La Pincelada del Director

Digan lo que digan… me ofendo

Ciudad Rodrigo, pasión mirobrigense en los carnavales, mis primeros reportajes en el recuerdo, Navalón, crítico estelar, discutido y amigo, el Cruce como lugar de encuentro, el entonces joven Manzanares, que traía revolucionado al mocerío, y en el otro extremo aquel Conrado con la muleta ajada en mil batallas… emociones sobre emociones
José Luis Benlloch
lunes 24 de febrero de 2020

Las palabras del Rey en la Maestranza, reconocimiento al más alto nivel del Estado; la sonrisa, espero que sincera, del ministro, sonrisa de complacencia parecía, en el mismo acto; la universidad y los toros de la mano en el ruedo, abrazo que tiene su peso y su mensaje directo a los que nos quieren bestializar y aprovecho para reconocer a los maestrantes, que por esta vez jugaron a favor. Son fotos que me han alimentado el ego de aficionado esta semana, pero hubo más, la pasión mirobrigense en los carnavales, con las campanas del ayuntamiento al vuelo erizando la piel de chicos y mayores en la Plaza Mayor, mis primeros reportajes en el recuerdo, Navalón, crítico estelar, discutido y amigo, el Cruce como lugar de encuentro, las tertulias, el maestro Pedrés, Raboso o don José como le llamaba la gente, digo que lo que merecía, hay muescas en la vida de uno que adquieren el carácter de indelebles y nadie puede borrar, ¡ni los anti, ni las modas!, y no me olvido, no quiero, del maestro, entonces joven Manzanares, en sus andanzas por aquella tierra, que traía revolucionado al mocerío y, por ir de un extremo a otro, de aquel Conrado que, con una muleta ajada en mil batallas y una varita de junco, le bastaban tres toques de pitón a pitón para echarle la rodilla al suelo a los toracos de la capea y allí, al pie de la casa consistorial, robarles un desplante que mejoraba el guante final. Lo lograba él y lo lograban muchos maletas que llegaban hasta Ciudad Rodrigo por estas fechas, con menos academicismos que los actuales y te tenías que emocionar, yo me emocionaba, con aquellos envites con los que querían ganarle la mano a la vida misma, que entonces era más dura pero más alegre que esta. Por todo eso esta semana no me quiero disgustar, faltaría más, que pasado mañana como quien dice son las Fallas y comienza la partida definitiva, en términos valencianos esto ¡va de bo! O, lo que es lo mismo, se acabó la teoría y los bailes de salón y hasta pasaron los carnavales en la ciudad donde el toreo toma cuerpo y se hace arte recio.

Ciudad Rodrigo, pasión mirobrigense en los carnavales, mis primeros reportajes en el recuerdo, Navalón, crítico estelar, discutido y amigo, el Cruce como lugar de encuentro, el entonces joven Manzanares, que traía revolucionado al mocerío, y en el otro extremo aquel Conrado con la muleta ajada en mil batallas… emociones sobre emociones

En ese ambiente yo me resisto a sumarme a esa corriente que impera por todas partes, no es exclusiva del toro aunque no por eso consuela, en la que todos están cabreados con todos -¡diga lo que diga me ofendo!- y convierten la vida en una amargura constante -¡qué pena!- cuando a los toros hay que ir con otro talante, ilusionados y si no, mejor nos vamos a la acera de enfrente a vocear. Por cierto, ahora que comienza la temporada hay que seguir reivindicando la protección de las autoridades y fuerzas de seguridad para los que libremente acudimos a las plazas. No se pueden permitir los insultos, vejaciones e invasión de nuestros derechos de manera tan impune como ha venido sucediendo estos años. Respeten nuestro espacio, nuestro derecho y nuestra superioridad sensitiva y ética. Bastaría con que aplicasen la ley de la prudencia, en muchos sitios (en algunos) lo hacen y consiguen que los que quieren gritar a sueldo o por convicción lo hagan, y los que quieren disfrutar su pasión lo puedan hacer sin ser escracheados.

Los hervideros taurinos han estado en los despachos. En los de Madrid sobre todo. San Isidro es la mano que mece la cuna donde unos consuman su poderío, otros sueñan, algunos penan, los hay que vuelven a nacer, también quienes hacen el viaje contrario y desde luego marca el latido del toreo, la pasarela que marca tendencia cada año y la única plaza capaz por sí misma de poner en circulación a los toreros… No estar en Madrid es como no existir y de ahí los apretujones para entrar, cómo entrar y/o con quién entrar… Las noticias que llegan son buenas. Se sabe que no van a escatimar en presupuesto: los más caros y muchas veces. No parece, al menos no parece, que vaya a haber ausencias groseras… nada que asegure que no vayan a producirse disgustos y polémicas, de otra forma no sería Madrid ni esto sería el toreo. El quid de la cuestión ahora mismo es el trato que se dé al resto.

Hay que seguir reivindicando protección. No se pueden permitir los insultos, vejaciones y el atropello de nuestros derechos de manera tan impune como ha venido sucediendo. Respeten nuestro espacio, nuestro derecho y nuestra superioridad sensitiva y ética

El otro foco caliente ha estado en los concursos, calor que no cesa y quema. En Huesca aparecieron los jueces para decir que el pliego de condiciones no se ajustaba a la normativa de contratación pública porque los únicos criterios de valoración de las ofertas se atenían a cuestiones económicas. El Tribunal señala que en contratos como el de la organización de espectáculos taurinos es obligatorio establecer criterios de valoración del servicio que se presta para garantizar su calidad. ¡Han tardado en darse cuenta! Esperemos que tomen nota las corporaciones públicas y a partir de ahora se valore la garantía y la calidad. En Santander, por su parte, ha habido sorpresa, de los tres licitantes dos han sido descalificados por no cumplir con lo demandado, lo que viene a demostrar lo intrincados que hacen los pliegos. Otra de las consecuencias es que el despegue del grupo Rafael Garrido/Víctor Zabala que tanta expectación había despertado tendrá que esperar. Y esto no ha hecho más que comenzar. Málaga y El Puerto como piezas mayores están al caer.

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