No ofenden las razones, que pueden ser acertadas o equivocadas. No ofende el conocimiento, que ese sí es fundamental para alabar, censurar, dinamitar o elevar a los altares. Aquí lo peligroso es que maten el pájaro simplemente porque sabe volar y que te enjuicie quien no tiene ni puñetera idea de la ética, la estética, el conocimiento, las razones, la historia, la cultura y, por supuesto, lo que dice o censura.
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