ENCUENTROS CON JOSÉ LUIS BENLLOCH.- ESPARTACO (I)

“Como torero he largado mucho de los ganaderos, lo reconozco”

José Luis Benlloch
martes 28 de enero de 2020

La faceta de Espartaco como ganadero mantiene la línea de honorabilidad que le acompañó en toda su carrera de matador. Altruismo, entrega, afición… Lo suyo se trata de un reconocimiento a quien le dio todo, el toro. A tres cuartos de hora de Sevilla, en el término de Constantina, está Majavieja. Típica dehesa de la sierra Norte de Sevilla, setecientas hectáreas que se reparten entre encinar y pradera para gozo del ganado que la disfrutan en tres categorías: los cochinos ibéricos, el limousin francés y por último el bravo, que es la debilidad y los desvelos principales del amo, ciento veinte vacas madre de la más ilustre ascendencia: guateles, núñez y domecq, nada menos. Las dos primeras, ibérico y limousin, tienen como destino los mejores paladares y dan lustre, o eso entiendo, a los números contables de Majavieja, el tercero, el bravo, alimenta los sentimientos más íntimos de su criador.

-El bravo ya se sabe, es romanticismo -dice su criador-. Hoy en día la ganadería brava no se puede tener desde otro punto de vista, salvo en el caso de los ganaderos que están en primera línea. Para mí no es negocio, es algo bonito que me gusta y que asumo como un costo añadido a la finca.

-Entendido, los beneficios más que en la cartera están en el corazón.

-Es una forma de agradecer al toro lo que me ha dado él. Es lo que yo digo, al final de todo el toro tiene el mismo derecho que uno a disfrutar del campo, porque si no fuese por ellos tampoco yo lo podría disfrutar, tampoco yo tendría el campo.

Claro que no todo es disfrute en el amplio sentido de la palabra, porque más allá de la cuestión económica, la cría del bravo, me resalta, también está acompañada de momentos difíciles.

-Cuando vas a lidiar la preocupación se acentúa. Por un lado, después de tres o cuatro años de estar cuidándoles se va parte de ti y además te cargas de responsabilidad y preocupación porque puedes ayudar al triunfo de un chico, pero también puedes estar colaborando en su fracaso, ayudando a destrozarle los sueños de un chico que ha depositado su futuro en esos animales. Es muy difícil, una sensación extraña por comprometida, especie de mezcla de amor y exigencia. Te diría que conlleva disfrute y sufrimiento.

-Me decías que es un coste añadido, es un concepto que nunca había escuchado tal cual.

-Está claro, el bravo se lleva parte de los beneficios que generan los demás.

-¿Tú cómo veías a los ganaderos cuando eras chico?

-Lo primero es que creía que todo era más fácil de lo que realmente es. Sí, sí, yo soy muchísimo más humilde ahora que en aquel tiempo de torero. Después de conocer la realidad y comprobar, porque yo ahora las siento, las preocupaciones y las dificultades que acompañan a los ganaderos y las ganas que tienen estos de que les embistan los toros, he cambiado radicalmente mi opinión. Yo como torero he largado mucho de los ganaderos. Lo reconozco, he largado. Cuando no me embestía un toro siempre culpaba al ganadero. Luego la vida me ha dado un baño de realismo. He comprobado que esto es muy difícil, muy complicado y que los ganaderos que tienen la capacidad de lidiar corridas de toros y que le embistan en un porcentaje alto, tienen un mérito tremendo. Yo lo calificaría de algo extraordinario. Es un mérito que cuando estaba en activo no se lo daba porque no lo veía, pero ahora sí. Así que tengo que pedirle disculpas por no haber sabido entender hasta ahora sus desvelos y fíjate que yo como ganadero no estoy jugando en la división de honor, que aun será más difícil.

-¿Cuál es tu sitio, qué clase de ganadero eres??

-Yo soy un señor que tuve suerte en mi vida profesional como torero, que tuve ya entonces la ilusión de tener una ganadería y ahora que la tengo intento disfrutarla al máximo, pero ganadero, ganadero son aquellas personas que llevan esta profesión de una generación a otra porque esto es muy difícil y exige una capacidad de resistencia que hay que demostrar.

Majavieja es una finca que los camperos reconocen como muy buena, de calidad y muy apropiada para la cría del bravo, con el valor añadido de estar a pie de carretera y contar con excelentes instalaciones. La parte más ondulada, la que linda con el pantano del Huesna, la ocupa el bravo y la parte más llana, de la otra mano de la carretera, está dedicada al limousin. Tiene un muy buen pasto, lo que no quita, como dice el maestro, que haya que estar mirando con frecuencia al cielo como ya le vaticinó Luis Miguel Dominguín que le sucedería.

-Fue una anécdota muy esclarecedora. Cuando me compré la primera finca se lo dije muy ilusionado, “Maestro, me he comprado una finca” y me dijo, “Pues ahora, Juan, vas a saber lo que es mirar hacia el cielo”. Yo pensé que se refería a las dificultades que iba a tener para pagarla, que debería mirar al cielo para pedirle a Dios poderla pagar y le contesté muy inocente que tenía una temporada muy bonita por delante, que ya había dado una buena cantidad y que además había acordado un plazo de cuatro años para acabar de pagarla, y me contestó: “No, no, si no lo digo porque no la vayas a pagar, con tus condiciones de torero y el momento que estás la pagas seguro, es porque te vas a tener que preocupar de si llueve o no llueve”. Aquello se me quedó grabado y ahora cada vez que miro al cielo, que miro con frecuencia, me acuerdo del maestro y de su premonición.

“Yo como torero he largado mucho de los ganaderos. Lo reconozco. Cuando no me embestía un toro siempre culpaba al ganadero. Luego la vida me ha dado un baño de realismo. He comprobado que esto es muy difícil, muy complicado…”

-Pues estos días ha llovido.

