REPORTAJE CAMADA 2020

Adolfo Martín, el toro de los grandes acontecimientos, en compás de espera

Jorge Casals
lunes 17 de febrero de 2020

Adolfo Martín, que es hombre de campo, permanece estos días confinado en su domicilio de Madrid. “Estoy muy preocupado porque todo esto ha llegado de una manera inesperada y no sabemos hasta cuándo va a durar. Hay mucha incertidumbre”, asegura el ganadero. A día de hoy ya debía haber lidiado una corrida de toros en Castellón que era casi toda cinqueña. “Si se da la Magdalena dentro de esta temporada, se podrá lidiar sin problema”, de no ser así, los toros cinqueños tienen la espada de Damocles por el límite de edad -hasta 6 años- para ser lidiados. “Habrá un sobrante de toros importante, no lo quiero ni pensar. A todo el mundo le afecta esta crisis, pero el ganadero depende de muchos factores para seguir adelante. Esto nos va a pasar factura”.

Tampoco podrá lidiar en Arles, en la esperada reaparición de Talavante. El ganadero volvía a estar presente en el gran acontecimiento de la temporada, como ya ocurriera el año pasado con Roca Rey y el bombo de Madrid. Es el peso de la púrpura. Confiar en una divisa para las citas más importantes del año es lo que todo ganadero sueña. Es el mejor ejemplo del momento que atraviesa Adolfo Martín. Ojalá pase pronto esta situación para que lo pueda demostrar.

-Es que esta ganadería siempre ha tenido muchas cualidades. El toro de Albaserrada, cuando ha humillado lo ha hecho más que ninguno, y cuando ha salido el toro bueno, ha tenido un temple que es punto y aparte. Y yo no me he inventado nada, lo que he hecho es intentar buscar las virtudes de esta ganadería. Yo no busco el toro complicado, porque sale sin buscarlo, también te tengo que decir que esta no es una ganadería fácil de llevar como ganadero, hay que saber tomarle el pulso y eso solo se consigue con los años.

-Roca Rey, Emilio de Justo, Enrique Ponce, Antonio Ferrera… todas estas figuras mataron sus toros el año pasado. Supongo que tal circunstancia le debe agradar.

-Mire, cuando la matan las figuras, lo primero que hace un sector del público es acusarte de que la ganadería se ha dulcificado, que ya no es lo que era… siempre hay detractores y yo respeto todas las opiniones. Fíjese en una cosa, estos toros pegan cornadas. Mire Escribano qué dos cornadas lleva, a El Cid le dio un tabaco gordo hace dos años, el toro Baratero de Colmenar, por ejemplo, que lo cuajó El Cid y que es de bandera, cogió a un gran subalterno como es Lipi y le dio dos cornadas en tablas, dos. Yo no quito casta, todo lo contrario, intento buscarla y por eso en cualquier momento sale el que es complicado. Yo busco entrega total en la lidia desde que sale el toro por toriles, por eso, si a veces no se cuidan en el caballo, acaban siendo muy castigados.

No cabe duda de que Madrid ha marcado el año de Adolfo Martín al estar presente en el mayor acontecimiento de la temporada. Por primera vez en la historia, parte de la Feria de San Isidro se confeccionó al azar a través del denominado bombo ideado por Simón Casas. La primera bola emparejó a Roca Rey con la divisa extremeña, y de inmediato, la corrida comenzó a cotizar al alza. Era el festejo más esperado. La gran figura del momento se medía por primera vez con un encaste inusual en su carrera. Se desbordó la expectación. ¿Cómo lo vivió, ganadero?

-El nivel de preocupación y responsabilidad ha sido superior si cabe. En el momento en que salió la primera bola y apareció su nombre, no me llevé ninguna alegría, la verdad es que me asusté un poco por la responsabilidad. Veníamos de la buena corrida lidiada en Castellón, que fue toda una satisfacción. Y llegamos a Las Ventas con todo lo que ello supone: las preocupaciones de los reconocimientos, el traslado de los toros, la expectación… se acabó el papel y yo quedé mal con mucha gente porque no podía atender todas las peticiones de entradas que tenía… Son avatares bonitos, pero me presionó mucho la responsabilidad de saber lo que te estás jugando.

-Salió el sexto, lo cuajó Roca Rey y usted ya comenzó a respirar, ya surgía un atisbo de media sonrisa. Adolfo Martín estuvo al nivel esperado.

