La Pincelada del Director
Olivenza (Badajoz), 7 de marzo de 2020.Olivenza (Badajoz), 7 de marzo de 2020.

Partió el expreso 2020: Olivenza, Valencia, Sevilla, Madrid, Nimes…

Bingo para Simón Casas, el hombre que siempre vuelve. Cuando más rumores le echan encima saca la chistera y ¡ale-hop! una genialidad, un golpe de efecto y de nuevo en la cresta de la ola, dos tardes José Tomás y de nuevo Nimes como meca a la que peregrinar…
José Luis Benlloch
martes 10 de marzo de 2020

Arrancó y acabó Olivenza. La más joven de las ferias importantes. La cuestión más allá de los resultados artísticos de cada año, tiene su mensaje. Su moraleja. Cuando se aplica la imaginación, se trabaja en la buena dirección y se cuenta con el apoyo de la administración, la tauromaquia tiene vías de expansión. Hasta las crisis parecen pasar de largo. Olivenza es la prueba. Los Domínguez, Cutiño y las administraciones públicas que metieron el hombro en la consolidación merecen nota. Que les pongan un azulejo de reconocimiento. Cuando tantas puertas se cerraban, ellos crecieron. De prácticamente una referencia local a una cita del mayor rango en la que las figuras y los aficionados se pirran por estar. De una ciudad en preocupante calma (esa es la tónica general del país) a una ciudad en gozosa ebullición económica. Ahora toca no descabalarlo. En lo artístico, este año apareció un nuevo Perera; apareció el Padilla apoderado que coincide con el Padilla que no puede vivir sin el toro; hubo mucha gente en la novillada, ¡albricias!; reapareció Ferrera en su estado de iluminación de los últimos meses; soltó un toro de indulto -nada que le privase de la polémica- Justo el de Garcigrande, que le tiene cogido el punto a la cuestión; volvieron a pasar cosas en la matinal del domingo con Emilio de Justo, que sigue creciendo, y Marín, que anda a la búsqueda de recuperar el buen rumbo, cualidades tiene; y pasaron menos cosas, me cuentan, en la vespertina, seguramente porque la inspiración de los artistas no es fácil ni frecuente que aparezca dos días seguidos.

Sin solución de continuidad, en el otro extremo del mapa, arrancó Valencia, buen ambiente en un festejo sin caballos, antesala de las novilladas con plazas montadas, dos nada menos que con la primera son tres, más las que vendrán a lo largo del año, detalle que hay que valorar en lo mucho que vale por lo mucho que se necesita. Valencia cumple de esa manera con su tradición de plaza lanzadera, cuestión que ahora adquiere un valor incalculable. Ya se sabe, aunque muchos se llamen andana, que sin novilladas no hay paraíso ni futuro ni nos deben preocupar los antis ni siquiera las administraciones ni la presión fiscal, palmaremos por inanición o habría que decir por aburrimiento geriátrico. Valdrá aquello de esta película me la sé, me voy al fútbol o mejor aún, me quedo en casa. Así que convendría tomar nota. Ahora mismo quitas Valencia, Sevilla, Madrid, Zaragoza… las comisiones de un manojo de pueblos heroicos y la Fundación con su campeonato andaluz a la espera de que se oficialice y estamos en una intemperie de lo más desoladora. Pues ahí está la noticia, Valencia arranca esta misma semana buscando la consolidación de nuevos valores que felizmente aparecen en cuanto se les motiva. Rufo, San Román, Polope, Miguelito… y otros muchos son la prueba. Luego, con permiso de la autoridad y del bicho de infausto nombre, que la ropa no toca el cuerpo, vendrán las figuras, los llenos, arrancará la Magdalena y ya no habrá quien detenga el año taurino que trae buenas perspectivas.

Ya se sabe, aunque muchos se llamen andana, que sin novilladas no hay paraíso ni futuro ni nos deben preocupar los antis ni siquiera las administraciones ni la presión fiscal, palmaremos por inanición…

Por lo demás, la noticia de la semana ha sido José Tomás y sus dos tardes en Nimes. Bingo para Simón Casas, el hombre que siempre vuelve. Cuando más rumores le echan encima saca la chistera y ¡ale-hop! una genialidad, un golpe de efecto y de nuevo en la cresta de la ola, Nimes de nuevo como meca a la que peregrinar los amigos de coleccionar grandes espectáculos. Son las cosas de los artistas. Sin ánimo de echar sal a ninguna herida, también en el mundo empresarial la competencia da resultados. El anuncio de la vuelta de Talavante en Arles fue todo un impacto, la presencia de éste en Sevilla el Domingo de Resurrección no se quedó atrás y ahora la réplica de Nimes con JT va más allá. No sé si llamarle a todo eso contraprogramación. El toreo, que por mucho que quieran meterlo en una burbuja está en el mundo actual, necesita de los grandes acontecimientos, es lo que prima y en este caso lo que hay.

Claro que si hay que hablar de grandes citas, no solo de Francia vive el aficionado, ahí tenemos Madrid, de donde salen noticias para San Isidro, unas espectaculares, otras preocupantes, otras expectantes. El mano a mano Talavante y Ureña es una de ellas. La decisión de Roca Rey de estoquear la corrida de Ricardo Gallardo tiene su punto; que Tala mate adolfos después de lo poco que le valoraron anteriores puestas de esa naturaleza no merece menos reconocimiento; que Emilio de Justo pida victorinos, adolfos y fuenteymbros cuando por estatus y apoderamiento podría ir más aliviado, no merece más que aplausos, esa es una de las formas más honorables de asentarse. En esa misma línea de firmeza y consolidación se ha mostrado otro de los toreros que vive tiempos de crecimiento, Daniel Luque, que en las negociaciones para San Isidro mezclará algún día con los anteriores y además de los seis pedrazas de Dax se acaba de ajustar con más pedrazas y miuras, ojo al parche, pedrazas y miuras, en Beziers con el propio Castella.

Los nubarrones en estos momentos, todo puede cambiar o al menos debería cambiar, llegan por las altas jerarquías. Sin que haya nada cerrado definitivamente, Ponce, que querría ir una sola tarde, y Juli, que aceptaría más tardes, no se han ajustado todavía. No huele bien y no parece lógico ese retraso porque aunque fuese pura estrategia, no pinta bien. Claro que unos se anuncian y otros las torean y entonces, recuerden el año pasado con Juli, hay que volver a empezar y las posiciones cambian.

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