veces todo queda en nada, o como mucho en ovación, cuando hace tres o cuatro décadas esto ocurría y los públicos no le daban importancia. Nunca se ha toreado tan bien, con tanta perfección como hoy se torea, entre otras razones porque el toro lo permite y porque los toreros han adquirido una técnica casi perfecta.

Es verdad, y así lo queremos destacar, que la suerte de varas se hace muy mal, y que esto hay que arreglarlo con urgencia. Sobre el tema han aparecido recientemente varios artículos y no vamos a abundar más en ello.

Las escuelas taurinas están haciendo una enorme labor dentro del mundo del toreo, pues no solo les enseñan a los chavales la técnica, sino que les enseñan a comportase en la vida con educación y respeto, a ser hombres de bien, cosa que en muchísimos colegios públicos no se enseña. Esta es la realidad, guste o no guste, pero así es.

Los aficionados de verdad hoy entienden más de toros que en ninguna otra época, porque pueden aprender viendo por TV muchísimos festejos comentados por maestros, y exigen más que nunca han exigido a los toreros. Hablando de los aficionados y público, en general, de los toros, hemos de resaltar que es muchísimo más civilizado que el de otros espectáculos. Repasen a ver cuántas veces han ocurrido en los toros altercados con heridos, drogados, peleas masivas e incluso muertos. En otros es relativamente frecuente.

Muchos critican lo que se ha dado en llamar “el sistema”. Yo no lo voy a defender, pero hay que criticarlo cuando se está dentro y cuando se está fuera, no solo cuando se está fuera; por las razones que sea se ha salido de ese sistema y entonces se critica, pero cuando se estaba dentro, más callados que un muerto. Y además criticarlo con conocimiento de causa, no de oídas.

No todo es bueno y no nos gusta que, en algunos casos, el empresario sea ganadero y apoderado al mismo tiempo; este es un aspecto negativo que no creemos haga bien al toreo, y así lo expresamos. El torero debe ganarse los contratos en el ruedo, ante el toro, y no en los despachos.

El verdadero daño al toreo se lo están haciendo los antitaurinos, que hacen un enorme proselitismo convenciendo con la palabra, y otras veces con dinero, y naturalmente también algunos políticos que son antitaurinos y otros que, sin serlo, se venden a los antitaurinos por un puñado de votos o por lo que sea. ¡Lo importante es permanecer en el sillón!

Algunos informadores taurinos creen que no basta con decir la verdad, que es necesario hacer sangre, hacer daño y así actúan. Esto tampoco nos gusta. Allá cada cual con su conciencia.

En resumen, el mundo del toreo es un mundo de gentes muy cabales, muy íntegras y honradas, que como todo ha evolucionado en la vida, y ha evolucionado en general para mejor. Al menos yo así lo entiendo. Eso no quiere decir que sea perfecto. Tiene sus defectos, como todos, pero no tantos como se le atribuyen.

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