-El primer toro no fue redondo, el segundo resultó difícil, el tercero supuso la primera toma de contacto de Roca Rey… aquello no terminaba de coger vuelo; luego en el cuarto Escribano estuvo muy bien pero sufrió una cornada muy fuerte de un toro bravo, con casta y que puso el listón muy alto. Como ganadero y aficionado, quiero destacar que estuvo muy bien Manuel con ese toro. Frente al quinto, Román tuvo una actuación sensacional, es el toro que le pone en circulación y con vitola importante.

El romance con Talavante

Si el año pasado fue con Roca Rey en Madrid, éste iba a ser con Talavante en Arles, el gran acontecimiento de la temporada que no se ha podido dar por el coronavirus. ¿Le sorprendió la decisión de que el extremeño reseñara dos toros de su divisa?, le preguntamos al ganadero. “No me sorprendió”. Y apunta: “Ahora mismo no tengo trato con él, pero es uno de los toreros a quien más cariño le he tenido, le conozco desde hace muchos años. El año 1993 el mayoral se lesionó el brazo y no pude tentar ninguna vaca, las tenté al año siguiente de utreras y embistieron todas. Talavante toreó muchas de ellas y me gustó su pureza, sabía que tenía todas las condiciones para ser un gran torero. Tuvimos una relación muy buena pero luego él siguió por un camino y yo por otro, pero el cariño hacia él sigue ahí. Un año se anunció en Madrid con una corrida mía y pudo salir a hombros si no llega a pinchar, porque toreó un toro muy despacio, a placer. Creo que hacía falta a la Fiesta que reapareciese. Ha sido un revulsivo, con muchas cualidades. Su arrogancia, su mano izquierda… es un pedazo de torero de arriba a abajo. Afortunadamente ha vuelto”.

-Y salió el sexto.

-Si Roca Rey lo llega a matar bien, le corta las dos orejas y sale a hombros. ¿Qué más puedo pedir?

-Cuajó al toro. Dio la dimensión de figura que es con ese Madroñito.

-¿Cómo no lo va a cuajar? Si hubiese salido una alimaña… pero es que el toro tenía una clase tremenda, humillaba… Estuvo verdaderamente bien, le dio los tiempos perfectos, lo enganchó delante… Me alegré.

-¿Qué ha supuesto esa tarde para la ganadería?

-La ganadería lleva unos años embistiendo, pero no es lo mismo que te embista en una plaza de segunda o tercera, que en Las Ventas, con todo el toreo pendiente de lo que ocurre. Tuvo repercusión. No es fácil tampoco que salga un toro de ese tamaño embistiendo, aunque como el de Roca en Madrid ya han salido unos pocos en los últimos años. La ganadería embiste y saltan toros como ese, es un momento bueno el que estamos atravesando.

-Fue quizá bastante mejor el principio que el final. Arrancó muy bien la temporada en Castellón pero no acabó al nivel esperado.

-La de Castellón fue una corrida muy esperada, debutamos en una tierra donde nos quieren mucho, y salieron toros importantes. De hecho, este año repetimos. En el mano a mano de Huesca entre Castella y Emilio de Justo salieron toros muy buenos. De Justo quizá sea hoy por hoy el torero más en forma para este encaste, y que no se moleste nadie, pero él lo entiende a la perfección y da gusto verle. La de Íscar no fue mala, pero… En Colmenar salió Baratero, al que le dieron la vuelta al ruedo, y otros toros más de nota. Y la corrida de la feria de Otoño en Madrid no tuvo el nivel de la de San Isidro. Me gustó más la de Zaragoza. Hubo un toro bueno que lo toreó Manuel Escribano, a quien le robaron las orejas de una manera inexplicable.

-Hubo dos toros para dos citas destacadas de final de año; uno lo mató Ponce en la goyesca de Arles y otro Antonio Ferrera en su histórica encerrona de Las Ventas.

-Al toro de Ferrera lo saltaron con la garrocha y eso no le ayudó en nada, porque es un animal que se orienta mucho. Yo no le hubiera hecho ese tipo de cosas, al toro hay que cuidarlo, no le puedes hacer pensar… Y mira que Ferrera es un fenómeno para este encaste. El de Ponce, que en un principio lo tenía que matar Roca Rey, fue un toro más.