-Ya tocaba.

Cuando le pregunto por sus referentes ganaderos, por aquellos personajes cuyas fincas visitaba las jornadas de tentadero cuando no era más que un niño, hace salvaguarda de la admiración que sentía por todos los grandes, pero el primer nombre que le viene es el de los hermanos Núñez.

-Para mí los Núñez fueron algo fuera de serie, pero había otros como don Álvaro Domecq, don Juan Pedro… hubo muchos de una categoría tremenda. Los veía con aquella seriedad haciendo los tentaderos, les escuchaba y me quedaba obnubilado de lo que sabían y por cómo lo vivían, además de por su vocación por trasladar su sapiencia personal a la cría del toro. Yo pensaba que todo aquello era fácil de aplicar, que tres más dos son cinco y vamos para adelante, y no es así, esto es muy difícil. Echas un toro bueno y una vaca buena y te da un producto extraordinario y al año siguiente esa misma combinación te da otro macho que no embiste. Influyen tantas y tantas variantes que… todo es muy difícil.

-¿Tantas y tantas variantes, dices?

-Influye la selección pero también los pastos, la alimentación, el clima, el hábitat donde los crías… e incluso hay que contar con el día, no veo por qué los toros no deben tener sus días buenos o malos.

En la actualidad, me cuenta, tiene sesenta vacas puras de Guateles, otra parte de núñez con sementales de Juan Pedro y Torrestrella y otra parte compuesta por cuarenta y ocho eralas y un semental que compró el año pasado a Miranda y Moreno.

-Yo pensé que te ibas a inclinar más por la línea núñez, que tan ligada estuvo siempre a tu carrera.

-Y voy más por la rama núñez, ten en cuenta que la rama domecq tiene bastante de núñez. Y es verdad que mi carrera tuvo mucho que ver con esa línea, pero es que todos los toreros que han podido triunfar en su carrera han tenido un toro clave de ese encaste en su vida.

Y recordamos entre otros muchos a Curro Romero con el toro Flautino de Rojas, que inmortalizaron en bronce frente a la Maestranza; El Cordobés cuando descerrajó la Maestranza aquel año que los pronosticadores advertían que Sevilla le iba a frenar; Ojeda en su primera Puerta del Príncipe; Manzanares en la puerta grande de Madrid dos veces por si había alguna duda, el mismo Espartaco con el toro Facultades, Joselito, Emilio Muñoz con el cinqueño de Manolo González… Eso por no remontarnos más atrás con Ordóñez, que los lidiaba indefectiblemente en los tiempos más gloriosos de la Goyesca, o Manolete, que los exigió aquella tarde gloriosa de la Beneficencia.

“… Así que tengo que pedirles disculpas por no haber sabido entender hasta ahora sus desvelos y fíjate que yo como ganadero no estoy jugando en la división de honor, que aun será más difícil”

-Ha sido una raíz importante, clave del toro bravo actual.

Aunque no le gusta lidiar, todavía, de cuatreños, para este año en los cercados de Majavieja hay una corrida de toros, que es la novillada que se iba a lidiar la temporada pasada en Arganda y que finalmente volvió al campo tras un diluvio que obligó a suspender el festejo. Y hay cinco novilladas con picadores.

-Es una camada bien hecha, bonita, con muchas posibilidades de que embistan. Digo con posibilidades, porque luego cada toro lleva dentro Dios sabe qué.

-Como ganadero Madrid es tu plaza talismán.

-Siempre que he podido lidiar en Madrid he tenido suerte. Ha sido de las plazas que se me han dado siempre bien. Tengo que agradecer que se me acogiese siempre con un cariño especial y luego tuve suerte de que embistieran. Arganda es otra plaza en la que he tenido suerte. Estamos en el buen camino.

-¿Cantamos victoria?

-No. No. Eso no se puede hacer nunca. Y hay que decir que los novillos embisten mucho más que el toro, digamos que dan muchas más facilidades de triunfo que los cuatreños. Lidiar corridas de toros y lidiar en las plazas de primera eso es otro mundo. Que embista un toro en esas plazas es algo que hay que calificar de muy importante y todos sabemos lo difícil que es. No es lo mismo el novillo que el toro, todos lo sabemos pero a veces se olvida.

-¿Tú eres de los que le gusta el toro con carbón?

-Sí. Sin duda. A mí me gusta el toro con movilidad y obediencia. Que tenga bravura, que no hay que confundir con que tenga genio, que es algo que no me gusta ni tiene nada que ver. La bravura es capacidad de embestir y duración. No basta que el toro luzca en el capote y con el caballo, tiene que ir más allá, debe tener la capacidad suficiente para llegar a la muleta y permitir una gran faena.

“Lidiar corridas de toros y lidiar en las plazas de primera es otro mundo. Que embista un toro en esas plazas es algo que hay que calificar de muy importante”

-Eso lo queremos todos.

-Claro, pero resulta que cuando sale un toro de esos bravos es más complicado. Cuando un toro tiene dificultades, si es bravo, estas aún son mayores, la bravura siempre es complicada.

-Me hablas desde un punto de vista de torero.

-Sí. A mí me gusta ese toro quizá porque a mí lo que me llenaba como torero era poder con el toro y para eso necesitaba un toro que transmitiese.

-¿De los que mataste en tu época en activo cuál fue el toro que te gustaría recuperar para tu casa?… Sé que una simplificación excesiva, pero me gustaría que eligieses uno.

-Lo tengo claro, un toro castaño de Hermanos Núñez que me salió en Zaragoza. Una tarde con Capea y Robles.

-Espera, lo contamos la semana que viene.

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