Hay un montón de toreros tremendamente respetables y muchos de ellos con virtudes taurinas que solo han podido mostrar a medias. O menos. La empresa de Madrid abre los dos primeros carteles, antes de que llegue la batalla de la feria, con dos corridas tradicionales: Ramos y Resurrección. Y seis toreros que a su manera piden paso. En Ramos aparecen con Puerto de San Lorenzo y La Ventana del Puerto tres toreros contrastados aunque en niveles distintos. Todos deseamos que de una vez por todas López Simón vuelva a ilusionar a la afición de Las Ventas que le vio triunfar, salir a hombros y entrar en la enfermería. Ahora, porque tiene todavía cosas importantes que mostrar este año, será clave para un torero tan interesante como volátil. Ojalá sea el año de volar pero hacia la madurez torera. Y tiene tiempo para eso y para más.
Abre el cartel de Ramos un torero hecho y derecho, macerado, cuajado, casi exiliado porque en España había “listillos” que aseguraban que estaba acabado y muy visto. Hay mucho cegato. Porque se fue a Francia, con corridas no solo duras sino con trapío y exigencia, y se subió a la escalera del triunfo, la madurez, la tauromaquia con sello personal y la gloria de que te la juegas pero que la premian. Mariscal en las Galias. Allí reina Luque. Aquí en su tierra todavía para muchos es un peón a descubrir. Siempre sale el tontito que dice: “A ese lo vi yo hace años y ya dije que no valía para esto”. Hay gente pa´tó que diría El Guerra.Y Joaquín Galdós, peruano y limeño, hijo de matador de toros y ahora propietario del hierro peruano de Santa Rosa de Lima. Y torero que necesita como agua de mayo, aunque toree en abril, una tarde de confirmación de sus valores toreros.
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