-No debe ser fácil llegar a final de año con toros para dos plazas de primera como Madrid y Zaragoza.

-En el campo siempre hay que tener toros. Para esas dos plazas tenía preparados más de veinte. Mire, a finales de septiembre, tenía los toros en un cercado y a dos de ellos se les cayó la funda de un pitón, y cada día que nos asomábamos al campo había alguna cornada que otra. Al final, hubo cinco toros corneados, que fueron cinco bajas. Si no llegamos a tener animales de sobra, no hubiéramos lidiado en esas plazas de primera.

-¿Todavía cuesta hacerle entender al público que el suyo es un toro fino, de un encaste que no admite muchos kilos, de confundir el peso con el trapío?

-Mire, echas un toro con 490 kilos y no se meten con él, la gente poco a poco se va mentalizando con el tipo del encaste. Eso sí, el toro tiene que ser un tío en cuanto a expresión y trapío. Porque el mayor error que tiene ahora mismo el reglamento es la báscula. Hay toros que pesan 540 kilos y no te dicen nada, y otros con 485 kilos tienen un trapío superior. Creo que poco a poco el aficionado entiende y asume que hay que ser fiel al encaste.

Una cita en Las Ventas

La camada de este año está marcada por los pocos toros cinqueños, que siempre han sido muy abundantes en esta divisa. Ello hará que la divisa extremeña solo pueda cumplir con una cita en Madrid. El propio Adolfo desvela algunos de los destinos para este 2020: “Hay bastantes cosas para este año pero no se las puedo desvelar todas. Vamos a esperar a ver qué ocurre. Iremos a Madrid, en San Isidro, si finalmente hay feria. Es el buque insignia del toreo y no me imagino una temporada sin Madrid. Hay muchos toros cuatreños, y algunos de ellos los dejaré de cinqueños. Está Castellón en el aire. Quizá lidie más corridas que el año pasado, y si quedan de 20 a 25 cinqueños, no me importa. Lidiaremos, si Dios quiere, una corrida en Mont de Marsan con Castella”, explica el ganadero.

-¿También se entiende ese toro cornipaso, o con ese punto tocado arriba tan propio de este encaste, que por cierto tiene una regularidad aplastante?

-Ese toro cornipaso tiene problemas para lidiarse en España. Lo digo por experiencia. Es un toro que cabe en Francia, pero en las ferias españolas pasa muy pocos reconocimientos, lo rechazan porque los veterinarios alegan que no tiene agresiviad o le falta perfiles. Lo he sufrido en muchas ferias. Es el toro clásico de toda la vida en esta ganadería y tiene un porcentaje alto de regularidad, embisten muchos. Pero no quiero volverme loco con este tema ¿qué vamos a hacer?

-Falta de criterio.

-Total. Mire, el que se lidió en segundo lugar en la corrida de los seis toros de Castella en Nimes ha sido uno de los mejores que yo he lidiado. ¡Cómo embistió el toro! Y sin embargo, lo rechazaron en un par de plazas españolas. El toro Chaparrito, por ejemplo, tenía ese mismo problema y mire cómo fue. Menos mal que se lidió en Madrid. Es el toro que pone a todo el mundo de acuerdo.

Ojalá salgan muchos así.

Baratero, en el recuerdo

A Baratero le cortó El Cid las dos orejas en Colmenar Viejo en la pasada feria de 2019. El toro fue premiado con la vuelta al ruedo. El nombre del toro recordaba a aquel Baratero de Andrés Vázquez en Las Ventas con el hierro de Victorino Martín. El ganadero rememora aquella tarde y explica la conexión de esta reata. “Esta historia se remonta 50 años atrás. Le cuento: yo eché de comer muchas veces al toro 51-Baratero, que toreó Andrés Vázquez y que fue el primer gran triunfo de Victorino en Madrid. Era un toro muy bonito, pero cornicorto, porque los barateros, una familia muy buena, no eran cornalones. Ese toro marca un punto y aparte en la ganadería de Victorino, que hasta entonces estaba lidiando corridas muy fieras. Y de repente sale este Baratero con un temple y una categoría embistiendo que Andrés Vázquez lo cuaja a placer. Medio siglo después ha salido un toro con el mismo nombre que también ha sido extraordinario. Hay una frase que dice y es muy cierta, las grandes reatas son las que siempre salen al quite y levantan a las ganaderías cuando atraviesan algún bache”. Dicho queda.

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