COLOMBIA

El Juli, a hombros en su apuesta en solitario en Manizales

El madrileño, en una tarde de menos a más, cumple ante seis toros de Ernesto Gutiérrez a los que les corta tres orejas
Paulo Andrés Sánchez Gil
domingo 12 de enero de 2020

Fotos: RODRIGO URREGO B.

En Manizales, la idiosincracia local rinde culto al tipo de toro que se cría en estas montañas. Es lo que da la tierra, y así han erigido a Ernesto Gutiérrez como su símbolo. Que no a todos les guste es otra cosa, pero representa a esta afición y a esta plaza. Y a ese ganado El Juli le cortó tres orejas en sus seis turnos.

La corrida tuvo dos partes, la primera de silencios por los fallos con la espada en los tres primeros de la tarde. El peso de la gesta quizá, parecía no estar cómodo Julián. El primero y el tercero desentonaron. Abrió plaza con algunos gestos que la afición agradeció, como el quite por cacerinas. La faena no llegó con fuerza al tendido, porque el toro fue manso y El Juli aún no era El Juli.

Ante el segundo, pronto, la faena tuvo reunión y mando, midiendo la fuerza del toro que por el pitón izquierdo no tuvo la misma entrega que por el derecho. Los redondos alborotaron al público que había llenado la plaza.

El tercero se dio una voltereta que lo desorientó y puso a Julián a administrar su invalidez. Sin emplearse a fondo, perdió vistosidad la faena, además, el pinchazo emborronó el esfuerzo que había hecho.

La segunda parte de la corrida trajo otras esencias. Al cuarto, que blandeó de salida pero empujó en la vara de Rafael Torres, le hizo una faena poderosa que rompió muy pronto y transmitió al tendido la emoción que había faltado en los anteriores. Los naturales, especialmente en la primera serie, tuvieron profundidad. Aprovechó cada pastueña embestida para endilgarle pases de todos los calibres y hacer sonar “La Feria de Manizales”, el pasodoble que en esta plaza reconoce las faenas excepcionales. Muy ligada la faena, muy noble el toro, pero excesiva la vuelta al ruedo con que fue premiado. El pinchazo, la estocada pasada y la intervención con el descabello redujeron el premio a una oreja.

El quinto fue el de la reivindicación de la gesta de El Juli y el de la ilusión de los aficionados. Muy puesto el torero desde el primer tercio. Con la muleta se lo cambió tres veces por la espalda para después cuajarlo por abajo, aprovechando que este no tenía tan poca fuerza. Cuando el toro empezó a quedarse, pisó terrenos de cercanías que el público agradeció con la petición de las orejas que finalmente cayeron.

En el de cierre de la corrida y de la feria, olvidaron pronto la disposición que tuvo el torero y ni a saludar lo llamaron, después del grato y torero detalle de atender el clamor para que pusiera banderillas. Y bien que las puso. Tres portentosos pares que hicieron estallar de emoción la plaza. El toro acometió con franqueza y tranco en los pases de recibo en el tercio, pero en cuanto lo llevó a los medios descubrió la mansedumbre. Y aunque dio lidia al manso, como bien lo prodiga la maestría de Julián, un nuevo fallo con la espada impidió el triunfo.

Terminó el festejo y la feria con la idea latente en medio de la afición de ser quizás un exceso la encerrona en una temporada corta como la de Manizales. Pero cumplió El Juli, acertó, y cumplió la empresa con una extraordinaria temporada que presagia ya la próxima con el anuncio de la 66ª Temporada Taurina.

Manizales (Colombia), sábado 11 de enero de 2020. Toros de Ernesto Gutiérrez, en el tipo de la ganadería. Nobles y de juego dispar. Aplaudidos en el arrastre segundo y quinto. El cuarto, de nombre Guacamote y de 500 kilos de peso, fue premiado con la vuelta al ruedo. Julián López “El Juli”, como único espada, silencio, silencio, silencio, oreja, dos orejas, y silencio. Entrada: Lleno. Saludó por sus pares al segundo Wilson ChaparroEl Piña”, que esta tarde se retiró de los toros tras 32 años de trayectoria profesional.

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