SINCERA ENTREVISTA SOBRE SU 2019

José Garrido: “Ha faltado un triunfo en una plaza grande”

"No me gusta decir aquello de no he tenido ese toro que todo torero necesita para dar un golpe fuerte porque parece que esté buscando excusas, pero es una realidad. Cuando no embisten los toros es más difícil", señala el extremeño
Antonio Girol
miércoles 08 de enero de 2020

En las paredes de la placita de tientas de La Galana, la finca que Juan Jesús González Lago tiene casi en las puertas de Badajoz, hay una frase: “Cuanto más entreno, más suerte tengo” que José Garrido ha interiorizado y repite mentalmente mientras prepara la próxima temporada. El diestro pacense se agarra a ese mantra mientras otea con ilusión el nuevo curso y repasa el ejercicio anterior haciendo lo que más le gusta: torear y entrenar; consciente de que cuando lleguen las musas que decía Picasso le encontrarán trabajando.

-¿Qué cree que le ha faltado a su temporada?

-Ha sido una temporada que sin dejar de ser buena le ha faltado ese triunfo en una plaza de primera categoría que te pueda reportar el sitio para meter la cabeza en las ferias y en los carteles estrella. Aun con esa traba he toreado en bastantes ferias y he triunfado en plazas importantes de segunda. Se ha visto en mí una constante evolución. Y lo más importante es que cada vez me encuentro mejor porque he ido encontrando más mi tauromaquia y a mí mismo.

-¿Se podría decir, a modo de resumen, que no ha tenido ese toro que todo torero necesita para dar un golpe fuerte?

-No me gusta decir eso porque parece que esté buscando excusas, pero es una realidad. Cuando no embisten los toros es más difícil. La temporada ha sido muy costosa en el sentido de que he tenido enfrente toros muy duros en plazas importantes con los que apostar aun sabiendo que la recompensa no es la que deseas. El único que medio me ha embestido fue uno de Núñez de Tarifa en Granada al que le corté las dos orejas, a pesar de la voltereta que me pegó.

-Una tarde en Sevilla y dos en Madrid. A pesar del esfuerzo no le reportaron la recompensa que esperaba de ellas, ¿cómo de cuesta arriba se le puso la temporada?

-Mi temporada depende de un triunfo importante en Madrid, Sevilla o Bilbao. En definitiva, en una plaza importante de primera que te sirva para dar un empujón para arriba a mi carrera. Sevilla era una tarde importante para mí porque empezaba una temporada en la que me tenía que ganar los contratos día a día. Mi primero apuntó movilidad en el capote y cierto empuje, sin embargo, la faena fue a menos porque el toro también fue a menos al faltarle esa inercia que tuvo al principio. En Madrid, la de El Pilar resultó una corrida correosa y muy dura para estar delante. Curiosamente te anuncias con un hierro con tan buen nombre y no te esperas que vaya a salir luego con tantísimas dificultades. Pasé un trago con mi lote porque ninguno tuvo entrega ni fueron fijos a los toques. Si al menos hubiesen tenido un fondo de nobleza, pero es que mi segundo estuvo toda la faena queriéndome echar mano. La de Fuente Ymbro fue un poco más de lo mismo. Cuando pasan tres tardes como estas que no me suman, pero que tampoco me restan como torero, moral y anímicamente sí sales tocado porque no es lo que vas buscando. Después todo se hace más cuesta arriba, es más costoso defender todo lo demás.

-¿Cómo se supera mentalmente esa cuesta?

-Amparándose en uno mismo, en la fe que te tengas como torero. Y que la persona sea capaz de tirar para adelante y darle al torero lo que le falta. Hay que buscar alimentarse de sensaciones buenas y energía para estar al día siguiente de nuevo entrenando con ilusión y con ganas para que cuando salga ese toro que uno busca, puedas cuajarlo.

-Los otros dos puertos grandes fueron San Fermín, en donde la espada mandó al garete dos buenas faenas, y Bilbao.

-Sí, para mí lo de Pamplona fue más duro porque ves el triunfo en la mano. Esa tarde me tocaron dos de La Palmosilla muy bravos, incluso agobiantes por su movilidad. Ese tipo de toros dan mucha emoción al público y hacen que el torero tenga que hacer un esfuerzo muy grande que estoy convencido que hice y, por desgracia, no obtuve la recompensa de un triunfo fuerte por culpa de la espada. Un golpe fuerte en julio me hubiese valido mucho para entrar en otras ferias que se estaban haciendo o en sustituciones, y al no ser así la temporada continuó el transcurso que traía. En Bilbao, mi primero fue de los más complicados que he tenido delante: con mucho genio, soltando la cara, no podía tocar la muleta… Un toro de hacer un esfuerzo, de apostar como hice dándole siempre ventajas, pero no me recompensó porque cada vez fue a peor.

-Te faltó ese triunfo en las de primera, que sí llegó en las de segunda como Olivenza, Granada o Huesca.

-Las de segunda son las plazas que me han dado la bocanada de aire y la moral esta temporada. El triunfo de Granada para mí fue muy importante porque venía de esas tardes de Madrid en las que no habían salido las cosas y llegar allí con el ambiente que había este año con la corrida del maestro José Tomás, con la plaza llena, fue un triunfo que me reportó mucho moralmente.

Antonio Muñoz, maestro; Luis Garzón, uña y carne

“Siempre he tenido un vínculo muy bonito con el maestro desde que empecé a querer ser torero. Somos dos toreros que sentimos lo mismo. Tenemos un patrón de tauromaquia parecido. Y eso hace que congeniemos muy bien. Este año le di muchas vueltas al tema. Pensé que un torero en activo es bueno que tenga a su lado a otro que no esté ya en activo por la sapiencia que te aporta, por el bagaje que da el tiempo”. Así resume José Garrido el hecho de buscar ese aporte de más que creía necesario en su evolución y que lo ha encontrado en Antonio Muñoz. “Después de torear en Sevilla tuve unos días un poco decaídos y busqué el apoyo en Antonio Muñoz que me comprendía y me entendía, y a partir de ahí empezó a acompañarme. Estoy muy feliz de haber tomado esa decisión de vivir mi día a día a su lado, tanto en los tentaderos como en las corridas. Sobre todo, lo que más moral me da es lo involucrado que está en este proyecto, la fe que me tiene y eso a mí me motiva muchísimo y me hace mejorar en muchas cosas”. Si en el día a día Antonio Muñoz es la persona de confianza, en los despachos esa confianza seguirá recayendo en Luis Garzón, algo más que un apoderado para el diestro de Badajoz: “Luis es una persona en la que siempre he confiado y me ha tenido mucha fe. Somos como uña y carne”. A Luis Garzón le acompañará a partir de ahora en los despachos Gerardo Roa.

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